Chaquetero, veleta, tránsfuga, vendido, arrimarse al sol que más calienta

Aunque no está clara su autoría, se le atribuye al genial Groucho Marx la frase "Estos son mis principios, pero si no le gustan tengo otros", sentencia que describe perfectamente a todos esos políticos capaces de alterar su discurso rápidamente para acomodarlo a la oportunidad del momento. (1)

En este mundo de conveniencias y de intereses egoístas proliferan los «Veletas», quienes se mueven de acuerdo a como los oriente el viento igual que lo hace el instrumento del que toman el nombre. Son oportunistas, vividores, inconstantes y, por supuesto, no confiables

Hoy pueden estar en un partido dando muestras de un convencimiento encomiable pero mañana estarán en otro del extremo más opuesto y también emplearán contundentes argumentos para intentar convencernos de que tanto antes como ahora les asiste la  razón. (2)

Y todo sin el más mínimo rubor, sin vergüenza alguna salvo la ajena de quienes comprobamos lo fácilmente comprables que son pues, con tal de lograr lo que quieren, se dejan sobornar por un saco de monedas faltando, como «Vendidos» que son, a la confianza y a la amistad con sus antiguos compañeros. (3)

A este oportunismo cínico de quienes están prestos a cambiar de bando si pintan bastos en el que militan, de aquellos que abandonan un partido o credo para abrazar otro olvidando y abandonando a sus antiguos camaradas, se le denomina en el lenguaje popular «Cambiar de chaqueta» y a aquellos que, poniendo por delante sus intereses personales cambian tan radicalmente de posición política, se les llama, por ello, «Chaqueteros». (4)

Procedente del mundo militar, la expresión "cambiar de chaqueta" fue en origen "cambiar de casaca" ya que se remonta a las guerras de religión que tuvieron lugar en la Francia del siglo XVI. Los católicos llevaban casacas con cruces rojas mientras que  las de los calvinistas eran completamente blancasPara engañar al enemigo, o bien por deserción o traición, los unos y los otros se daban la vuelta a la casacapues por el revés la llevaban del color del ejército contrario lo cual resultaba de lo más oportuno.

Tras la Guerra Civil Española apareció la variante "cambiar de camisa" referida a los muchos que, "con el único fin de medrar y de buscar buenos puestos en la administración, se inscribieron en la Falange, grupo político cuyos miembros se distinguían por llevar una camisa azul, al estilo de las camisas negras de los fascistas italianos y de las camisas pardas de los nazis alemanes. Los falangistas se dividieron entonces entre los «camisas viejas», quienes habían luchado en la guerra, y los «camisas nuevas», los recién llegados, que, cambiando la camisa incluso literalmente, intentaban hacerse pasar por veteranos". (5)

Sea de chaqueta, de casaca o de camisa, estos abyectos sujetos "mudan" de bando y de opinión si entienden que hacerlo les beneficia por lo que nunca dudan en «Arrimarse al sol que más calienta».

Esta expresión popular define perfectamente a los que, no teniendo más ideal que su bienestar y su interés, se acercan y se avienen con quienes por su prestigio o por su poder más pueden favorecerles y actuar en su provecho. (6)

Seguramente a estas alturas os habrá venido a la cabeza otro vocablo similar a los anteriores, «Tránsfuga», que parece moderno pero era ya utilizado por el aragonés Gracián en su obra "El Criticón" (siglo XVII). Se aplica al "individuo desleal que falta a su compromiso para mejorar su situación política, económica o social, que corre al amparo del bando opuesto dejando a los suyos en la estacada. Y que para colmo se inventa justificaciones inverosímiles para explicar su cambio de chaqueta". (7)

También tendréis, sin duda, como la tengo yo, la imagen de políticos actuales y no tan actuales a los que se les puede tachar de chaqueteros, veletas, vendidos o tránsfugas que se han subido oportunamente al carro del vencedor prestándose a las acciones más denigrantes con tal de medrar o de sobrevivir.

Y aquí termino esta entrada dedicada a los que bien pueden ser llamados, ya que estamos cerca de la Semana Santa, los Judas de la política. Cínicos, farsantes, maestros del engaño y de la puñalada en la espalda que no sienten pudor alguno por traicionar por treinta monedas a aquellos a los que un día prometieron defender y representar.


Notas:

(1) El Periódico de Aragón.

(2) El Vigía.

(3) Irazusta, M. Eso lo será tu madre: la biblia del insulto.

(4) (7) Celdrán, P. El gran libro de los insultos.

(5) (6) Buitrago, A. Diccionario de dichos y frases hechas.

Imagen de Manfred Richter en Pixabay 





Estar a deseos, comer de la cabeza de un tiñoso, estar todo el día en un pienso, de baldes, en balde

Los dichos de hoy son cien por cien torrellanos y los hemos escuchado en un sinfín de ocasiones a la abuela y a nuestras madres. Incluirlos en una entrada era algo de lo que hacía tiempo que «Estaba a deseos» de hacer, expresión que se suele emplear así, con la palabra "deseos" en plural, para indicar lo mucho que se ansía o que apetece una cosa. (1)

Yo la utilizo para expresar el apetito por cosas ricas, como aquellos merengues de café de Casa Molinos o las sabrosas, atractivas y turgentes cerezas, para mi la fruta más deliciosa. Éstas últimas me las comería «De la cabeza de un tiñoso», hipérbole utilizada  por quien tanto le gusta alguna cosa, sobre todo de comer, que no le importaría cogerlas de la cabeza de quien sufre de "tiña", una infección por hongos en su cuero cabelludo, antes muy frecuente. (2)

Tan irresistibles se me hacen las cerezas que, si no lograse contenerme, «Estaría todo el día en un pienso», que se dice de quien come mucho y a todas horas y que, a pesar de ser el pienso la comida de los animales, por extensión se aplica también a la de las personas.(3)

Aún me saben más ricas si las consigo «De baldes», es decir, gratis o sin pagar nada. Un balde es un gran barreño o cubo de cinc con asas en los laterales que se empleaba en las casas para poner cosas en remojo. (4) La expresión "de baldes" no tiene nada que ver, sin embargo, con dichos recipientes sino que procede del vocablo árabe "bátil" con el significado de "inútil, que no vale nada"

Antiguamente solía utilizarse el dicho "Di que eres de Cuenca y entrarás de balde" que alude a los privilegios otorgados por Alfonso VIII a quienes se asentaron en dicha ciudad una vez conquistada ésta a los árabes. Posiblemente la expresión "de baldes" con su significado de gratuitamente o sin coste alguno provenga de aquel dicho. (5)

También se dice que «Trabaja de baldes» quien no recibe remuneración por su trabajo. Suele utilizarse en la comparación con El Sastre del Campillo -"que cosía de balde y encima ponía el hilo"-  que se dice de quien no le importa no obtener beneficio o incluso perder dinero con su trabajo. Este dicho ya lo comentamos en una entrada anterior. (6)

Cambiando la preposición tenemos «En balde», con el significado de "en vano" y muy utilizada en la expresión «Los años no pasan en balde» para "aceptar con tristeza los efectos del paso del tiempo, en especial las enfermedades". (7)

El origen de este dicho se encuentra en una historia transmitida por Cervantes, quien coincidió durante su etapa de cautiverio en Túnez tras la Batalla de Lepanto con otro español que había sido condenado a remar en una galera y a achicar con un balde el agua que entraba en el casco por una grieta mal cerrada.

Tras muchas penalidades consiguió ser liberado y embarcarse en una nave que le llevaría a casa pero, para su desgracia, el navío fue abordado por un bajel pirata y por un cruel azar fue destinado a la misma galera en la que tanto tiempo había pasado achicando el agua y que seguía teniendo la misma brecha sin reparar.

Al encontrarse de nuevo con el cubo el hombre, que había envejecido en extremo, sonrió con amargura y se dijo a si mismo "Los años no pasan en el balde, pero sí en mi" frase que, según Cervantes, repetía a menudo y que ha pasado a nosotros en su versión acortada. (8)

Y aunque es cierto que cada día nos hacemos más viejos, también lo es que no hay mal que cien años dure.


Notas:

(1) (3) (4) Marín Royo, L. El habla en la Ribera de Navarra.

(2) Sbarbi, J.M. Diccionario de refranes, adagios, proverbios, modismos, locuciones y frases proverbiales de la lengua española.

(5) Buitrago, A. Diccionario de dichos y frases hechas.

(6) Ver "Dichos sobre tontos (3):más tonto que el Fidel; más infeliz que un fuelle; inorante; más tonto que el sastre (d)el Campillo; de balde; más tonto que el maestro Ciruela; ababol"

(7) Centro Virtual Cervantes.

(8) Ínfulas.

Imagen: Desmotivaciones.




Tener el mono, más cabreado que un mono, ¡leña al mono!, monicaco, monosabio, volverse mono o mico, más feo o pelado que el culo de un mono

Como sé que sois adictos a este blog y a duras penas podéis esperar siete días a que aparezca la siguiente entrada, he querido comenzar la de hoy con la expresión «Tener el mono»referida al síndrome de abstinencia que sufren los drogadictos y, por extensión, a cualquier persona que añora mucho algo o a alguien porque hace mucho tiempo que no disfruta de ello.

Curiosamente, aunque parece muy española, la frase proviene de los USA donde los adictos a las drogas, cuando tenían el síndrome de abstinencia afirmaban que era como "tener un mono montado sobre su espalda" (having a monkey on one's back). Al decir "tengo el mono" expresaban la sensación de angustia y malestares diversos que la carencia de la droga les producía. (1) 

Los pobres simios también se utilizan para expresar ira o enfado, incluso un cabreo descomunal como en «Estar más cabreado que un mono» o que una mona, aludiendo al comportamiento de estos animales cuando se enfurecen. (2) 

Hay otra expresión coloquial que tampoco los deja en buen lugar. Se trata de «Leña al mono», que se popularizó a partir de un programa de televisión de los años 90 titulado "Leña al mono que es de goma". Con ella "se remarca la necesidad de perseverar en algo para conseguir un fin, aunque para ello sea necesario recurrir a la violencia". (3) Sería similar a "dale duro" o "dale caña".

Posiblemente el origen del dicho "¡leña al mono!"  se encuentre en los circos donde para conseguir que los simios hicieran sus piruetas y monerías se emplearían métodos brutales como castigarlos y golpearlos. También podría ser que el mono de la expresión se refiera al muñeco de trapo o de goma de las casetas de feria contra el que se tiran las bolas para conseguir el premio correspondiente. (4)

Existen otras expresiones despectivas con el mono como protagonista. Una de ellas sería «Monicaco», vocablo del siglo XVI que es un cruce entre "monigote" y "macaco", especie de mono de cabeza chata y bastante feo cuyo nombre procede del portugués. Se aplica "a las personas insignificantes y de poco valor y en especial se refiere a niños y adolescentes cuando se les quiere hacer bajar los humos o la petulancia". (5)

Otra expresión que se originó de forma irónica e insultante fue «Monosabio», nombre que recibe el mozo que durante una corrida de toros realiza tareas de ayuda al picador. Utilizan un uniforme compuesto de gorrilla, pantalones blancos y una camisola de color rojo.

Parece ser que en 1847 llegó al Teatro Cervantes de Madrid un espectáculo en el que un grupo de monos amaestrados que eran llamados "Los monos sabios" llevaban una camisola roja en uno de los números. Algunos de los espectadores vieron enseguida la relación entre los simios vestidos de rojo y los mozos del picador pasando a llamar a éstos "monos sabios"Con el tiempo se popularizó el término y acabó juntándose las dos palabras, quedando en monosabio, como lo conocemos en la actualidad. (6)

Hay, en fin, quienes parece que están sufriendo una mutación cuando pronuncian frases como «Me estoy volviendo mono» u otra bastante similar como es «Me estoy volviendo mico» con las que expresan agobio, confusión, gesticulando como podría hacerlo un simio, moviéndose, rascándose la cabeza, agitando los brazos... porque les está costando mucho esfuerzo el logro o la realización de alguna cosa y eso les hace impacientarse y alterarse. (7)

También se le dice "mico" a quien es feo, flaco y escuálido (8) comparándolo con dicho mono de cola larga y nariz chata de la selva amazónica el cual, por otra parte, no es muy mono que digamos.

Y es que, si bien a veces empleamos "mono" como sinónimo de bonito o gracioso y con los diminutivos "monín", "monino" o "monico" queremos expresar sentimientos positivos, lo cierto es que, en general, no tenemos en una gran consideración a los simios.

Dichos como «Es más feo que el culo de un mono» «Más pelado que el culo de un mono» cuando uno no tiene dinero, lo demuestran sobradamente.

Y eso a pesar de compartir el 98% de nuestro ADN con el de un chimpancé, cercanía genética que no les exime de ser explotados para la investigación, el ocio y el divertimento.

Esto unido a la ridiculización que se les aplica mediante los dichos que hemos visto en estas entradas deberían hacernos ver el abuso de los seres humanos ante nuestros parientes evolutivos más cercanos. (9)


Notas:

(1) Psicoterapeutas.

(2) Fraseomanía.

(3) (4) (7) Buitrago, A. Diccionario de dichos y frases hechas.

(5) Etimologías de Chile.

(6) Blogs 20minutos.

(8) Celdrán, P. El Gran Libro de los Insultos.

(9) El Diario.

Imagen: Desmotivaciones.






Dormir la mona; pintar la mona; freír monas; ser un pintamonas; aunque la mona se vista de seda, mona se queda

Las palabras "mono" y "mona" pueden tener también un uso no muy positivo e incluso despectivo  en la lengua hablada habitualmente.

Así, utilizamos «Dormir la mona» para referirnos al sueño que sigue a una borrachera hasta que ésta se pasa.

Para explicar el origen de esta peculiar expresión existen diferentes teorías.

La primera explica que en siglos pasados los marinos que transportaban monos desde África les hacían beber vino o ron para divertirse con sus reacciones.

Otra hipótesis se centra en la costumbre de hacer ingerir alcohol a los monos de las ferias y circos ambulantes para que se quedaran quietos por las noches. El hecho mismo de llamar "mona" a la borrachera puede venir de comparar los andares de los simios con los de las personas ebrias.

El uso del término "mona" como borrachera y el acto de embriagarles dio lugar al dicho "dormir la mona" (1) que es a donde se suele mandar al borracho que se pone pesado y al que todo el mundo se quiere quitar de encima.

Otras expresiones que emplean la palabra "mona" son «Pintar la mona» y también «Freír monas» aunque no tienen nada que ver con dicho animal sino con las "Monas de Pascua", roscas u hornazas hechas con huevos, sabrosos dulces típicos que se disfrutan al final de la Semana Santa en muchas zonas de nuestro país. (2)

"Pintar la mona" puede significar también estar de más en un lugar, no pintar nada. Sería equivalente al "Pintas menos que Pichorras en Pastriz".

Mandar a alguien a  "Freír monas" sería decirle que se vaya a molestar a otra parte. Equivale a mandarle a "freír espárragos" o "freír churros", como también a "hacer puñetas" o a "escaparrar". Versiones todas ellas suavizadas del mítico "a la mierda" de Labordeta que les soltó a los "respetuosos" diputados del PP cuando le llamaron "cantautor de las narices".

Despectiva es también «Ser un pintamonas», expresión con la que podemos referirnos a un pintor de poca monta, a quien tiene poca relevancia a pesar de presumir de ella o a quien se dedica a holgazanear y hacer el vago.

Aunque se desconoce su origen, el vocablo "pintamonas" es antiguo, pues ya Calderón de la Barca lo utilizó en una de sus comedias. El término también aparece en el semanario humorístico "Monos" (1904) aludiendo a los artistas que realizaban viñetas y caricaturas que les suponían poco trabajo. (3)

Terminaremos esta entrada con un dicho conocidísimo también relacionado con la capacidad imitadora de los monos. Se trata de «Aunque la mona se vista de seda, mona se queda» que como todo el mundo sabe significa que hay cosas que, por mucho que intentemos esconder o disfrazar, siempre seguirán siendo como son. Y es que "la condición de cada uno o los defectos naturales no se pueden encubrir ni cambiar con mejoras meramente externas" (4) ya que, a la larga, se descubren.

Más allá de su incierto origen, podemos encontrar referencias a este dicho en diferentes autores y épocas. Como en Esopo, famoso fabulista de la antigua Grecia; en el "Elogio de la Locura" del humanista neerlandés Erasmo de Rotterdam;  en la novela picaresca del Siglo de Oro "Guzmán de Alfarache" de Mateo Alemán; o en la fábula de Tomás de Iriarte "La Mona", que a mi me encanta por lo que os dejo este enlace para que la leáis si os apetece. (5)

En mi opinión esta fábula mantiene plenamente su vigencia en un mundo donde para la gran mayoría prima la imagen, en especial con tantos personajes públicos que aparentan poseer talentos y habilidades que no tienen.

Y aquí lo dejo porque, si no, podría poner ejemplos.


Notas:

(1) (3) Origen de las expresiones.

(2) Fraseomanía.

(4) Centro Virtual Cervantes.

(5) Blogs 20minutos.

Imagen: https://desmotivaciones.es/570740/Durmiendo-la-mona




Ser muy mono o una monada; hacer el mono o monerías; mono de imitación; cucamonas; ¿tengo monos en la cara?; de eso nada, monada

Mucha gente interpreta erróneamente la teoría científica de la evolución de Charles Darwin pensando que los Homo Sapiens Sapiens evolucionamos de los monos pero no es así, aunque compartimos un ancestro común con ellos. (1) 

Este parentesco ha dejado su huella en nuestro idioma, que utiliza unos cuantos dichos y expresiones coloquiales cuyo protagonista es el mono.

En ocasiones con un valor positivo como cuando decimos de algo o de alguien que «Es muy mono» o una «Monada». En el primer caso nos referimos a un objeto pequeño, delicado y primoroso. Dicho de una persona aludimos a su atractivo físico, su gracia o su arreglo y cuidado. Suele emplearse también cuando se trata de bebés y niños pequeños.

En el caso de los niños se acepta que éstos puedan «Hacer monerías» «Hacer el mono», imitando gestos y muecas de los simios, lo que suele provocar la sonrisa de quienes les contemplan. Cuando imitan a las personas mayores se dice cariñosamente que parecen «Monos de imitación» dando por hecho que la imitación es un mecanismo de aprendizaje y que, de forma natural, conforme se hagan mayores irán desarrollando su propia personalidad.

Referida a un adulto, en cambio, la expresión "Mono de imitación" alude a que sus palabras y comportamiento imitan a otra persona a la que está sometida o de la que tiene una fuerte dependencia, sin criterio ni opinión propios como sucede con los monos que imitan los ademanes y gestos de las personas que tienen delante. (2)

Hacemos «Cucamonas» cuando guiñamos y gesticulamos como los monos. Es una expresión coloquial similar a "caricias" o "halagos" que se hacen a una persona para conseguir algo de ella, como sería el caso de un niño que obtiene algo de un adulto con sus cucamonas y zalamerías.

También utilizamos la frase «¿Tengo monos en la cara?» como interrogación cuando nos molesta que alguien se quede mirándonos insistentemente. Sin embargo, su origen parece no tener relación con los simios sino con la palaba "momo" que significa "gesto, figura o mofa que se ejecuta regularmente para divertir en juegos, mojigangas y danzas" ya que el vocablo proviene de Momos, el dios griego de la burla, el sarcasmo y las bromas.

Que alguien tuviese una cara chistosa equivalía a decir que "tenía momos en la cara". Con el transcurrir del tiempo, "momos" se transformó en "monos", palabra parecida fonéticamente y más cotidiana y de uso común. Así, la frase cambió a como la utilizamos actualmente. (3)

Aquí lo dejamos por hoy. No penséis que ya no quedan más expresiones con los monos como personajes principales. 

«De eso nada, monada». (4)

Seguiremos con las monerías en el próximo capítulo.


Notas:

(1) VV.AA. Por qué la clásica ilustración de la evolución del mono al hombre está totalmente equivocada. ABC.

(2) Buitrago, A. Diccionario de dichos y frases hechas.

(3) Blogs 20minutos.

(4) Español avanzado.

Imagen de Andre Mouton en Pixabay