¡Adivina, Cachán!

Uno de los dichos más curiosos de Torrellas, oido y utilizado en multitud de ocasiones en especial por Rafa, es "¡Adivina, Cachán!".

Nunca nos preocupamos por saber quien era este proverbial personaje al que de forma imperativa ordenábamos que ejerciera de adivino

Según una leyenda madrileña Cachano era un alfarero de Alcorcón, población muy próxima a la capital. Según él, era sordo pero parece que había desarrollado la habilidad de oir el ruido que producían los cacharros al romperse. Cuando alguien, ignorante de su supuesta sordera, le llamaba y se hacía el sordo, le aconsejaban que le llamara golpeando entre sí dos tejas, lo que le recordaría la rotura de un cacharro y le haría prestar atención.(1)

De ahí que "es como llamar a Cachano con dos tejas", que es el dicho original, se diga para ponderar la inutilidad de un esfuerzo y, especialmente, la inutilidad de recurrir a alguien que se hace el sordo ante un requerimiento y que no se presta de buena voluntad a hacer un favor.

En general se utiliza cuando alguien se lamenta de algo que ya no tiene remedio o al hecho de pedir ayuda inútilmente porque se llama en balde a quien no quiere responder. (2)

Otra peculiaridad de este dicho es que Cachano es una forma eufemística de referirse al demonio y que la frase, en origen, guarda alguna relación hoy perdida con el diablo. (3)

Cachano parece derivar de "cacho", palabra que podría tener dos curiosos orígenes. El primero sería "cuerno" o vasija para llevar líquidos. El segundo se refiere a un pedazo quebrado de una vasija.(4)

Así que puede que no merezca la pena llamar a Cachán, ni con tejas ni sin ellas.


Notas:
(1) Doval, G. Del hecho al dicho.
(2) Iribarren, J.M. El porque de los dichos.
(3) Martín Sánchez, M. Seres míticos y personajes fantásticos españoles
(4) Etimologías de Chile.
Imagen de Marc Pascual en Pixabay.






Mantudo, destemplao, rondar, zancarriana, carracloso, valer pocas perras, canastera, echar el ruin, acotolar, pa judías tengo el cuerpo, desganao, no estar muy católico, pelo bueno

Las enfermedades y sus consecuencias tienen también, como no podía ser menos, expresiones y dichos que son muy de Torrellas aunque no necesariamente exclusivas del pueblo.

Todas las que vamos a ver aquí las hemos escuchado mil veces desde que éramos pequeños y, más importante aún, las utilizamos cuando la situación lo requiere.

Este es el caso de estar "mantudo" que se dice de quien está blando o de mal temple y que sobre todo se aplica al malestar y somnolencia provocados por la fiebre en los niños pequeños. (1) Derivado de "manta", esta curiosa expresión se aplica también a un ave que tiene las alas caídas y está como arropada, abrigada y protegida en ellas como si estuviese enferma. (2)

Los primeros síntomas de una enfermedad o de una dolencia tienen en Torrellas diversas formas de expresarlo con significados similares.

Una de las primeras que recuerdo es estar "destemplao", utilizada cuando uno tiene una cierta sensación de frío junto a un ligero malestar físico. Se puede quedar destemplao tras pasar un rato a la intemperie pasando frío o habiéndose mojado bajo la lluvia.(3)

"Rondar" es otra palabra con múltiples significados pero también se utiliza cuando alguien empieza a sentir una enfermedad que aún no se ha manifestado claramente pero comienza a dar muestras de que va a producirse. Suele utilizarse cuando a alguien "le ronda la garganta", por ejemplo.

En estos casos se suele experimentar también una sensación llamada "zancarriana", que aunque también posee un amplio abanico de acepciones, significa padecer una cierta dejadez y flojera debido a una enfermedad leve y pasajera.(4)

Cuando esas indisposiciones o molestias se hacen permanentes, se dice de quien las padece que está "carracloso" o "hecho una carracla", es decir, achacoso, enfermizo y quejumbroso, y se suele aplicar a las personas de una cierta edad. (5) Una "carracla" es un artilugio de madera provisto de una rueda dentada que al girar desde un mango roza con dos lengüetas adheridas en la parte externa originando un ruido seco, monótono y desapacible. Ese sonido característico  de alguna forma recuerda a los huesos cuando crujen. (6)

Por otro lado, cuando alguien tiene una enfermedad verdaderamente grave se decía, y supongo que se sigue diciendo, que "valía pocas perras", expresión coloquial con la que se aludía al dinero, y en este caso concreto al "bajo precio" que tendría la persona debido a su mal estado de salud.

Cuando éramos pequeños y cogíamos una "canastera", (7) es decir, la gripe o un catarro muy fuerte, recuerdo que nuestra madre tenía un remedio infalible que nos daba antes de irnos a dormir: un vaso caliente de leche con un buen chorro de coñac y una aspirina. Y a sudar toda la noche...

Más adelante añadió a este arsenal el famosísimo Vicks Vaporub, ese fabuloso bálsamo mágico que con sus efluvios mentolados nos ayudaba a combatir la congestión nasal.

Muchos se rasgan las vestiduras cuando escuchan que nos daban alcohol como medicina a unos niños. Y se escandalizan aún más sabiendo que la mezclábamos con aspirina, antes un antipirético y analgésico para casi todo y hoy relegada al fondo del cajón de los medicamentos. Pero es lo que había y creo que todos podemos dar fe de que el remedio funcionaba. Al día siguiente nos levantábamos "nuevos" o, al menos, habíamos empezado a "echar el ruin", (8) que es como en el pueblo dicen a estar en el camino de la sanación. También se decía que se había conseguido "acotolar" el catarro, es decir, eliminarlo o exterminarlo. (9)

Otra expresión torrellana, en mi opinión maravillosa, se emplea cuando uno está enfermo y tiene pocas ganas de nada excepto de echarse a la cama y que no le molesten. Se trata de "¡pa judias tengo el cuerpo...!" y me imagino que debe referirse a la preferencia por algo mucho más ligero para alimentarse mientras uno está "desganao".

También se dice que "no está uno muy católico", otro dicho que muestra la influencia de la religión en la cultura popular. La frase se originó hace 5 siglos en los tiempos en que la Inquisición torturaba a todo aquel sospechoso de no profesar el catolicismo.

A través de horribles castigos físicos se buscaba que el torturado se convirtiese a la verdadera religión y periódicamente se le iba evaluando para ver si esa conversión había tenido lugar. Si veían que el reo aún no estaba del todo convencido, los verdugos solían decir frases como "éste aún no está muy católico" y continuaban con el tormento hasta que creían haber conseguido su objetivo.

Lo que sí conseguían, sin duda, es acabar con la vida de los torturados o que terminasen con una maltrecha salud ocasionada por todos los palos recibidos. Por ello pronto se empezó a utilizar dicha expresión asociándola al estado de salud de una persona: lo católico pasó a ser sinónimo de lo bueno, lo correcto, lo adecuado...mientras que "no estar católico" pasó a significar que la salud estaba resentida. (10)

Y termino con el deseo de que sigamos todos con "pelo bueno" que en la comarca de Tarazona hace alusión a la última fase del desarrollo de las aves por lo que al plumaje se refiere. (11)

Y que referido a las personas significa "buena presencia", síntoma inequívoco de "buena salud".


Notas:
(1) (3) (4) Web del Ayto. de la villa de San Adrián (Navarra).
(2) Definiciona.
(5) (8) (11) Gargallo Sanjoaquín, M. Notas léxicas sobre el habla de Tarazona y su comarca.
(6) Wikirioja.
(7) No he logrado encontrar ni el origen ni la relación que puede haber entre esta expresión y la gripe. Será cuestión de esperar a ver si alguien publica algo al respecto.
(9) DRAE.
(10) Blogs 20 Minutos.
Imagen: El mono mudo.





Ya veremos, que decía un ciego; estar a dos velas; más mocos que el Abelardo; moquero; estar como el ciego en bodas; ponerse ciego

Puedo decir que la mayoría de las palabras y dichos torrellanos que recuerdo y que aparecen o aparecerán en este blog son, en mayor o menor medida, de mi agrado. Muchos, incluso, los utilizo en la vida diaria porque salen sin darme cuenta en cuanto la situación lo requiere.

Sin embargo hay algunos, de los que hoy hablaremos, que me resultan poco atractivos quizás porque los asocio inconscientemente con situaciones que fueron en su momento molestas y fastidiosas.

El primero de ellos, "ya veremos, que decía un ciego", era una frase llena de ironía que significaba que algo no se iba a hacer a pesar de lo que se hubiera prometido. Nos la decían cuando pedíamos algo para respondernos con evasivas, sin asegurar nada. (1)

No era un "no" rotundo pero se le parecía mucho ya que a la frase tradicional de "ya veremos..." con sentido de dejar una cosa para otro momento, se añadía el "...decía un ciego" que por definición se sabe que nunca va a ver. Así que ya sabíamos que lo que se iba a posponer en realidad nunca se haría. (2)

Este tipo de dichos es muy habitual en inglés pero no tanto en español. Son en realidad frases paradojicas que están formadas por tres partes. La primera es un refrán o un proverbio. En la segunda se identifica el hablanteLa tercera pone en contexto la situación, dando como resultado un comentario irónico que dota a la expresión de humorUno de los más utilizados en castellano es «Algo es algo, dijo un calvo, al encontrarse un peine sin púas».

En nuestro caso sería «ya veremos, que decía un ciego, y no vio nunca» que es como suele completarse en realidad el dicho. (3) 

Otro que no me gustaba mucho era "estar a dos velas" por lo que significaba: sufrir carencia o escasez de dinero. Lo que venía a ser cierto casi siempre pues la "propina" que nos entregaban no daba para muchas alegrías y pronto nos quedábamos sin recursos.

Hay diversas interpretaciones sobre el origen de este dicho. Algunos autores afirman que,en las iglesias, después de terminadas las funciones religiosas, se apagan todas las luces menos dos que quedan delante del sagrario, y como estas alumbran poco para el espacio tan grande que deben iluminar, puede decirse que quedan tristes y, por decirlo así, "pobres". Por lo tanto, se compara con el ánimo del individuo que no tiene dinero.


Otros aseguran que alude al juego y al hecho de que antiguamente, en las timbas y partidas de naipes clandestinas, el banquero solía actuar entre dos velas. En este supuesto dejar al banquero a dos velas o quedarse a dos velas equivaldría a dejarle al banquero (o quedarse uno) sin un cuarto. (4)


Hay también quienes consideran ambas interpretaciones poco convincentes y opinan, como en mi caso, que la explicación es mucho más sencilla


Recordemos el gesto de pasarse los dedos por el exterior de la nariz haciendo alusión a lo que el DRAE define, como acepción de “vela”, «mocos que cuelgan de la nariz -como churretones de cera de una vela- especialmente tratándose de los niños»; y a nadie se le oculta que hay pocas imágenes tan definitorias de la pobreza y la miseria como la de un niño sucio, desharrapado y mocoso.   (5) 


Aún me viene a la mente la imagen repulsiva de algún chaval limpiándose las dos velas de mocos colgando con la manga del jersey o de la camisa en un típico movimiento de atrás para delante. Alguno le diría: "llevas más mocos que el Abelardo", que debía de ser alguien con infección respiratoria crónica de vías altas y que no salía nunca de casa sin el "moquero", el pañuelo de bolsillo para los mocos.


Unido al dicho de "estar a dos velas" nos decían otro con el mismo significado. "Estar como el ciego en bodas" era también otra forma de decir que te habías quedado sin dinero o más bien, "sin perras", como decíamos entonces en aquellos tiempos en los que el euro, ni estaba, ni se le esperaba.


Por mucho que he investigado no he logrado hallar una explicación para este dicho. Podría quizás tener su origen allá en el siglo XVI, época que tan bien retrata el Lazarillo de Tormes. España era un imperio mundial pero dentro del país la situación social era muy difícil ya que las clases bajas tenían que hacer frente a unos impuestos desorbitados de los que estaban exentos los nobles y los clérigos que además no trabajaban.


En ese contexto de pobreza y de dificultades para sobrevivir cada día se moverían los invidentes ganándose la vida como narradores de historias y sucesos que, de pueblo en pueblo, transmitían a los ciudadanos. O recurriendo a la mendicidad para subsistir.

Unas bodas serían el escenario propicio para que aquellos ciegos, atraídos por la abundancia de manjares típica de dichas ocasiones, intentaran obtener alguna dádiva  que aliviara un tanto su miserable existencia.

No es extraño que tuvieran que ser astutos, pícaros y tramposos, rodeados por quienes se estarían "poniendo ciegos", (6) hartándose de comida y de bebida.


NOTAS: 
(1) Buitrago, A. Diccionario de dichos y frases hechas.
(2) Marín Royo, L.M. El habla en la Ribera de Navarra.
(3) Medium. En Torrellas hay un dicho similar pero en versión abreviada,"algo es algo, y comía hielo", del que hablaremos en su momento.
(4) Iribarren, J.M. El porque de los dichos.
(5) Doval, G. Del hecho al dicho.
(6) Frases españolas. La frase no es de Torrellas sino que pertenece a una jerga moderna
que se explica muy bien en el enlace.
Imagen: Fraseomanía.




¡Eu!; qué giro; qué vida; la del trillo, siempre arrastrada; ¿quiay?; ¿quihay?; no se te ve el pelo; vaya bueno

Una de las cosas que más me llamaron siempre la atención de Torrellas fue la cantidad de interjecciones y otras expresiones para saludarse y despedirse.

"¡Eu!" era un saludo muy común, creo que más entre los hombres, cuando se encontraban en algún lugar. Equivalía a "¡hola!"  y también podía utilizarse como llamada, ya que algunos autores creen que era otra forma de decir "¡tú!". Al parecer, también es utilizada en Borja. (1)

Al igual que "¡eu!" , la expresión "¡qué giro!" tenía también un valor conativo, es decir, servía para llamar la atención de quien recibe el mensaje. Según la circunstancia, "¡qué giro!" equivalía a "¡hola!", "¿qué vas a hacer?",  "¿adónde vas?"... Al fin y al cabo la palabra "giro" alude a un movimiento circular, a un cambio de lugar, de dirección o de rumbo. (2)

Otro saludo muy común era "¡qué vida!" o "¡qué vida llevas!", que servía como pregunta para interesarse por otra persona. Era costumbre responder, medio en serio, medio en broma, "la del trillo, siempre arrastrada".

El trillo era un instrumento de madera, provisto de piedras afiladas y de sierras metálicas, que al ser arrastrado sobre la mies en la era, partía las pajas y las separaba de los granos. (3) La respuesta "llevar una vida arrastrada, como el trillo" significaba que estaba llena de trabajos, agobios, escaseces y penalidades. (4)

Otras interjecciones utilizadas en Torrellas eran "¿quiay?" o "¿quihay?" -no estoy seguro de su ortografía-,  que se utilizaban como pregunta o saludo para decir: "¿cómo estás?", "¿qué haces?" o "¿qué tal estas?". Parece claramente que se trataría de una contracción de "¿qué hay?". (5)

Cuando se encontraba uno con alguien que hacía tiempo a quien no se veía era fácil que le dijera:  "¡ya es hora que se te vea el pelo!". Esta expresión, similar a "dejarse ver el pelo", se utilizaba cuando alguien aparecía en un lugar "dejándose ver" después de una ausencia prolongada que se había hecho notar donde solía acudir.

Seguramente este dicho hacía referencia al pelo de los animales, a su longitud y color, características que facilitaban la identificación del ganado. También se miraba el pelo de los animales para saber si estaban sanos o para cerciorarse de su calidad. (6)

Todos estos saludos quizá no sean totalmente exclusivos de Torrellas pero sí que son muy del puebloSu función principal es la de reforzar el sentimiento compartido de formar parte de una misma comunidad entre las dos o más personas que se saludan. (7)

Me despido con una última expresión muy torrellana utilizándola, como ellos, con la clara intención de desearos que todo os vaya bien:

"¡Vaya bueno!"


Notas:
(1) Pérez de Laborda, F. Diccionario de Valdizarbe y Valdemañeru.
(2) DeConceptos.
(3) Fresno de Sayago.
(4) Esacademic.
(5) Marín Royo, L.M. El habla en la Ribera de Navara.
(6) Buitrago, A. Diccionario de dichos y frases hechas.
(7) Enganchando los hilos.
Imagen de Israel Navarro en Pixabay.











Saber más que Briján, más que Lepe, más que los ratones coloraos. Saber latín, saber a tocino rancio

Nuestro país abunda en dichos que se mofan de la estupidez humana pero también hay unos cuantos que ponderan la inteligencia y el saber de los demás. Aunque siempre con cierto matiz de envidia, la cual define a España como ningún otro pecado.

Este es el caso de los dichos o locuciones que hoy vamos a ver, los cuales estamos muy acostumbrados a oir desde que éramos pequeños, no solo en Torrellas sino en cualquier lugar de nuestra geografía.

Andolz define "Briján" como "hombre listo, ingenioso, advertido" de una forma muy similar a como lo hacen otros diccionarios. (1) Pero en cuanto al origen de la expresión no hay acuerdo y las teorías sobre el mismo son dispares.

Hay quienes afirman que Briján era el nombre de un nigromante o hechicero medieval al estilo del legendario Merlín. Otros, que fue un desertor árabe que hacía la guerra por su cuenta durante la Reconquista...(2) 

Por mi parte prefiero quedarme, en general,  con la hipótesis más factible que es la que defiende que Briján era un ingeniero, doctor o maestro inglés (no queda claro) llamado O’Brian que trabajaba en Riotinto, Huelva. Al parecer, todo el pueblo lo tenía por un hombre muy inteligente e instruido. Según esta teoría, Briján sería el resultado de la pronunciación andaluza de Brian. (3)

Cómo es posible pasar de O'Brian a Briján, no lo sé. Pero seguro que para conseguirlo hay que ser onubense. Lo que importa es que saber más que Briján se aplica desde su origen a alguien inteligentísimo, modelo de agudeza y sagacidad.

Otra expresión, escuchada y pronunciada mil veces, es "sabe más que Lepe" la cual tiene también una teoría sobre su origen muy poco probable y otra mucho más verosímil. La primera asocia este dicho a un tal Juan de Lepe, personaje pícaro, astuto y aventurero, con quien el rey Enrique VII de Inglaterra se jugó su reino por un día en una partida de cartas. Como Juan de Lepe ganó la partida, fue rey de Inglaterra durante 24 horas, lo que aprovechó para enriquecerse. En edad avanzada, regresó a su pueblo natal, como un hombre muy rico. (4)

La mayoría de autores, sin embargo, coinciden en vincular la expresión "saber más que Lepe" con Pedro de Lepe, obispo de Calahorra en el siglo XVIISu vasta y reconocida cultura, sirvió para que su apellido acabase convirtiéndose en sinónimo de conocimiento y sabiduría. (5)

Aunque la frase es casi siempre elogiosa, pues se aplica a la persona de ingenio vivo y despierto, también se aplica negativamente al que sabe más de la cuenta, al que se pasa de listo. (6) Incluso hay variantes que quieren darle un tono divertido que, en mi opinión, no dejan de ser chuscas y solo sirven para rebajar a aquella persona a la que se refieren. (7)

"Ser más listo que los ratones coloraos" define a la persona inteligente, viva y despierta. Creo que siempre la he escuchado referida a niños especialmente avispados y de gran inteligencia natural. Aseguran que los ratones de campocuyo pelo tiene un tono rojizo, son más listos y escurridizos que los comunesde ahí la comparación. (8)

Según se dice en el folklore murciano, los ratones coloraos, son listos porque nunca se dejan ver por adultos, solo por niños con los que juegan, cantan y bailan, y que realmente son duendes que se transforman en ratones para que los niños no sientan miedo de ellos.(9)

"Saber latín" siempre se ha utilizado para referirse a la persona que sabe de muchísimas cosasEl latín era antiguamente la medida de la preparación, incluso de la inteligencia, de una persona. Quien sabía latín tenía una consideración social más elevada. (10)

También se refiere a alguien muy listo, muy astuto, que tiene muchas malicias: "Fulano lo sabrá, que ese sabe hasta latín". Igualmente se les aplicaba a las vacas resabiadas, que habían corrido por todos los pueblos. Se les decía: "Esa vaca sabe latín". (11)

La última expresión a la que haremos alusión también utiliza el verbo "saber" pero no en su acepción de "tener conocimientos sobre alguna materia" sino en la de "tener sabor".

"Ese no tiene ni idea, lo único que sabe es a tocino rancio" (12) se dice peyorativamente de alguien que presume de saberlo todo y en realidad no sabe nada comparándolo con algunos comestibles grasientos, como el tocino, que con el tiempo adquieren sabor y olor más fuertes echándose a perder, es decir, poniéndose rancios.

Y aquí lo dejamos, no sea que se nos ponga rancio el tocino.

Notas: 
(1) Andolz, R. Diccionario Aragonés.
(2) Iribarren, J.M. El porque de los dichos.
(6) 1de3.
(8) Buitrago, A. Diccionario de dichos y frases hechas.
(9) Leyendas urbanas y fábulas. Se refiere a la "Guía de los seres mágicos de España", de Carlos Canales y Jesús Callejo.
(10) Esacademic.
(11) (12) Marín Royo, L.M. El habla en la Ribera de Navarra.














Se conoce que...

Este comienzo de frase para dar una información no es exclusiva de Torrellas pero la venimos oyendo allí desde que éramos pequeños. Siempre me ha parecido muy curiosa e inteligente.

En primer lugar  porque se utiliza como locución impersonal, lo que sirve al hablante para distanciarse de lo dicho, lo cual puede resultar muy conveniente porque la información que se da puede no ser del todo fiable.(1)

Esto es así porque la frase siempre da a entender que el conocimiento que tenemos de algo es indirecto, bien porque alguien nos lo ha dicho, bien porque lo deducimos. Por lo tanto está sujeto a un cierto porcentaje de duda.

Al utilizar "se conoce que..." tanto el hablante como el oyente aceptan implícitamente que la información que van a intercambiar se ha obtenido a partir de las apariencias o incluso del cotilleo. Por esa razón, esta expresión equivale a otras como "parece que...", "se diría que...", "por lo visto...", "al parecer...", etc. (2)

Todas ellas permiten tanto al uno como al otro manejar la información con ciertas reservas hasta que se confirme, o no, la verosimilitud de la misma. Lo cual es muy importante si se trata de algo privado, íntimo o confidencial. Veamos unos ejemplos:

"Se conoce que iban a mucha velocidad por la carretera cuando tuvieron el accidente". (3) Deducimos que, "según parece" o "es de suponer" que la causa del accidente fue la excesiva velocidad.

"Se conoce que los delfines son muy inteligentes". "Parece que" eso es así porque lo hemos escuchado en un documental al que le damos cierto crédito.

"Se conoce que pesaba mucho porque al cogerlo le dio un clajido" .(4) Por eso sabemos que pesaba mucho.

No sé si la expresión "se conoce que..." se sigue utilizando o si está en desuso, como muchas otras, en Torrellas. Pero ese matiz de distanciamiento que aporta para explicar o deducir la causa o el motivo de algo se empezó a introducir a finales del siglo XVIII o principios del XIX.

Se conoce que, ya por entonces, sabían lo que se hacían.

Notas:
(1) Félix-Brasdefer, J. César. Pragmática del español: contexto, uso y variación.
(2) (5) Raíces de Peraleda.
(3) La frase pertenece a la web Portalrubio es Más.
(4) /"Ruido o chasquido que producen las articulaciones al descoyuntarse"//"dolor muscular en la región lumbar"/ Gargallo, Sanjoaquin, M. Notas léxicas sobre el habla de Tarazona y su comarca.
Imagen de Thomas Wolter en Pixabay.
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Donde come el tocino, deja la gamella; salir pitando; dejar rastro; la fregada

Una "gamella" era, en nuestros tiempos, una artesa o recipiente fabricado enteramente en madera de una sola pieza que servía para dar de comer y de beber a los tocinos que era como llamaban habitualmente a los cerdos en Torrellas.

Seguramente las gamellas tenían otros muchos usos: para lavar, para amasar, para mezclar la carne de la matanza y hacer embutidos...El caso es que a mi aún me viene a la cabeza la imagen y los sonidos que emitían los tocinos cuando se abalanzaban hambrientos sobre lo que les echaran en la gamella para que engordasen.

En cuanto a nosotros, salvando las distancias, y solicitando de antemano vuestra indulgencia por la comparación, éramos también un poco como aquellos animales. Acudíamos a comer después de haber recibido varios avisos de nuestras madres o, sencillamente, cuando teníamos hambre.

Pero también nos arrojábamos sobre la comida ansiosos por recuperar las fuerzas que se nos iban en jugar o en ir de aquí para allá. En nuestra despreocupación por todo lo que no fuera volver a "salir pitando" (1) de casa, dejábamos sobre la mesa el "rastro" de nuestro paso. (2)

No éramos capaces de pensar ni en el tiempo que habían pasado nuestras madres en el fogón, ni en la "fregada" (3) que aún les esperaba después ni en recoger aquellos platos, cubiertos y vasos que habíamos utilizado.

De ahí que ellas mismas o la abuela nos dijeran, con más razón que un santo, "donde come el tocino, deja la gamella" intentando hacernos ver que demostrábamos el mismo descuido y abandono que los cerdos, una vez alimentados, manifestaban.

Algo que, en su caso, era natural. Pero que no tenía justificación en el nuestro.

Menos mal que, aunque a regañadientes, fuimos haciéndonos conscientes de aquellos comportamientos infantiles y egoístas y recogiendo aquellas "gamellas" que, con todo el amor del mundo, llenaban con lo mejor que se podían permitir.

Aún hoy, que somos padres y madres, algunos incluso abuelos...tenemos que ir a veces detrás de nuestros hijos para recordarles, con cariño pero con firmeza, que no sean como el tocino, que "donde come, deja la gamella".

¡Cuántas veces nos habremos acordado del dicho!

Notas:
(1) "Salir pitando/echando chispas": Irse a gran velocidad de un lugar. Ambas locuciones se refieren a la locomotora del tren en el momento de partir de la estación: pita y, del roce de las ruedas con los raíles, echa, o echaba, chispas. Buitrago, A. Diccionario dichos y frases hechas.
(2) La palabra "rastro" tiene, en Torrellas, otras acepciones de las cuales hablaremos en una entrada posterior.
(3) El DRAE recoge "fregada" como la acción y el efecto de fregar pero en Torrellas se refiere al conjunto de utensilios utilizados para comer que luego hay que fregar. Decir "¡vaya fregada!" tiene el sentido de que hay mucho para fregar.















¡Chúpate esa, Bernabé!; ¡jódete y baila!, ¡toma castaña!, ¡San Joderse está en Caparroso!, ¡no te amuela!

Cuando éramos pequeños no era raro escuchar, en medio de una conversación un tanto acalorada, la expresión "¡chúpate esa, Bernabé!". Con ella alguien contrarrestaba el argumento de la otra persona con una respuesta oportuna, ingeniosa e inesperada y se vanagloriaba de haber dejado al otro en mala posición o en un claro ridículo.

Hoy a eso lo llamaríamos un "zasca", que tendría el mismo significado: un corte, un hachazo dialéctico o una bofetada verbal. (1) Y posiblemente lo remataríamos con una muy informal expresión inglesa, "¡in your face", que equivaldría a "¡toma!" o la también informal "¡en tus morros!".

Ni qué decir tiene que el tal "Bernabé" sería seguramente ficticio como tantísimos otros personajes proverbiales que aparecen en los dichos de nuestro país. Se utilizan porque quedan muy bien para una rima o por razones de eufonía, es decir, por la combinación agradable de sonidos de la frase. 

En cuanto al origen de la expresión "¡chúpate esa!", posiblemente provenga de otra que  es "chuparse las heridas" para indicar que es una posible forma de sanarlas.

Teniendo en cuenta que la expresión se usa cuando se ha dicho algo que puede haber provocado un escozor o herida figurada en la otra persona, no es descabellado pensar que se use para indicar a la otra persona que se puede ir chupando la herida si quiere que se cure. (2) No debemos olvidar que de pequeños nos chupábamos instintivamente las heridas que nos hacíamos, práctica que no sé si sería o no conveniente y en la que no entraré por no ser el objeto de este blog.

Otras expresiones de Torrellas, aunque no exclusivas de allí, son "¡jódete y baila!" y "¡toma castaña!" Con ambas exclamaciones mostramos alegría por la desgracia ajena. La primera es una forma absolutamente irónica de decirle a alguien que no hay remedio y que no vamos a facilitarle ninguna ayuda, algo así como «aguántate y, además, si puedes, baila de alegría». (3) Además también es una expresión de reprimenda para alguien que no se deja llevar de la experiencia o de los consejos de los demás. (4) Añado de mi cosecha que también puede ser utilizada como una expresión de paciencia y resignación ante un contratiempo que no se puede remediar. Algo así como "¡a joderse!" o "¡a joderse tocan!".

Por otro lado, "¡toma castaña!" tiene un significado polivalentejúbilo ("Yo pensaba que iba a suspender y voy y saco un sobresaliente ¡Toma castaña!"), sorpresa o asombro ("¡Toma castaña! ¡Vaya pedazo de coche que se ha comprado Alfredo!"), rabia o venganza ("Ahora vas a saber tú qué se siente cuando todos se ríen de ti. ¡Toma castaña!")...(5)

Hay otro dicho torrellano con todo el derecho de aparecer en esta entrada dedicada a expresiones de alegría por las desgracias ajenas y que además es mi favorito. Se trata de "San Joderse está en Caparroso", que se emplea para decirle a alguien "¡fastídiate!"  o "¡joróbate!" cuando le sale una cosa mal o se le tiene cierta manía.

El dicho en realidad se completa diciendo "San Joderse está en Caparroso...debajo de un puente" ya que hace alusión a una leyenda sobre el antiguo puente sobre el río Aragón de esta localidad de la Merindad de Olite en Navarra.

Aunque hay muchas versiones sobre su origen, particularmente me inclino por la que voy a relatar. En la Edad Media era frecuente que en los puentes hubiera una especia de garita de aduanero para el pago del "pontazgo", una tasa o tributo por el paso de personas o mercancías por los mismos.

Junto a la garita del cobrador, cuenta la leyenda, había una hornacina y en la hornacina un santo (era costumbre meter a los santos en el río para pedir contra la sequía). El santo del puente de Caparroso parece ser que era San José de Calasanz. Sucesivas riadas fueron arrancando letras hasta quedar  “San  Jo  de  s “... san joderse. Por eso y por lo del pago del pasaje quedó la leyenda, que, como ya he dicho, tiene otras variantes. (6)

Se dice también que el puente era muy angosto y que por esa razón no podían cruzarse dos carrosPor eso, quien veía a un carruaje ya pasando el puente tenía que esperar a que llegara al otro extremo.(7)

Es indudable que este inconveniente, unido a tener que pagar el pontazgo, ocasionaría fastidio, molestia y enojo a quienes debían hacer uso del puente. No sería extraño, por tanto, que en esa situación, alguien de Torrellas que necesitase pasar el puente de Caparroso exclamase:

"¡No te amuela!". (8)


Notas:
(1) Fundéu. BBVA.
(2) Stack Exchange.
(3) (5)  Buitrago, A. Diccionario de dichos y frases hechas.
(4) TuBabel.
(6) Aitonak.
(7) Plaza Nueva.
(8) Raíces de Peraleda.
Imagen: Salud 1.