¡P'al caso..., de Tauste!

Este modismo, cien por cien aragonés aunque utilizado también en la Ribera de  Navarra, es una frase muy empleada para aseverar que, entre dos cosas, una cosa es prácticamente igual que la otra

Como muchísimas frases hechas incluye un topónimo, es decir, el nombre propio de un lugar. En este caso el de Tauste, la más meridional de las Cinco Villas históricas de Aragón junto con Sos del Rey Católico, Uncastillo, Sádaba y Ejea de los Caballeros.

La frase podría tener su origen en una historia publicada por el escritor turiasonense Gregorio García Arista (1866-1946) en su libro "Tierra Aragonesa", obra que recoge diversos cuentos y leyendas de origen folklórico con las que pinta bien las costumbres aragonesas.

Antiguamente muchos cuentos solían aparecer en periódicos y otras publicaciones. Si tenían éxito podía ser que alguna de sus frases gustasen y empezasen a ser utilizadas por el público. Éste parece ser el caso del cuento «Pal caso…, de Tauste», publicado en el folleto "Chascarrillos Taurinos"  (Madrid, 1909), el cual me voy a limitar a reproducir tal como aparece en las páginas web que he consultado, aunque todas ellas beben de la misma fuente. (1)

¡P'al caso...de Tauste!

El tío Mocho, un baturro de Tauste, asiste en Zaragoza a una de las corridas del Pilar, donde alternan Lagartijo y Cara-Ancha con toros de la ganadería de Ferrer, de Pina de Ebro.

Antes de salir las cuadrillas, el tío Mocho traba conversación con un señorito que tiene delante, en el tendido.

—Y usté ¿de qué tierra es? ¡Si se pué saber!

—¿Yo? De Pamplona.

¡Reconcho! Pues cuasi paisanos: yo soy de Tauste… y de Tauste al mojón de Navarra, pues… hay unos pasicos, como quien dice.

Un picador ha caído al descubierto y un monosabio distrae al toro, jugándose la vida y salvando la del piquero. Todos aplauden al monosabio, y el tío Mocho le arroja la chaqueta.

—Amigo —le dice el señorito—. Me parece que se entusiasma usted demasiado.

—Calle usté, hombre, calle usté. ¡Pues no m’hí de entusiasmar, si ese mozo es de al lau de mi pueblo!…

Durante el descanso, el pamplonés se fija en una mujer guapa que ocupa un palco, y hace elogios de su belleza.

—Es guapa, ¿eh? —salta el tío Mocho—. Pues miusté: a esa… a esa cuasi la he visto nacer.

Y sale el cuarto toro. Los picadores de tanda no consiguen poner una puya. ¡Caballos! ¡Caballos!, pide el público en medio de una bronca fenomenal. Y aparece un «reserva», flaco, mal trajeado, montando una «sardina»

El público se ríe de él, le abronca; pero cuando el «reserva» pone tres puyas de primera, todo es aplausos, bravos y sombreros. El tío Mocho se vuelve loco de aplaudir y grita: ¡Viva Tauste!

—¿A qué viene ese viva? —pregunta el pamplonés.

—Pues viene… a que ese picador es de mi pueblo.

En el último toro, Lagartijo está a punto de morir. El bicho le persigue desde el centro del ruedo, y cuando llega a la barrera, Lagartijo se agacha en el momento del encuentro, mientras el toro salta al callejón. Fue un alarde de vista y de listeza; la hazaña más grande de su vida torera.

Cuando el entusiasmo del público se calmó un poco, el señorito se volvió hacia el baturro y le dijo con sorna, señalándole al diestro cordobés:

—Oiga, amigo. ¿También ese es de su tierra?

El tío Mocho se quedó un instante perplejo, pero inmediatamente contestó:

—¡Hombre! Todos semos hijos de Dios… Conque, pal caso…, de Tauste


Espero que os haya gustado.


Notas:
(1) Iribarren, J.M. El porqué de los dichos.







4 comentarios:

  1. Qué buena contestación,un buen zasca como dicen ahora!!
    Me ha gustado mucho la historia 👌

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  2. Y mucha rapidez mental...😂😂. Me alegro de que te haya gustado.

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  3. Curiosa la historia de este dicho.😀

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  4. Pues sí, es extraño que hiciera fortuna teniendo en cuenta su origen más bien culto. Gracias, Ramón.

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