Ponerle el cascabel al gato

Que una cosa es la teoría y otra muy distinta llevarla a la práctica es algo que todos sabemos por experiencia

La frase que vamos a ver expresa que es más fácil decir las cosas que hacerlas y se suele utilizar cuando "un grupo de personas se ponen de acuerdo en la conveniencia de realizar un acto que beneficiará al colectivo, pero el riesgo que comporta realizarlo provoca que no haya voluntarios para ponerlo en práctica". (1)

«Ponerle el cascabel al gato» o su variante «¿Quién le pone el cascabel al gato?» es una frase proverbial de origen literario ya que son bastantes, como veremos, los autores que la incluyeron en sus obras

Su paternidad se atribuye, sin embargo, a Esopo, escritor griego del siglo VI a.C., posible inventor de la fábula, relato breve protagonizado por animales personificados cuya finalidad didáctica se expresa en una moraleja final. (2)

En la Edad Media se publicó el "Libro de los Gatos" en el que el inglés Odo de Cheriton incluye una fábula que se hizo muy popular ya que criticaba a los clérigos de la época (llamados en el texto "mures", una forma antigua de referirse a los ratones) y también a algún prelado u obispo al que personificaba el gato. (3)

En el siglo XVII el francés Jean de la Fontaine, autor de varios libros de fábulas, escribe "El gato y los ratones" (4) y posteriormente el escritor español Félix de Samaniego publica en el siglo XVIII una de sus más famosas fábulas, "El Congreso de los Ratones". (5)

Todas estas historias cuentan cómo un grupo de ratones se reúnen para intentar librarse de un silencioso y astuto gato que se los va comiendo en cuanto salen de la ratonera.

Después de desechar varios proyectos deciden, de común acuerdo, que lo mejor es colgarle del cuello un cascabel para tenerlo controlado, ya que sonará cuando el gato se mueva y al oirlo ya no les podrá atacar por sorpresa.

Pero en eso llega la pregunta del millón, cuando hay que elegir al ratón que lo lleve a cabo: "¿Quién le pone el cascabel al gato?". En ese momento todos comienzan a poner diferentes excusas para evitar realizar una acción tan peligrosa

La primera vez que leí esta fábula fue en la versión de Lope de Vega, uno de los grandes dramaturgos del Siglo de Oro. Por entonces no sabía que formaba parte de la comedia "La esclava de su galán", publicada años después de la muerte de su autor. (6)

Es, en mi opinión, la que más se ha popularizado y como me encanta no me resisto a la tentación de transcribirla. Ahí va:

Juntáronse los ratones
para librarse del gato;
y después de largo rato
de disputas y opiniones,
dijeron que acertarían
en ponerle un cascabel,
que andando el gato con él,
librarse mejor podrían.

Salió un ratón barbicano, 
colilargo, hociquirromo
y encrespando el grueso lomo, 
dijo al senado romano, 
después de hablar culto un rato: 
- ¿Quién de todos ha de ser
el que se atreva a poner
ese cascabel al gato?

Algunos dueños de gatos les colocan un cascabel porque lo consideran una buena forma de tenerlos localizados ya que son animales de lo más sigiloso. Los expertos lo desaconsejan por completo ya que afirman que les vuelve nerviosos y les  perjudica a la larga ya que pierden agudeza auditiva. (7)

No seré yo quien se decante por una cosa o por la otra pues tengo, como en la fábula, la mejor de las excusas:

No tengo gato.


Notas:
(1) e imagen: Blogs 20minutos.
(2) Esopo: "Los ratones y el gato". AlbaLearning.
(4) La Lupa3.








Buscarle tres pies al gato

Este sí que es un dicho incongruente donde los haya puesto que lo lógico sería buscarle los cinco pies al gato y no los tres

Según muchos autores buscarle tres pies (patas) a un animal cuadrúpedo es una tarea sencilla y sin complicaciones. Lo suyo sería, por ello, buscarle cinco que es como sería en origen el dicho como sostienen autores de reconocida autoridad. (1)

La frase «Buscar tres pies al gato» se aplica cuando alguien se empeña en dar una explicación rebuscada y poco convincente a algo que tiene una sencilla explicación o cuando intencionadamente utiliza mentiras para demostrar algo que es imposible, como imposible es encontrar un gato con tres o con cinco patas

Ni que decir tiene que este proceder pone a prueba la paciencia de cualquiera ya que el que busca la cuadratura del círculo lo único que consigue es la irritación de quien le escucha.

Como hemos dicho, la expresión original era "buscarle cinco pies al gato", hasta que a  Miguel de Cervantes le dio por reinventar el refrán en "El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha" donde su protagonista dice "No ande buscando tres pies al gato". (2) 

Años llevan los estudiosos debatiendo si este cambio fue accidental o intencionado pero, sea cual sea la razón, la verdad es que la versión cervantina es la preferida por la mayoría cuando se trata de expresar que alguien trata de demostrar lo indemostrable a riesgo de exasperarnos con argumentos y conjeturas sin fundamento.

Además nadie pronunciaría el refrán con cinco en vez de tres pies sin miedo a que le miren raro. A no ser, claro está, que fuera francés o viviese en Francia donde utilizan otro refrán similar para el concepto de buscar lo imposible. Los galos, en vez de referirse al gato, le buscan cinco pies al carnero, "chercher cinq pieds en un mouton". (3)

Cada loco con su tema.


Notas:
(1) Buitrago, A. Diccionario de dichos y frases hechas.
(2) Iribarren, J.M. El porque de los dichos.
(3) Diario Sur.
Imagen de Anrita1705 en Pixabay 




Dar gato por liebre

Basadas en la experiencia y el sentido común, muchas frases hechas como la que vamos a ver intentan hacernos una advertencia o darnos un consejo.

Usamos la expresión «dar o vender gato por liebre» cuando se realiza un engaño de manera premeditada y con total intención de dar o vender un artículo o prestar un servicio diferente -evidentemente, con menos calidad- del que en un principio se había acordado. En otras palabras, se trataría de un fraude deliberado. (1)

El dicho "dar gato por liebre" tiene su origen en la gastronomía y se remonta,al menos, a los siglos XVI y XVII, período que conocemos como el Siglo de Oro por ser una etapa gloriosa en nuestra literatura.

En aquella época las posadas y hospederías eran muy utilizadas pero no gozaban precisamente de muy buena fama sobre todo referente a las viandas que en ellas se dispensaban.

Eran muy populares una especie de empanadillas rellenas de carne de liebre. A los venteros se les atribuía muchas prácticas fraudulentas, siendo la más extendida la que les acusaba de dar carne de gato a quienes pedían liebre debido a la gran similitud que presentan ambos animales una vez se han desollado.

No era el único fraude que cometían. Escritos de la época documentan que tampoco era raro echar un asno en adobo y venderlo como ternera. Otro método poco honrado era servir platos cuyo contenido no se podía discernir con claridad. No era posible que los comensales distinguieran si se trataba de  conejo, liebre, cabrito o... gato ya que lo que comían estaba bañado en una espesa salsa cargada de pimienta, ajo, perejil y vinagre.

Tanto se generalizó el clima de desconfianza y de sospecha hacia los propietarios de las hospederías que llegó a hacerse habitual que los clientes pronunciaran una especie de conjuro o exorcismo antes de sentarse a comer.

Puestos en pie alrededor de la mesa recitaban la frase:

«Si eres cabrito, mantente frito; si eres gato, salta del plato». (2)

Ni los escritos de Cervantes o de Quevedo, ni los de otros literatos de la época refieren que la comida se escapara de la mesa en alguna ocasión. Y los comensales, aunque desconfiaran, terminaban comiéndose lo que el ventero quería.

Pero una gran mayoría aluden sarcásticamente a aquella práctica tan común que pronto abarcó un significado más allá del engaño culinario (3) ya que hoy se refiere a engañar a una persona haciendo pasar una cosa por otra mejor.

Ignoro -rumores aparte- si alguna estafa similar sigue siendo habitual en la hostelería moderna.

Notas:
(1) Aulafácil.
(2) Guía Gastronomika.
(3) Estandarte.
Imagen: OEPM.















Aquí hay gato encerrado

Los gatos son una de las mascotas favoritas en todo el mundo y quizá por ello son protagonistas de tantos dichos y expresiones cotidianas. Una de ellas es «haber gato encerrado», que solemos emplear cuando no terminamos de fiarnos porque algo nos huele mal.

Esta referencia al olfato me hace recordar que hay un curioso modismo inglés con el mismo significado que el nuestro, "I smell a rat" (literalmente "huelo una rata") que aunque no hace alusión al gato cita a otro animal en cierto modo relacionado con él. Ambas expresiones se refieren a que hay algo extraño o sospechoso en un asunto.

"Haber gato encerrado" se vincula con "El Gato Negro", un cuento breve de horror del norteamericano Edgar Allan Poe que seguramente todos hemos leído. (1) 

En él, se narra un caso que se resuelve gracias a que unos policías escuchan los maullidos de un gato que había quedado prisionero detrás de un muro que el asesino había construido para ocultar el cadáver de su mujer. En este caso el descubrimiento de "un gato encerrado", permitió aclarar un engaño oculto. (2)

Sin embargo, el origen de nuestro dicho se remonta muchos siglos atrás, a los tiempos de nuestro Siglo de Oro. Por aquel entonces no se aludía al felino doméstico sino a unos monederos, faltriqueras o bolsas para guardar el dinero que solían hacerse con piel de gato y que se llevaban ocultas entre la ropa o se guardaban en escondites de la casa, es decir, encerradas. Por ello el significado original del dicho era "tener o llevar dinero oculto". (3)

Cuando los ladrones querían sustraer alguno de esos talegos, observaban a su víctima para intentar averiguar dónde guardaba su dinero y se avisaban unos a a otros con ese "ahí hay gato encerrado" , una especie de clave que aludía a la bolsa que querían llevarse.

En aquella época también los ladrones y rateros recibían el nombre de "gatos" bien porque hurtaban aquellos monederos confeccionados con la piel de dichos felinos o porque lo hacían con astucia y engaño, con una habilidad que recordaba el comportamiento de estos animales. (4)

Así que, para terminar, podemos decir que de ser en origen una contraseña de los amigos de lo ajeno referida al escondrijo de la bolsa de gato que contenía monedas fue tomando con el paso del tiempo el sentido de sospecha de que hay causas, razones o manejos ocultos o secretos que no se nos quieren desvelar .

Por ese motivo la frase se utiliza siempre en señal de desconfianza, de que puede haber trampa o engaño. (5)

Notas:
(1) Os invito a leerlo, si no lo habéis hecho, en este enlace: Ciudad seva.
(2) Significado y origen.
(3) Buitrago, A. Diccionario de dichos y frases hechas.
(4) Blogs 20minutos.
(5) Calles, J. y Bermejo. B. Expresiones y dichos populares.
Imagen de Gerhard Gellinger en Pixabay 






Gato con guantes no caza ratones; cuando el gato no está en casa, los ratones hacen fiesta

Pocas cosas hay más incómodas que intentar pasar las hojas de un libro o abrir una bolsa de plástico del supermercado con los guantes puestos. Acciones que normalmente no entrañan dificultad se convierten casi en imposibles con las manos enguantadas

Y mientras se nos comen los nervios nos viene a la cabeza ese refrán tan apropiado que dice «Gato con guantes no caza ratones», el cual hace referencia al estilo de caza de este felino. Es obvio que si un gato no puede usar sus garras por ir calzado de guantes no podrá capturar al ratón que está cazando.

Aplicada a la vida cotidiana esta expresión nos advierte de que para realizar de una manera correcta cualquier tarea manual no hace falta emperifollarse ni llevar adornos que no necesitamos, ya que resultan superfluos y nos van a estorbar o dificultar su ejecución. Se critica así a los que se arreglan demasiado para un trabajo. (1)

También nos recuerda que, en general, toda labor que emprendamos, si deseamos que tenga éxito, debe ser realizada con las herramientas y medios adecuados olvidándonos de florituras nada prácticas. (2)  

Y, por extensión, nos anima  a no ser excesivamente corteses o cautelosos a la hora de intentar obtener lo que se quiere en nuestro intento de tener éxito, sino a ser firmes y determinados. De la misma manera que un gato con guantes no puede utilizar sus garras para cazar, la excesiva mansedumbre o cortesía en una persona no le ayudará a alcanzar sus objetivos. (3) No en vano se dice que quien "tiene garra" demuestra fuerza, valor y determinación de vencer. (4)

No puede haber mayor felicidad para los ratones de un lugar que no tener un gato que los persiga, bien porque no lo hay en la casa o por tener las garras enguantadas a las que alude el dicho anterior.

De ahí que, en ocasiones, también se diga «Cuando el gato no está en casa, los ratones hacen fiesta». Este proverbio puede variar diciendo que "bailan" o que  "se divierten" pero, en cualquier caso, todas las versiones apuntan a la misma idea: cuando un superior o una figura de autoridad falta por la razón que sea, los demás se relajan en el cumplimiento de sus obligaciones.

Nos guste o no, en cualquier grupo humano existe la figura encargada de mantener el orden e imponer respeto, utilizando su jerarquía para que el grupo funcione y cada cual lleve a cabo su cometido.

Si esa figura falta temporalmente, los miembros del grupo aprovechan la circunstancia para tomarse libertades y olvidar sus deberes. Por ello se suele aplicar para advertir al jefe, líder o figura de autoridad para que no baje la guardia ni deje desatendido el orden del grupo. (5)

De todas formas, esto ha ocurrido siempre y seguirá ocurriendo ya sea en casa, en el trabajo, en la escuela... 

El mismísimo Moisés, al bajar del Sinaí con las Tablas de la Ley, se encontró a los israelitas adorando un becerro de oro construido durante su ausencia y montando una fiesta de las que no se han visto ni en Ibiza.

El enojo de Moisés, después de haberlos guiado por el desierto durante cuarenta años, debió de ser de antología

Pero qué bien se lo pasaron los ratones, quiero decir los hebreos, mientras estuvo de excursión en la montaña.

(Dedicado a Severino, quien me sugirió los dichos de esta entrada)


Notas:
(1) Hombre refranero.
(2) Refranes y su significado.
(3) Verbling.
(4) Esacademic.
(5) Significados.
Imagen: Refranes de Lisbeth.







El número siete: de las vidas del gato a la perfección

La creencia en las siete vidas que tiene un gato se basa en que algunas culturas y religiones relacionan a este número con la buena suerte ya que se le asocia con la perfección, con la naturaleza y con la divinidad

Podría escribirse un tratado sobre este número, considerado mágico porque es el resultado de la suma del tres y del cuatro, estableciendo un puente entre lo celeste y lo  terrenal. Pero ya que Severino me sugirió que realizase una entrada sobre su simbología, intentaré que sea  algo breve y ameno.

Son muchas las facetas de nuestra vida que giran alrededor del siete. Desde la antigüedad se le asoció con las cuatro fases de la luna que duran siete días cada una y con los siete cuerpos celestes del Sistema Solar que eran entonces conocidos: el Sol, la Luna y los planetas visibles Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno.

Para el Cristianismo, el Judaísmo y el Islam la tierra fue creada en siete días y siete son también los días de la semana

La Biblia menciona el número siete con mucha frecuencia: los Siete Pecados Capitales (soberbia, avaricia, envidia, ira, lujuria, gula, pereza) a los que se contraponen las Siete Virtudes que los combaten: humildad, generosidad, caridad, paciencia, castidad, templanza, diligencia; los siete años de Vacas Flacas y siete años de Vacas Gordaslas Siete Peticiones que se hacen en la oración del Padre Nuestro y las setenta veces siete que hay que perdonar son algunas de las referencias bíblicas del número siete.

A su simbología pertenecen una infinidad de grupos de  siete elementos como los "Siete Mares", las Botas de Siete Leguas de Pulgarcito o los Siete Enanitos que acompañaban a Blancanieves. También las Siete Maravillas del Mundo Antiguo, los siete Colores del Arcoiris, las siete Notas Musicales, los siete Años de Mala Suerte si se rompe un espejo...

En muchas culturas se creía que el séptimo hijo de un séptimo hijo tenía el poder de sanar y de ver el futuro. El filósofo Aristóteles aseguraba que la transformación del ser humano se llevaba a cabo cada siete años, considerando pues al siete como un número de finalización de ciclo y renovación. Es curioso que sean también siete los meses de gestación mínimos que un ser humano necesita para vivir fuera del vientre materno.

Podríamos seguir hasta el infinito pero creo que con estas pinceladas seremos conscientes de las razones por las que se considera al siete como el número perfecto. ¡Y todo ello a cuento de las siete vidas de un gato!

Termino recomendando una combinación para la Lotería Primitiva que no puede fallar, pues está hecha con el siete y sus múltiplos: 7, 14, 21, 28, 35, 42

¡Suerte!

Bibliografía:
Asimov, I. De los números y su historia.
Banzhaf, H. La simbología y el significado de los números.
Johnston, R. Los números en la Biblia.

Imagen: Henryherz.









Tener siete vidas como los gatos

Cuando pasábamos los veranos en Torrellas, en aquellos tiempos en que había tantos perros y gatos por las calles, siempre me impresionaba la facilidad que tenían éstos últimos para salir ilesos cuando caían desde algún lugar alto.

Es posible que «Tener más vidas que un gato»«Tener siete vidas, como los gatos» sea uno de los dichos populares que primero escuchamos en el pueblo. Alude a la vieja creencia de que los gatos tienen siete almas, es decir, siete vidas. Y que se remonta, nada menos, que al Egipto de los Faraones, donde tenían al gato como un animal sagrado.

Sin embargo, esta habilidad de los felinos domésticos para darse la vuelta rápidamente en el aire aunque caigan de espaldas y arreglárselas siempre para caer de pie sin sufrir un impacto violento contra el suelo no tiene nada de misterioso a pesar del origen supersticioso y esotérico del dicho.

Su agilidad y destreza se deben a su morfología, que incluye su forma aerodinámica, su falta de clavícula y una espina dorsal muy flexible. Esto unido a la capacidad de relajar los músculos justo antes del impacto y a las suaves pero resistentes almohadillas de sus patas que le hacen aterrizar en el suelo elegantemente, como si fuera un acróbata, son las características que nos han llevado a cuestionar la "inmortalidad" de los gatos.

Pero, ¿por qué siete vidas y no ocho, o seis? Se trata simplemente de que en nuestra cultura el numero 7 se ha considerado mágico y se ha asociado desde siempre con la buena fortuna. En el mundo anglosajón son 9 las vidas que se le atribuyen de acuerdo con la mitología egipcia pero son solamente 6 en Turquía. (1)

En cualquier caso, «Tener siete vidas, como los gatos» se aplica a quien ha superado situaciones muy peligrosas o enfermedades muy graves saliendo airoso de graves riesgos para su vida. (2)

Es poco frecuente que una persona "tenga más vidas que los gatos" e incluso éstos no son infalibles pues pueden sufrir, como nosotros, una mala caída capaz de causarle huesos rotos y fracturas.

Se han dado incluso casos de haber dado por muerto a un gato que ha sufrido una grave caída y que, después de haberlo tirado en un muladar, el gato ha vuelto a casa sin haber sufrido los daños irreversibles que se le suponían. (3)

Nuestra madre narra la historia de un gato negro con manchas blancas que le regaló a la abuela un conocido de Tarazona cuando era cachorro. Todo lo que tenía de cariñoso lo tenía también de ladrón ya que había aprendido a abrir con la pata el armario de la cocina donde guardaban la comida.

Tan aborrecida estaba la abuela de las "habilidades" del gato que, un día que lo encontró con las manos en la masa dando buena cuenta de unas sardinas, le debió dar una paliza de aúpa y lo metió en un saco de arpillera con idea de tirarlo al río. Y así lo hizo.

Muchos días después tuvo que ir a Tarazona a casa de quien le había regalado el gato. Allí se encontró con el animal que, no solo no se había ahogado, sino que estaba tan "vivito y coleando" como siempre.

Eran otros tiempos en los que los animales tenían tan solo un valor utilitario: los perros servían para cazar y los gatos para mantener alejados de la casa a los ratones. A los primeros se les solía poner nombre pero no era así con los gatos a los que se les llamaba genéricamente "misín" o "misino". (4)

Se cuenta también que hasta no hace tanto tiempo algunos desalmados se entretenían lanzando desde una altura  al primer gato que cogían para hacer "pruebas" sobre la resistencia a las caídas del animal y comprobar de primera mano lo acertado o no de sus siete vidas. (5)

Afortunadamente esto hoy resultaría impensable ya que, en general, defendemos la integridad de los animales y se les respeta y cuida como merecen

Lo que no impide la  envidia que sentimos por esas presuntas siete o nueve veces que pueden "revivir".

Notas:
(2) Buitrago, A. Diccionario de dichos y frases hechas.
(3) Doval, G. Del hecho al dicho.
(4) Marín Royo, L.M. El habla en la Ribera de Navarra.
(5) Calles, J. y Bermejo, B. Expresiones y dichos populares.
Imagen: Nego en Picuki.














Enseñar las uñas, defenderse con uñas y dientes, defenderse como gato panza arriba, dejarse los pelos en la gatera

Nadie tiene ninguna duda de que los gatos son tan ágiles y rápidos que escapan de peligros que otros animales no serían capaces de esquivar. Pero, a pesar de sus presuntas siete o nueve vidas, su instinto les lleva a veces a vivir situaciones extremadamente arriesgadas.

Las más frecuentes son las peleas callejeras en las que se mete obedeciendo a tres mandatos genéticos fundamentales: la necesidad de delimitar su territorio, la obtención de presas y el deseo de tener contactos sexuales.(1)

Los gatos disponen de agudas garras de uñas poderosas que son desenvainadas en el momento de cazar a la presa o en caso de necesidad al tener que defenderse de una agresión. (2)

Estas uñas retráctiles, normalmente escondidas pero que sacan en cuanto se sienten amenazados, han dado lugar al dicho «enseñar las uñas» o a la expresión equivalente «enseñar los dientes» utilizadas cuando nos enfrentamos a alguien que de alguna forma nos amenaza, dándole a entender que reaccionaremos contra él si la situación lo requiere. (3) 

Lo último que haríamos al ver a un gato furioso tumbado con las zarpas en alto sería acercarnos a él. Ésta es la postura que adoptan cuando quieren defenderse de un peligro y se sienten acorralados, resguardando su espalda y pudiendo atacar con las patas y con los dientes«Defenderse con uñas y dientes» es otra expresión que se utiliza  habitualmente cuando alguien debe defender su postura con la mayor intensidad y energía posibles haciendo una comparación con estos atributos clásicos de los gatos. (4) 

Tan gráfico o más incluso es el dicho «Defenderse como gato panza arriba» que alude a la proverbial fiereza de los felinos domésticos y se utiliza para quien se defiende de un modo desesperado con todo aquello que tiene a mano contra los ataques de su adversario. Se puede referir tanto a una riña física como a los enfrentamientos verbales o intelectuales. (5) Y añadiría que también se aplica a quien debe defender valientemente lo suyo estando en desventaja frente a intereses espurios.

En muchas casas de campo y de los pueblos se practicaban en la parte baja de las puertas unos agujeros redondos llamados «gateras» ya que se hacían para que entrasen y saliesen los gatos sin tener que abrir la puerta.

A veces un gato perseguido por un perro iba tan rápido y tan apurado que, al entrar por el agujero, llegaba a rasgarse la piel dejando más o menos pelos en ella dependiendo del diámetro de la gatera.

De ahí que se utilice el dicho «Dejarse los pelos en la gatera» cuando se supera una dificultad pero tan apurada y justamente como los gatos perseguidos por los perros a los que se alude. (6)

Si lo pensamos bien, deberíamos sentirnos identificados con todos y cada uno de los dichos anteriores

El que más o el que menos ha tenido que enseñar alguna vez las uñas para demostrarle a alguien que no se le tiene miedo; también se ha tenido que defender con uñas y dientes o como gato panza arriba haciendo uso de todo el ímpetu, la vehemencia y la fiereza posibles para no ser derrotado

Lo malo es que el esfuerzolas fatigas pasadas para lograrlo nos han hecho dejar algunos pelos en la gatera de la vida, lo que supone el coste que debemos asumir.

Notas:
(2) Etiblogia.
(3) Buitrago, A. Diccionario de dichos y frases hechas.
(4) Diccionario abierto y colaborativo.
(5) Doval, G. Del hecho al dicho.
(6) Iribarren, J.M. Refranes y adagios, cantares y jotas, dichos y frases proverbiales.
Imagen: Bestiario político.