Si sale con barbas, San Antón; si no, la Purísima Concepción; por San Antón, gallinica pon, reliento

Cuenta la tradición que un pintor estaba un día realizando el boceto de un cuadro cuando recibió la inoportuna visita de alguien que le preguntó qué se proponía pintar en el lienzo. El "artista", que ya debía ser conocido por su tosquedad y zafiedad tanto en lo personal como en lo artístico, respondió socarronamente: «Si sale con barbas, San Antón; si no, la Purísima Concepción». (1)

Algo parecido debió pensar la autora de la fallida restauración del Ecce Homo de Borja, dicho sea con todo cariño y respeto de quien con su voluntarioso pero malogrado trabajo convirtió una pintura mural de escaso valor artístico en un fenómeno mundial.

El caso es que la frase tuvo un éxito inmediato y pasó a utilizarse en el lenguaje popular para dar a entender que nos da igual el desenlace de algo ya que aceptaremos el resultado, sea el que sea.

Se aplica también cuando no tenemos confianza en la pericia del encargado de ejecutar una obra, incluso si somos nosotros mismos los que tenemos que hacerlo, por lo que admitimos que si acertamos será por casualidad y, si no, nos saldrá otra cosa que nada tendrá que ver con lo que nos proponemos. Lo que tampoco nos va a quitar el sueño. (2)

San Antón tiene cada 17 de enero su día más laborioso ya que los dueños de toda clase de animales y mascotas los llevan para que reciban la bendición del que se considera patrón de los animales. Una bendición con la que el santo les otorga salud y bienestar para todo un año.

Llamado "el de las barbas" para distinguirlo de San Antonio de Padua, es un santo muy querido en el mundo rural ya que, aunque ejerce su patronazgo sobre todos los animales lo hace de una manera especial con los cerdos y gallinas, base de la economía ganadera campesina.(3)

Actualmente las gallinas ponen todo el año pero antiguamente, durante los meses de invierno, fríos y oscuros, dejaban de poner huevos o lo hacían con menos frecuencia. Hacia mediados de enero o principios de febrero reanudaban su actividad ponedora que coincidía con el período en que empieza a haber más horas de luz, siendo ésta un factor clave para que las gallinas pongan huevos. Había también por ello un refrán, «Por San Antón, gallinica pon», que instaba a las "pitas" a que se esforzasen por ayudar  a reponer la despensa.

Es raro el pueblo cuya iglesia no tenga  una imagen que represente al santo con un cochinillo a los pies. En Torrellas el Pilar de San Antón, cuadrado y de ladrillo rojo, contiene una hornacina que alberga la imagen del santo. Antes de 1980 era redondo y muy grande. Por eso, cuando alguien del pueblo engorda se le dice "te estás poniendo como el Pilar de San Antón"

Los torrellanos acuden a este pilar con sus animales para que el santo los bendiga, dando tres vueltas alrededor del mismo y cantando:

        San Antón como era viejo, 

        le cortaron el pellejo, 

        y le hicieron un tambor,

        viva, viva San Antón,

        el que no mate tocino

        no comerá salchichón. (4)

Además de con la bendición de los animales San Antón se celebra encendiendo grandes hogueras en las calles de los pueblos por lo que también recibe el nombre de fiesta de las Luminarias. El fuego, desde tiempos remotos anteriores al cristianismo, se tuvo como elemento protector y purificadorLas Luminarias de San Antón cumplen pues esa misión protectora con los animales del campo, como las caballerías, esenciales para la subsistencia de los campesinos

Hasta finales de los 50 del pasado siglo existía en Torrellas la tradición -recuperada recientemente- de subir desde el soto del Queiles los "bardales" o zarzas con los que se prendía la hoguera de San Antón. Además se subían, tirados por machos, los troncos que habían de alimentarla.

Desde hace casi un siglo hay una familia que es la encargada de encender la hoguera de San Antón y que por esa razón ostenta el mote de "los Bardaleras", orgullosos de haber transmitido el encargo de generación en generación. (5)

El fuego de las hogueras se convierte, año tras año, en un lazo de unión entre los vecinos de todas las edades. A su alrededor comparten risas y cantos y, por supuesto, las carnes de la matanza que se asan en las brasas y algunos tragos de vino para combatir el «reliento», el frío de la noche.

San Antón también se celebra en las grandes ciudades, como Zaragoza, con la bendición de los animales y en muchos barrios de la misma se encienden hogueras con una gran participación popular.

Como en Torrero, mi barrio de toda la vida, aunque ahora no viva allí.

Notas:

(1) Montoto, L. Personajes, personas y personillas que corren por las tierras de ambas Castillas.

(2) Iribarren, J.M. El porqué de los dichos.

(3) Cervantes Virtual.

(4) Ayuntamiento de Torrellas. También puede decirse "morcillón" en lugar de "salchichón".

(5) Heraldo de Aragón.

Imagen 1: Agriturismomantova.

Imagen del Pilar de San Antón: Mercedes Aldana.




7 comentarios:

  1. Como siempre genial, Dane.Muy interesante esta entrada.
    "Por San Antón gallinica pon", lo ha dicho muchas veces la mamá.😊

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  2. Siempre me ha gustado mucho la expresión de hoy,si sale con barbas .....la usamos mucho en ca
    La que me apunto es la que dicen en Torrellana: te estás poniendo como el pilar de San Antón.😂😂😂

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  3. Si sale con barba....es una de mis favoritas y de las que más utilizo , sobretodo en épocas de exámenes y cuando hacemos alguna quiniela o primitiva😂😂😂

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  4. Gracias, Eli. Es verdad que es un dicho muy suyo. 🐔

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  5. Mimi, yo también la utilizo con cierta frecuencia. La del Pilar de San Antón también es bastante expresiva, aunque no estoy muy seguro de que le guste al que se la dicen. 😂😂

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  6. Gracias por la reseña Dan,encantada de haberte ayudado,como siempre me ha gustado mucho,la verdad es que la expresión del Pilar de San Antón no la había oído,así como lo de la gallinita si.El Carlos era muy asiduo a esas hogueras sobre todo las que se hacían cerca de donde vivía él y como disfrutaba

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  7. Me puedo imaginar perfectamente a Carlos comiendo, bebiendo, charlando y riendo junto a la hoguera de San Antón... ¡Cuánto disfrutaba de esas cosas!

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