Tener enchufe, tener padrinos, el que tiene padrino se bautiza

Seguro que todos recordamos alguna ocasión de cuando éramos unos críos en que nuestras madres o la abuela hablaban despreciativamente de alguien que «tenía enchufe», es decir, que había obtenido un trabajo por influencia o recomendación, trabajo que además de requerir poco o nulo esfuerzo, reportaba mucho beneficio

El origen de la expresión "enchufe" parece encontrarse en la onomatopeya "chuf", que representaba el ruido que producían los tubos de las calderas de vapor de las locomotoras y que, por extensión, se empezó a asociar al hecho de conectar una tubería con otra. De hecho, la palabra "enchufar" aparece por primera vez en el diccionario de la R.A.E en 1884, tras la inauguración en 1848 de la línea férrea Barcelona-Mataró. (1) 

Tener un enchufe significa, en general, disfrutar de una situación ventajosa a la que se ha llegado al margen de los merecimientos de uno. 

Abarca multitud de situaciones, desde el jugador de un equipo que no se esfuerza, corre poco y no pone interés pero que juega todos los partidos porque es sobrino del presidente del club, pasando por el que disfrutaba -cuando aún existía- de una "mili" privilegiada porque su familia conocía al coronel, hasta aquel que acaba de llegar a una cola que avanza lentamente para realizar un trámite y las personas que trabajan allí le llaman para que pase por delante de todos los que llevan allí esperando con el lógico enfado de éstos.

Estas tres situaciones las he sufrido personalmente pero, por supuesto, todos conocemos ejemplos de "enchufismo" mucho más sangrantes que os invito a compartir.

Desde que el mundo es mundo quien tiene la ayuda de alguien importante y con influencias consigue lo que quiere. De ahí que la gente intente «tener padrinos», personas que les protejan y favorezcan en el mundo laboral o profesional, realizando la función de bienhechores. (2)

Los padrinos -el padrino y la madrina-, literalmente "pequeños padres", son figuras usuales en la religión cristiana ya que acompañan y presentan a quien va a recibir un sacramento como el bautismo, la confirmación o el matrimonio. Son por ello una especie de guías o ayudas espirituales. De aquí se deriva la acepción de "persona que protege o ayuda a triunfar a otra" y otra expresión coloquial muy utilizada, «el que tiene padrinos, se bautiza». (3)

Este conocido refrán nos recuerda lo importante que es tener protectores que nos recomienden y ayuden a conseguir nuestros propósitos y a triunfar en la vida.

Llegados aquí conviene recordar el ritual de acatamiento al Padrino que tantas veces hemos visto en la trilogía del mismo título de Francis Ford Coppola. Las cosas son más fáciles y accesibles para quienes le prometen fidelidad pero, ¡ay del que lo traicione!

Del mismo modo que el beso de Judas es el beso de la traición para entregar a su maestro, entre mafiosos un beso del padrino anuncia a alguien su muerte por alguna presunta traición. (4)

Me viene a la cabeza que de pequeños, en Torrellas, solíamos esperar en la puerta de la iglesia cuando había una boda o un bautizo a que los padrinos nos echasen peladillas. Más adelante se sustituyeron por el arroz, menos dañino ya que aunque casi todas las peladillas había que recogerlas del suelo de vez en cuando alguna te daba en la cabeza y, aunque no llegaban a ocasionar una "cuquera" sí que se notaba el "peladillazo".

Terminaré con algo que se cuenta sobre la importancia de tener o de no tener padrinos, en el sentido de protectores. (5)

Se dice que un cortesano que  fue a visitar un colegio preguntó a uno de los escolares:

—¿Estudias mucho?

, señor.

¿Tienes padrino?

No, señor.

—Pues, entonces, no estudies.

Y dirigiéndose a otro con las mismas preguntas, como el escolar le respondiese que tenía padrinos, le dijo:

—Pues no estudies; tú serás hombre. 

La historia es antigua pero ilustra perfectamente que aunque algo se haya avanzado para luchar contra el llamado "tráfico de influencias", la cultura de la elección a dedo o de darle el puesto o el premio a  alguien preestablecido sigue estando a la orden del día.

Notas:
(1) 20.000 lenguas.
(2) Etimologías de Chile.
(3) Buitrago, A. Diccionario de dichos y frases hechas.
(4) García Remiro, J.L. De cómo la vida monástica impregnó el lenguaje del pueblo con formas de hablar y expresiones que todavía perduran en nuestro idioma.
(5) Iribarren, J.M. El porqué de los dichos.
Imagen de Szilárd Szabó en Pixabay 












4 comentarios:

  1. Así son las cosas,el que tiene padrino se bautiza y si tienes un enchufe ,si es de 220,mejor que de 125.
    También es bueno tener conocidos hasta en el infierno,nunca se sabe....

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  2. Interesante omentario. Lo de los amigos hasta en el infierno se conoce ahora como "networking", la red de contactos que vamos haciendo. Cuanto más amplia sea la red más posibilidades hay de que alguno de esos contactos nos pueda ser útil en una ocasión.

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  3. Bueno. Como dices Daniel, lo del del enchufismo y los padrinos es algo universal e inherente a la naturaleza humana. Y creo en alguna ocasión todos nos hemos beneficiado en alguna medida de estas situaciones. C'est la vie.🤷‍♂️

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  4. Cierto es que el que más y el que menos siempre ha intentado tirar de algún hilo que le pudiera beneficiar. La cultura del nepotismo, aunque es muy nuestra, no es exclusiva de nuestro país ya que en todos los sitios cuecen habas. Y a veces, retomando el ejemplo de la mili, puede hacer más por ti el sargento que el coronel.

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