La de veces que habremos oído a la abuela o a nuestras madres decirnos esta frase cuando ellas, con muchísima más experiencia de la vida que nosotros, que éramos niños o adolescentes, veían que íbamos a complicarnos la vida enormemente pero sin necesidad.
Nos decían "no te metas en camisas de once varas" a lo que nosotros unas veces hacíamos caso y otras no, dándoles la razón o saliendo escarmentados.
El verdadero sentido del dicho es que no hay que meterse en lo que no te incumbe o no te importa aunque siempre lo hemos utilizado pensando que se refiere a no meterse en líos de los que además no vas a obtener ningún beneficio.
Una vara era la medida usada antiguamente para cortar telas y equivale a 83,5 cm. Un lienzo de tela de 11 varas, que mediría algo más de 9 metros, se veía como una pieza enorme, larguísima. Por similitud, en la Edad Media se usaba ese término de once varas para referirse exageradamente a algo muy grande, muy largo. Y por extensión, el 11 se consideraba un número indefinido usado para expresar la idea de muchos. (1)
En la época medieval era costumbre, al adoptar a un hijo, que quien iba a ser el padre adoptivo, muchas veces un eclesiástico que deseaba un sucesor, lo metiera por la manga de una camisa muy amplia —de ahí la exagerada medida de once varas— y lo sacara por la cabeza, queriendo simbolizar con este recorrido un segundo parto.(2)
Estas adopciones eran un riesgo para ambas partes y algunas, evidentemente, resultaban fallidas, muchas veces por abusos de los adoptantes. Por ello, la sabiduría popular acuñó una expresión dirigida a advertir de los peligros de la adopción a quienes buscaban en ella la solución de sus penurias económicas: no te dejes adoptar por cualquiera, «no te metas en camisa de once varas». (3)
Por eso se emplea cuando uno esta dentro de, o intenta enfrentar una situación o un problema,en donde no tiene ni la capacidad, ni la fuerza suficiente para salir adelante o es una situación a la cual en un comienzo no se le midió el grado de consecuencias para enfrentarla. (4)
Otro dicho muy relacionado con el anterior y muy oído a nuestras madres y abuela es "meterse en un berenjenal". Equivale a meterse en un embrollo, jaleo o lío del que es difícil salir.
Parece de origen inequívocamente campesino. Transitar por un campo donde crecen berenjenas es difícil a causa de sus tallos rastreros, a lo que se añade que su recolección es complicada debido a que esta hortaliza tiene unos aguijones que suelen ocasionar pinchazos y arañazos. Por eso los agricultores las recogen protegidos adecuadamente.
Los antiguos botánicos consideraban a esta planta venenosa, pues, en su opinión, causaba locura (en el siglo XVI esta planta era llamada manzana loca). (5)
Tampoco podemos olvidar que la berenjena es de color morado, color que en la lengua coloquial presenta con frecuencia connotaciones negativas. ("Pasarlas canutas/moradas"). (6)
Cultivada desde hace más de 2.000 años, originaria del sudeste asiático, transportada e introducida en África por los mercaderes árabes, desde donde se extendería a los países europeos con un clima más cálido la berenjena es objeto de muy mala fama.Se dice en algunos lugares: "La berenjena para nada es buena" o "la berenjena ni sacia ni llena". (7)
Lo que no me impedirá seguir disfrutando de ella cocinada en todas sus formas: frita, rebozada, rellena o gratinada... o en sabrosos platos como la "fritada" -el "pisto" aragonés- o la musaka.
No hay que hacer mucho caso de los dichos...cuando conviene.
Notas:
(1) Yorokobu.
(2) (6) Buitrago, A. Diccionario de dichos y frases hechas.
(3) (4) Cervantes Virtual.
(5) Doval, G. Del hecho al dicho.
(7) Búho gurú.
Imagen: Un jubilado.
Pobres berenjenas, qué mala fama tienen con lo buenas que están,de cualquier forma cómo has dicho.
ResponderEliminarLo que no me esperaba era la explicación de la camisa de once varas,nada que ver con lo que pudiera imaginar.👌
Vaya vaya con la camisa de once varas,vaya ritual.
ResponderEliminarPobres berenjenas,mala fama llevan y lo buenas que son rebozadas y rellenas.😋
Algo hay de verdad en todos los dichos. No en vano antes de cocinarlas conviene espolvorear sal sobre las rodajas para que les salga el agua y con ella algunos de los compuestos que dan sabor amargo a la berenjena.Cocinada de cualquier forma para mi es un manjar de dioses.
ResponderEliminarEn cuanto a las camisas de once varas, casi nunca se puede rastrear un dicho hasta sus verdaderos orígenes pero, en este caso, está muy documentado que pertenece a la época medieval.