Allá por el Siglo de Oro de nuestra literatura decía el escritor aragonés Baltasar Gracián (Belmonte de Calatayud, 1601- Tarazona, 1658) que "son tontos todos lo que lo parecen, y la mitad de los que no lo parecen". (1)
Esta afirmación tan tajante refleja la abundancia en castellano de dichos y frases hechas cuyos protagonistas son los tontos o lentos de entendimiento. Hoy veremos algunos de los más utilizados en Torrellas y en Aragón.
Comenzaremos con Abundio. Ser más tonto que este personaje significa el colmo de la insensatez, la cerrazón y la estrechez de miras, sinónimo del que no discurre o llega a conclusiones desatinadas.
Antes este nombre era bastante popular en nuestro país por lo que existen diversas teorías sobre el origen del dicho. De todas ellas me quedo con la que afirma que el Abundio blanco del refrán era un campesino que vivía en Córdoba en el siglo XVIII. Parece que al hombre le daba por regar su cortijo con su propio orín. Lo que no deja de ser, nunca mejor dicho, una "chorrada". (2)
Ser más tonto que Abundio se suele completar con otros "logros" del personaje:
"Eres más tonto que Abundio, que en una carrera en la que corría él solo llegó el segundo".
"Eres más tonto que Abundio, que fue a vendimiar y se levó uvas de postre".
"Eres más tonto que Abundio, que vendió una oreja porque la tenía repetida".(3)
Y muchos más que hacen del pobre Abundio alguien muy tonto, un tonto de remate, justo merecedor de figurar con honores en el refranero español.
Otro que más que tonto era bueno era Perico el de los Palotes. Perico (Pedro) como Juan son apelativos frecuentes en la lengua coloquial cuando se desconoce el verdadero nombre de alguien. En el siglo XVI se llamaba así a un bobo que tañía el tambor con dos palotes precediendo al pregonero. Éste, que era un vivo, se quedaba con el sueldo y las propinas de ambos mientras que el pobre Perico, intentando imitarle, sería objeto de mofa e irrisión.
La expresión "ser más tonto que Perico el de los Palotes" podría también referirse a alguien que por mucho que intentaba aprender a escribir, solo conseguía hacer palotes. (4)
Para terminar esta primera entrega, hablaremos del "Tonto o de la Tonta del Bote". Ambos están bien documentados y se conoce perfectamente sus orígenes.
En el siglo XIX se hizo famoso uno que pedía limosna con un bote que agitaba en la mano por las iglesias madrileñas mientras emitía un extraño sonido gutural para llamar la atención de la gente. Un día un toro escapado de la plaza se acercó a él, lo olfateó y siguió su camino sin hacerle daño. Un testigo aseguró que el tonto no solo no se inmutó sino que incluso le pidió limosna al astado. El caso se publicó en los periódicos de la época haciendo célebre al que desde entonces se conoció como el "tonto del bote", celebrando la suerte que había tenido y de la que él no era en absoluto consciente. (5)
En cuanto a la versión femenina del dicho, "la tonta del bote", se basa en una obra teatral inspirada en el cuento de La Cenicienta que tuvo dos versiones de gran éxito. Nosotros recordaremos mejor la protagonizada por Lina Morgan en 1970. La expresión se aplica a la mujer que es considerada de pocas luces o que es el blanco de todas las burlas.(6)
Aquí lo dejamos por hoy. En próximas entregas seguiremos con las tonterías.
Notas:
Antes este nombre era bastante popular en nuestro país por lo que existen diversas teorías sobre el origen del dicho. De todas ellas me quedo con la que afirma que el Abundio blanco del refrán era un campesino que vivía en Córdoba en el siglo XVIII. Parece que al hombre le daba por regar su cortijo con su propio orín. Lo que no deja de ser, nunca mejor dicho, una "chorrada". (2)
Ser más tonto que Abundio se suele completar con otros "logros" del personaje:
"Eres más tonto que Abundio, que en una carrera en la que corría él solo llegó el segundo".
"Eres más tonto que Abundio, que fue a vendimiar y se levó uvas de postre".
"Eres más tonto que Abundio, que vendió una oreja porque la tenía repetida".(3)
Y muchos más que hacen del pobre Abundio alguien muy tonto, un tonto de remate, justo merecedor de figurar con honores en el refranero español.
Otro que más que tonto era bueno era Perico el de los Palotes. Perico (Pedro) como Juan son apelativos frecuentes en la lengua coloquial cuando se desconoce el verdadero nombre de alguien. En el siglo XVI se llamaba así a un bobo que tañía el tambor con dos palotes precediendo al pregonero. Éste, que era un vivo, se quedaba con el sueldo y las propinas de ambos mientras que el pobre Perico, intentando imitarle, sería objeto de mofa e irrisión.
La expresión "ser más tonto que Perico el de los Palotes" podría también referirse a alguien que por mucho que intentaba aprender a escribir, solo conseguía hacer palotes. (4)
Para terminar esta primera entrega, hablaremos del "Tonto o de la Tonta del Bote". Ambos están bien documentados y se conoce perfectamente sus orígenes.
En el siglo XIX se hizo famoso uno que pedía limosna con un bote que agitaba en la mano por las iglesias madrileñas mientras emitía un extraño sonido gutural para llamar la atención de la gente. Un día un toro escapado de la plaza se acercó a él, lo olfateó y siguió su camino sin hacerle daño. Un testigo aseguró que el tonto no solo no se inmutó sino que incluso le pidió limosna al astado. El caso se publicó en los periódicos de la época haciendo célebre al que desde entonces se conoció como el "tonto del bote", celebrando la suerte que había tenido y de la que él no era en absoluto consciente. (5)
En cuanto a la versión femenina del dicho, "la tonta del bote", se basa en una obra teatral inspirada en el cuento de La Cenicienta que tuvo dos versiones de gran éxito. Nosotros recordaremos mejor la protagonizada por Lina Morgan en 1970. La expresión se aplica a la mujer que es considerada de pocas luces o que es el blanco de todas las burlas.(6)
Aquí lo dejamos por hoy. En próximas entregas seguiremos con las tonterías.
Notas:
(1) Gracián, B. Oráculo Manual y Arte de la Prudencia, 1647.
(2) (5) Celdrán Gomáriz, P. El gran libro de los insultos. Ver también Cervantes Virtual.
(3) Wiktionary.
(4) (6) Buitrago, A. Diccionario de dichos y frases hechas.
Imagen: El dardo en la lengua.
(2) (5) Celdrán Gomáriz, P. El gran libro de los insultos. Ver también Cervantes Virtual.
(3) Wiktionary.
(4) (6) Buitrago, A. Diccionario de dichos y frases hechas.
Imagen: El dardo en la lengua.
Está claro que hay mucho tonto en la vida,pero como decía Forrest Gump,tonto es el que hace tonterías
ResponderEliminarUna película que no tenía nada de tonta...😂😂
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