Uno de los encantos de los gatos es que resultan ser animales misteriosos, tanto que hasta el origen de la palabra "gato" es incierto.
Los primeros gatos domésticos aparecieron en el antiguo Egipto en el 2000 a.C. Los egipcios utilizaban la onomatopeya que hace referencia a su maullido para nombrarlos: "myeou". Eran considerados poco menos que sagrados ya que se le rendía culto a la diosa Bastet, mitad gata mitad mujer. (1)
En los textos de la antigua Grecia (1300 a.C.) es difícil diferenciar a los gatos de otros animales de cola larga cazadores de ratas, tales como hurones, comadrejas o martas. Por ello eran denominados "ailouros", es decir, "animal que mueve la cola". Dicha denominación nos permite actualmente designar a los amantes de los gatos con el vocablo "ailurofilia" y a quienes les tienen miedo con "ailurofobia". (2)
El término más antiguo y tradicional en el latín de la antigua Roma era "felis" para nombrar tanto a los gatos salvajes como a los domésticos, de donde proviene la expresión "felino" y sus derivados.
La teoría más aceptada es que la palabra "gato" tuvo su origen también en el Imperio Romano pero en una época posterior, hacia el siglo IV d.C., cuando se utilizaba "cattus" para designar a los gatos domésticos. No se sabe exactamente de dónde proviene, puede ser que de "cautus" (prudente o astuto), de "catus" (hábil o ingenioso) o de "catum" (de captura, por los roedores que cazaba). (3)
En cualquier caso el gato era un animal apreciadísimo por los romanos como animal doméstico, como demuestran los apelativos y diminutivos cariñosos que abundan en la lengua latina popular como mussinus, pusillus o mininus, de donde provienen nuestros "misino" o "minino". (4)
Con la caída del Imperio Romano y el posterior desarrollo de las lenguas romances, empezaron las derivaciones de "cattus". A día de hoy muchas lenguas, emparentadas o no entre si, tienen palabras muy parecidas a cattus para nombrar al gato. Mencionaré, a modo de ejemplo, que los alemanes dicen katze, los italianos gatto, los franceses chat, los ingleses cat, los polacos kot y los lituanos kate.
Y otras muchas que demuestran de forma evidente que están relacionadas, "cosa que no pasa con el origen etimológico de otros animales y menos aún con su archi-enemigo, el perro". (5)
No nos podemos olvidar de que en la Alta Edad Media cristiana el gato se convierte en un animal maléfico. En aquella época de oscurantismo y fanatismo religioso se asociaba a los gatos con la brujería y lo diabólico, especialmente a los de color negro. Fueron por ello perseguidos y prácticamente exterminados.
En algunas ciudades los miércoles de la segunda semana de cuaresma se dedicaban en exclusiva a masacrar felinos. En otros lugares el martes en que termina el Carnaval pasaban un gato de mano de mano haciéndole todo tipo de maldades para que maullase. En París quemaban bolsas con doce gatos en honor a San Juan, con el pretexto de la brujería. Ingleses y escoceses tampoco les iban a la zaga a la hora de quemar vivos a los gatos, asistiendo y disfrutando de estos actos como si de la quema de un hereje se tratase. (6)
"Los pocos gatos de raza europea que quedaron se asilvestraron y se refugiaron en los bosques. Algunos epidemiólogos han relacionado la rápida y letal extensión de la peste negra en el siglo XIV con la carencia de gatos, casi exterminados en tal fecha en la Europa Occidental. La llegada de una nueva especie de rata , portadora de una pulga que a su vez es huesped del microorganismo de la peste negra, que transmite picando a los humanos, no tiene un freno natural en los gatos, y la especie de esa rata se extiende como la pólvora".
Se calcula que hasta el siglo XVIII la casi extinguida población de gatos no recupera los niveles del Imperio Romano, siendo el Renacimiento la época en la que se empieza a valorarlos de nuevo importando gatos persas y volviendo a domesticar a los escasos gatos europeos. (7)
De los gatos se dice que se autodomesticaron, es decir, que se fueron acercando al hombre para obtener sus alimentos. No lo hicieron por sumisión o por aceptación de las condiciones que los seres humanos pudieron plantearles, sino porque podían obtener beneficios con poco o mínimo esfuerzo.
Los gatos no nos necesitan, son cazadores solitarios y no requieren tampoco la ayuda de grupos o manadas. Simplemente saben que pueden sacar provecho de su relación con los humanos. (8)
Esta muestra de inteligencia hace que renueve el mucho respeto que les tengo.
Y aquí termina la última entrada sobre gatos, animales solo superados por los burros en nuestro refranero.
Y aquí termina la última entrada sobre gatos, animales solo superados por los burros en nuestro refranero.
Buen verano. Nos vemos de nuevo en septiembre.
Notas:
(1) (2) (3) Cosas de gatos.
(4) (7) Etimologías de Chile.
(5) (6) López,O. Animalitos de Dios.