Durante
aquellos veranos en Torrellas era normal ver perros por cualquier calle, por la
plaza, la carretera o el soto. Los chuchos, ajenos a todo lo que no fuera
encontrar algo que llevarse a la boca, iban y venían a su antojo por cualquier
lado. Los dueños los dejaban sueltos todo el día y como mucho les daban de
comer las sobras de la comida una vez al día y no tenían con ellos, ni de lejos, las mismas
contemplaciones que hoy en día.
Cualquiera
que quisiera llamar a un perro para darle algo de comer o simplemente para que se acercara y se
dejara acariciar le decía “¡Tuba!”, palabra que parecía ser la fórmula mágica
para que el animal se aproximara a uno para ver si le caía algún hueso o al menos
un trozo de pan.
Muchas
veces los dueños llamaban a los perros añadiendo su nombre (el del perro) al “Tuba” pero casualmente
todos los perros parecían tener el mismo nombre
o así nos lo parecía a nosotros. “¡Tuba, Tom!”, era una expresión que
oíamos siempre que íbamos al pueblo y aplicada a distintos perros.
A
mi me daba por pensar que los torrellanos no podían tener tan poca imaginación
como para llamar igual a todos los perros del pueblo pero con el transcurso del
tiempo aquello se convirtió en un misterio sin solución.
Tantísimos
años después de aquellos tiempos y gracias a Google, he podido descubrir que la
voz “¡Tuba!” para llamar a los perros no es exclusiva de Torrellas sino que se
emplea en otros muchos lugares de nuestro país, bien para darles de comer o
para arrearles si es el caso.
Manuel Alvar, de la Real Academia Española (1) afirma que “¡Tuba!” sería una corrupción del imperativo “¡Toma!” pues es habitual llamar a los perros para darles algo. Además, en un estudio realizado sobre los sonidos asociados a los diferentes animales, se ve que en español asociamos a los perros las vocales o y u y la consonante t (tuba) y que en los nombres de perro es frecuente también el uso de estos sonidos, por asociación inconsciente (Tom).
Así que, misterio resuelto. “Tuba, Tom!” es una expresión perfectamente válida para dirigirse a un perro en Torrellas o en cualquier otro lugar de España y así está avalada por estudios lingüísticos. Sin embargo, cuando he intentado llamar con el “¡Tuba!” a perros de otros lugares como en el Pirineo me han respondido en general con total indiferencia.
Se ve que no estaban instruidos en el habla torrellana.
Manuel Alvar, de la Real Academia Española (1) afirma que “¡Tuba!” sería una corrupción del imperativo “¡Toma!” pues es habitual llamar a los perros para darles algo. Además, en un estudio realizado sobre los sonidos asociados a los diferentes animales, se ve que en español asociamos a los perros las vocales o y u y la consonante t (tuba) y que en los nombres de perro es frecuente también el uso de estos sonidos, por asociación inconsciente (Tom).
Así que, misterio resuelto. “Tuba, Tom!” es una expresión perfectamente válida para dirigirse a un perro en Torrellas o en cualquier otro lugar de España y así está avalada por estudios lingüísticos. Sin embargo, cuando he intentado llamar con el “¡Tuba!” a perros de otros lugares como en el Pirineo me han respondido en general con total indiferencia.
Se ve que no estaban instruidos en el habla torrellana.
Notas
(1) Alvar, M. Onomatopeyas, gritos de animales y lexicalizaciones.
Imagen de Péter Goblyos en Pixabay
Imagen de Péter Goblyos en Pixabay
Yo también tuve la oportunidad de llamar así a los perros del pueblo, y es verdad...venían!
ResponderEliminar😊
Si es que no hay nada como saber idiomas...😊😊😊
ResponderEliminarMi Abuela en Mancha Real (Jaén ) llamaba a los perros diciéndoles “tuba, tuba”
ResponderEliminarMe alegro de saberlo, Luis. Gracias por comentar
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