
Todos hemos visto películas de época en las que los cortesanos deben pasarse mucho tiempo en los pasillos o en salas contiguas a las dependencias reales o de los poderosos para intentar ser recibidos y solucionar así un pleito o un asunto que les concierne. De ahí proviene el refrán «Las cosas de palacio van despacio» que aún hoy nos sirve...