Los españoles siempre tenemos en cuenta los refranes en nuestra vida cotidiana puesto que nunca falta uno o varios para ilustrar en la conversación cualquier aspecto de nuestra existencia.
"El refrán nos ha acompañado siempre, ofreciéndonos su precisión, su gracejo, su oportunidad, su magnífica brevedad y su poder de ilustración". (1) Pero también es cierto que solemos utilizarlos para mostrar como indiscutibles algunas afirmaciones realizando frecuentemente generalizaciones fáciles pero incorrectas o injustas.
Decía el escritor frances Alejandro Dumas (hijo) que "todas las generalizaciones son peligrosas, incluída ésta", frase con la que no podría estar más de acuerdo. El refrán que vamos a ver aquí trata, por el contrario, de ir contra nuestra tendencia a la generalización y a la afición que tenemos por "etiquetar" negativamente al prójimo.
«Por un perro que maté, mataperros me llamaron y mataperros me quedé» suele decir con tristeza o con enojo quien el único error que ha cometido echa a perder su buena reputación. Es como alguien a quien se le recuerda constantemente aquella noche que se pasó un poco con la bebida contándoselo a todo el mundo haciendo que parezca un alcohólico.
Con este dicho intenta justificarse quien, por haber hecho algo considerado negativo una sola vez, es injustamente acusado y se le atribuye una falsa reincidencia en el error o en la falta. (2)
Seguramente todos nos habremos visto alguna vez en esta situación, en ese momento en que haces algo mal y parece que todo lo anterior, por muy bien hecho que esté, ya no cuenta para nada.
En mi opinión es injusto a todas luces que una reputación, tanto para bien como para mal, se forje a raíz de un único acontecimiento o de un hecho aislado. Todos nos hemos equivocado o nos equivocaremos alguna vez por lo que deberíamos ser conscientes para no colgar "sambenitos" a la gente y, por descontado, para evitar que nos los cuelguen a nosotros.
Notas:
(2) Buitrago, A. Diccionario de dichos y frases hechas.
Imagen: Diario de Valderueda.
Que gracioso Dan,nos ha gustado mucho, sobre todo el primero.
ResponderEliminarMe alegro. Tiene su gracia baturra... 😂😂
ResponderEliminarDesde luego,lo de los sambenitos
ResponderEliminarno son justos para nadie.
Nos han gustado mucho las publicaciones de hoy😂
Muy bien Daniel. Me quedo con la frase De Dumas. Me parece genial. Y me viene ahora a la memoria una anďecdota atribuida a él y a su padre. Por lo visto, la prolífica obra de Alejandro, padre, era no solo de él, sino de un equipo de negros que trabajaban a destajo en el negocio. Un día que estaban charlando, aquel le preguntó al hijo si había leído su última novela. Alejandro, hijo, le contestó sin inmutarse - Yo no, ¿y tú?
ResponderEliminarMimi, algún día te contaré lo que hay detrás de este dicho y que me afectó personalmente hace mucho tiempo en Torrellas. 😉
ResponderEliminarMuy buena la anécdota, Ramón. Y no solo los negros literarios sino que además Dumas padre era hijo de un general bonapartista que era mulato y que fue su inspiración para Los tres mosqueteros y el Conde de Montecristo. Curiosísimas historias de la Historia.
ResponderEliminarGracias por comentar.