Se trata de «De una tacada» que significa «De una vez» ya que, como en el juego del billar, cuando completamos algo "de una tacada" estamos haciendo lo mismo que cuando conseguimos una cierta cantidad de carambolas seguidas en un turno, en una tacada. El taco es el palo que se usa en el juego.
"De una tacada" también puede referirse a la cantidad de comida que alguien muy glotón puede ingerir de una vez, siendo similar a "de una sentada" que alude igualmente a todo lo que puede una persona comer sin levantarse de la mesa. (1)
Si decimos que parece que alguien «Se ha tragado el palo de una escoba» no nos estamos refiriendo a un artista del circo sino a quien se muestra altanero, distante y frío en el trato ya que, de alguna manera, se considera superior. Se dice que quienes se comportan así caminan erguidos y estirados como si estuvieran sujetos por dentro con un palo, de ahí el dicho. (2)
También hay gente muy dada a «Poner palos en las ruedas» buscando permanentemente el perjuicio y el fracaso de alguien, intentando interrumpir la buena marcha de una persona colocándole todo tipo de obstáculos. (3) Sabido es que si a un vehículo se le colocan palos entre los radios de las ruedas, éstas se bloquean o se rompen impidiendo que pueda seguir avanzando.
El dicho se emplea para referirse en general a los obstáculos y trabas que se ponen a los planes de otro, algo que se ha convertido en el modus operandi habitual de algunos políticos.
Claro que los políticos están muy habituados a pactos y componendas diversas, teniendo que pedir favores a quien no quieren, a hacer lo que les repugna y a pasar por el aro, o lo que vulgarmente llamamos «Morir al palo», expresión con la que se indica que no hay otra opción existente y que, por muy negativa que sea, hay que hacerla. (4)
De ahí que también se les pueda aplicar el dicho «Puesto en el burro, cien palos», expresión que con algunas variantes significa que cuando alguien emprende al fin una acción, lo mejor es llevarla a cabo con decisión. (5) Su origen se remonta "a la pena de azotes, en la cual el condenado, desnudo de cintura arriba y montado en un burro, era paseado por las calles y recibía del verdugo los palos que el juez o el tribunal hubiese señalado para castigo de sus culpas". (6)
Terminaré refiriéndome - pido disculpas anticipadas por ello- a los tiempos de la "mili" que es como se llamaba en mis tiempos al Servicio Militar obligatorio que algunos de vosotros también hicisteis.
Recuerdo que a los novatos nos llamaban "conejos" o "bichos" y era común que los veteranos nos dijeran que "nos íbamos a chupar más mili que el palo de la bandera", frase hiperbólica con la que se referían a lo eterno que se nos iba a hacer el tiempo pasado allí.
Y no se equivocaban, ya que el tiempo pasaba desesperadamente lento convirtiéndote, con la llegada de los siguientes reemplazos, en "padre", "abuelo" o "bisabuelo", siendo éste último el "grado" de un veterano a punto de licenciarse porque "llevaba más mili que el palo de la bandera". Lo que le daba la experiencia necesaria para manejar la vida en el cuartel aprovechándose de los reclutas novatos, los pobres "conejos" o "bichos".
Y aquí lo dejo porque cuando hablamos de la "mili" nos ponemos un poco pesados y "me da palo" que os podáis aburrir.
Notas:
(1) (2) (3) Buitrago, A. Diccionario de dichos y frases hechas.
(4) Iribarren, J. M. Refranes y adagios. Cantares y jotas. Dichos y frases proverbiales.
(5) Inmsol.
(6) Iribarren, J.M. El porqué de los dichos.
Imagen de Eduardo Saint Jean en Pixabay