
Mientras rodeábamos a nuestra madre en aquella que iba a ser, triste y fría, su última noche, la pena nos ahogaba hasta el punto de que las palabras salían roncas de nuestras bocas.Todos procurábamos despedirnos de ella diciéndole lo que nos salía del alma, lo buena madre que había sido, lo orgullosos que estábamos de ella, que no se sintiera sola,...