Una breve historia de los gatos

Uno de los encantos de los gatos es que resultan ser animales misteriosos, tanto que hasta el origen de la palabra "gato" es incierto.

Los primeros gatos domésticos aparecieron en el antiguo Egipto en el 2000 a.C. Los egipcios utilizaban la onomatopeya que hace referencia a su maullido para nombrarlos: "myeou". Eran considerados poco menos que sagrados ya que se le rendía culto a la diosa Bastet, mitad gata mitad mujer. (1)

En los textos de la antigua Grecia (1300 a.C.) es difícil diferenciar a los gatos de otros animales de cola larga cazadores de ratas, tales como hurones, comadrejas o martas. Por ello eran denominados "ailouros", es decir, "animal que mueve la cola". Dicha denominación nos permite actualmente designar a los amantes de los gatos con el vocablo "ailurofilia" y a quienes les tienen miedo con "ailurofobia". (2)

El término más antiguo y tradicional en el latín de la antigua Roma era "felis" para nombrar tanto a los gatos salvajes como a los domésticos, de donde proviene la expresión "felino" y sus derivados.

La teoría más aceptada es que la palabra "gato" tuvo su origen también en el Imperio Romano pero en una época posterior, hacia el siglo IV d.C., cuando se utilizaba "cattus" para designar a los gatos domésticos. No se sabe exactamente de dónde proviene, puede ser que de "cautus" (prudente o astuto), de "catus" (hábil o ingenioso) o de "catum" (de captura, por los roedores que cazaba). (3)

En cualquier caso el gato era un animal apreciadísimo por los romanos como animal doméstico, como demuestran los apelativos y diminutivos cariñosos que abundan en la lengua latina popular como mussinus, pusillus o mininus, de donde provienen nuestros "misino" o "minino". (4)

Con la caída del Imperio Romano y el posterior desarrollo de las lenguas romances, empezaron las derivaciones de "cattus". A día de hoy muchas lenguas, emparentadas o no entre si, tienen palabras muy parecidas a cattus para nombrar al gato. Mencionaré, a modo de ejemplo, que los alemanes dicen katze, los italianos gatto, los franceses chat, los ingleses cat, los polacos kot y los lituanos kate

Y otras muchas que demuestran de forma evidente que están relacionadas, "cosa que no pasa con el origen etimológico de otros animales y menos aún con su archi-enemigo, el perro". (5)

No nos podemos olvidar de que en la Alta Edad Media cristiana el gato se convierte en un animal maléfico. En aquella época de oscurantismo y fanatismo religioso se asociaba a los gatos con la brujería y lo diabólico, especialmente a los de color negro. Fueron por ello perseguidos y prácticamente exterminados

En algunas ciudades los miércoles de la segunda semana de cuaresma se dedicaban en exclusiva a masacrar felinos. En otros lugares el martes en que termina el Carnaval pasaban un gato de mano de  mano haciéndole todo tipo de maldades para que maullase. En París quemaban bolsas con doce gatos en honor a San Juan, con el pretexto de la brujería. Ingleses y escoceses tampoco les iban a la zaga a la hora de quemar vivos a los gatos, asistiendo y disfrutando de estos actos como si de la quema de un hereje se tratase. (6)

"Los pocos gatos de raza europea que quedaron se asilvestraron y se refugiaron en los bosques. Algunos epidemiólogos han relacionado la rápida y letal extensión de la peste negra en el siglo XIV con la carencia de gatos, casi exterminados en tal fecha en la Europa Occidental. La llegada de una nueva especie de rata , portadora de una pulga que a su vez es huesped del microorganismo de la peste negra, que transmite picando a los humanos, no tiene un freno natural en los gatos, y la especie de esa rata se extiende como la pólvora"

Se calcula que hasta el siglo XVIII la casi extinguida población de gatos no recupera los niveles del Imperio Romano, siendo el Renacimiento la época en la que se empieza a valorarlos de nuevo importando gatos persas y volviendo a domesticar a los escasos gatos europeos(7)

De los gatos se dice que se autodomesticaron, es decir, que se fueron acercando al hombre para obtener sus alimentos. No lo hicieron por sumisión o por aceptación de las condiciones que los seres humanos pudieron plantearles, sino porque podían obtener beneficios con poco o mínimo esfuerzo.

Los gatos no nos necesitan, son cazadores solitarios y no requieren tampoco la ayuda de grupos o manadas. Simplemente saben que pueden sacar provecho de su relación con los humanos. (8)

Esta muestra de inteligencia hace que renueve el mucho respeto que les tengo.

Y aquí termina la última entrada sobre gatos, animales solo superados por los burros en nuestro refranero

Buen verano. Nos vemos de nuevo en septiembre

Notas:
(1) (2) (3) Cosas de gatos.
(5) (6) López,O. Animalitos de Dios.
(8) Rodríguez, C. El encantador de gatos.
Imagen: Gatos y respeto.






Pelagatos, cuatro gatos

Al haber tantos dichos y refranes que mencionan a  los gatos, es normal también que algunos de ellos sean despectivos.

Este es al caso de «Pelagatos», expresión peyorativa para describir a quien se considera insignificante o mediocre, sin posición social o económica. (1) A su baja condición social se une, según algunos autores, ruindad y villanía, lo que lo hace merecedor de desprecio porque, siendo un don nadie, se atreve a dárselas de algo. (2)

Como suele ser habitual existen pocos y contradictorios datos sobre el origen de la expresión. Hay quienes afirman que la palabra surgió en una España de hambruna y pobreza en la que para sobrevivir muchos debían comer gatos que antes, como es natural, había que pelar.

Otros afirman que "pelar el gato" era registrar el talego para guardar las monedas realizado con la piel de dicho animal en busca de algún maravedí que hubiera quedado en su fondo. (3) Lo cierto es que ninguna de las dos teorías son muy convincentes ya que no existen datos comprobables.

De lo que sí estamos seguros es de la cantidad de sinónimos despectivos que tiene "pelagatos": mediocre, despreciable, insignificante, ínfimo, desdeñable... y algunos más que omito por no hacer la lista demasiado larga. (4) En todo caso "un infeliz de baja clase social, con poco dinero y bajo nivel de educación que a menudo pretende aparentar lo que no es". (5)

Otro expresión algo desdeñosa es «Haber/Ser/Estar cuatro gatos» con la que se indica que hay muy poca gente en un lugar, que no hay casi nadie y que, por lo tanto, no hay mucho ambiente

Con ella "se recurre a este animal, con cierto desprecio hacia los presentes, para dar a entender que ni siquiera estos animales, que están por todas partes, se encuentran en tal sitio". (6)

El origen de la expresión tiene que ver con el apelativo de "gatos" que se les da a los madrileños y que vimos en una entrada anterior. (7) No todos los nacidos en la capital merecen esa "denominación de origen" sino aquellos que pueden acreditar que sus padres, abuelos y bisabuelos son también madrileños de nacimiento.

Si ya es difícil encontrar autóctonos en una ciudad en la que la mayoría de la población es de fuera, aún es más arduo encontrarlos de cuarta generación. De ahí que se diga que en Madrid quedan "cuatro gatos" porque la inmensa mayoría de sus habitantes no posee una genealogía madrileña tan antigua. (8)

Algo parecido a lo que nos pasa a los zaragozanos, pues casi todos lo somos de primera o de segunda generación porque es raro encontrar a alguien cuyos padres y/o abuelos no provengan de pueblos  de la provincia, del resto de Aragón o del país y, cada vez en mayor número, de otras latitudes.

Notas:
(1) Irazusta, M. Eso lo será tu madre.
(2) Celdrán, P. El Gran Libro de los Insultos.
(3) Spanish StackExchange.
(4) Definiciona.
(5) Diccionario Libre.
(6) Buitrago, A. Diccionario de dichos y frases hechas.
(7) Ver "De noche todos los gatos son pardos".
(8) La página número trece.
Imagen: PublicDomainPictures.






¡Ya está el gato en la talega!, darse un talegazo

Hace muchos años, mientras miraba jugar al guiñote "al" Jesusín en el bar "del" Rodrigo, le escuché decir «¡Ya está el gato en la talega!», cuando a falta de un par de bazas para terminar la partida ya sabía que la iba a ganar.

Esta expresión se utiliza como exclamación de contento cuando se consigue un logro o algo que se pretende. También cuando se asegura un trato, cuando se coge a alguien cometiendo una falta y, en general, para llamar la atención sobre el hecho de haber encontrado la solución a un asunto. 

Aunque se usa más en la versión reducida, hay gente que alarga la frase diciendo «¡Ya está el gato en la talega, míralo qué saltos pega!» lo que nos hace pensar en dos posibles interpretaciones del dicho.

La primera en sentido literal, como sería atrapar un gato y meterlo en una bolsa de tela, es decir, en una talega. Sin embargo parece más probable que proceda de la jerga de germanía utilizada por ladrones, malhechores y fulleros en el siglo XVII, donde podría significar "descubrir un dinero oculto" o simplemente "robar". No olvidemos que en aquella época se puso de moda llamar "gato" a la bolsa o talego donde se guardaba el dinero ya que estaba confeccionada con la piel de dichos animales.  (1)

La interpretación literal nos hace pensar en tantos gatos cazados y metidos en talegas que eran vendidos por los mesoneros a sus comensales como si fueran liebres, desatando la permanente sospecha sobre lo que comían y dando lugar al famoso «Dar gato por liebre» del que en su día hablamos. Quizás por ello en algunos lugares de nuestro país se dice "gato en la talega, al día siguiente no llega". (2) La segunda explicación inevitablemente nos trae a la memoria otro dicho gatuno, «Aquí hay gato encerrado», mencionado asimismo  en este blog(3) 

También pudiera ser que no tenga nada que ver con ninguna de las dos y simplemente se trate de buscar una rima entre "talega", "pega" o "llega" por motivos de expresividad.

En cualquier caso sí que me gustaría, antes de concluir, hacer una alusión a la etimología de la palabra "talega", que me parece interesante.

Proviene del árabe ta'líqa (bolsa que cuelga del cinto) y que dio origen a derivados como "talego" (menor que talega) como se llamaba en jerga al billete de mil pesetas y también a la cárcel. (4)

Y no olvidemos que en Torrellas se da uno un «talegazo» cuando se cae de costado de  una forma aparatosa comparando el golpe que se da con el de una talega, saco donde se recogía antaño la harina, al caerse. (5)

Y es que el sufijo "azo" no trae nada bueno, sino siempre algún golpe como demuestran palabras como "tortazo", "guantazo", "manotazo" o "castañazo"(6)

Ninguna apetecible, ¿verdad?

Notas:
(1) Buitrago, A. Diccionario de dichos y frases hechas.
(2) Ver "Dar gato por liebre".
(3) Ver "Aquí hay gato encerrado".
(4) Etimologías de Chile.
(5) Raíces de Peraleda.
(6) Marín Royo, L.M. El habla en la Ribera de Navarra.
Imagen: Faiz Rahman.











Gato escaldado del agua fría huye, de los escarmentados nacen los avisados

Cuando "escaldamos" un alimento lo sumergimos en agua hirviendo durante unos segundos. Esta técnica culinaria se lleva a cabo con el fin de poder quitarle la piel con más facilidad, como en el caso de los tomates, fijar y potenciar el color verde de los vegetales o dar una cocción corta a los alimentos para preservar la mayor parte de sus nutrientes y conseguir una textura crujiente. (1)

Hay que tener cuidado para que no seamos nosotros los escaldados por el agua caliente lo que nos hará padecer una irritación más o menos grave y dolorosa en la piel que, por otra parte, también puede ser causada en ocasiones por el sudor, especialmente en la zona inguinal

"Salir escaldado" es una expresión muy habitual para indicar que alguien ha sufrido una decepción o ha sido herido en su amor propio. También se dice que es "gato escaldado" ya que ha sufrido un escarmiento y desconfía ya de todo. (2)

Ambas expresiones proceden del refrán «Gato escaldado del agua fría huye» que señala la desconfianza con que se actúa cuando se ha tenido una mala experiencia anterior y haciendo que nos fijemos más en ocasiones similares, aunque no tengan el mismo peligro que aquella que nos sirvió para escarmentar. (3)

Es conocida la fobia de la mayoría de los gatos al agua y quizá no tenga nada que ver que esté caliente, sino que sea así para darle sentido al refrán. Es decir, a partir de su mala experiencia, en la mente del gato cualquier recipiente con agua pasa por la posibilidad de que contenga agua hirviendo y ni siquiera se detendrá a comprobarlo sino que se quitará de en medio lo más rápidamente que pueda. (4)

Es lo mismo que le ocurre a quien ha pasado ya por un trance amargo, que se cuida mucho de no volver a experimentar nada parecido en el futuro rehuyendo todo aquello que se lo recuerde. (5)

Otro refrán de Torrellas tiene análogo significado: «De los escarmentados nacen los avisados» que señala que la experiencia enseña a evitar las ocasiones peligrosas. Escarmentar es quedar decidido a no repetir una acción por la que se ha sufrido malas consecuencias, dándose así por avisado. (6)

Me gustaría terminar con un "chascarrillo" narrado por el escritor Juan Valera que se titula precisamente como este último refrán. (7)

Es muy breve, seguro que os arrancará una sonrisa y no quedaréis escarmentados.

Ya me diréis.

Notas:
(1) Código cocina.
(2) Marín Royo, L.M. El habla en la Ribera de Navarra.
(3) Inmsol.
(4) Antirefranero.
(5) Escuelapedia.
(6) El almanaque.
(7) Biblioteca Virtual Universal.
Imagen de Maret Hosemann en Pixabay 





Cierra la puerta que se escapa el gato, ¿se te ha comido la lengua el gato?

La frase que vamos a ver en primer lugar debió de originarse en los tiempos en los que la única calefacción que había en la casa era el brasero y todos se arrimaban a él en una habitación ya que en el resto de la casa se helaba hasta la Campana María. (1) Si alguien, al salir, se dejaba la puerta abierta, se le decía: «Cierra la puerta, que se escapa el gato»(2) 

Hoy sigue siendo una forma humorística de pedir a quien entra en una habitación que cierre la puerta con premura para evitar que la habitación se quede fría, aunque el tiempo y el progreso han provocado que también se utilice en pleno verano para que no salga el frío de una habitación climatizada con aire acondicionado

E incluso se puede extrapolar a otras situaciones como en las que algo es abierto y urge cerrarlo como la puerta de la nevera, el cubo de la basura, la sauna...

Algunos creen que la única finalidad de esta expresión no es otra que humillar a quien llega tarde a un aula, clase, charla o reunión. (3) Quizás no les falte algo de razón aunque me parece un poco exagerado.

En cualquier caso, tampoco es un mal consejo que las puertas permanezcan cerradas para que el recibo de la calefacción o del aire acondicionado no suban más de la cuenta... Aunque también se dan casos de gatos que son auténticos expertos en abrir las puertas de una casa, a veces con más rapidez incluso que los propios dueños. (4)

La habilidad de la que hacen gala estos felinos abrepuertas llega a ser un motivo de asombro tal que algunos se quedan sin habla. lo que nos lleva a otro dicho relacionado con los gatos.

«¿Se te ha comido la lengua el gato?» es una expresión utilizada para enfatizar que alguien está muy callado, bien porque no encuentra las palabras adecuadas o porque no tiene nada que decir. Normalmente se dice para instar a esa persona a que hable o a que participe de la conversación. (5)

También se suele utilizar esta pregunta dirigida a un niño de quien se sospecha que ha hecho alguna travesura y al interrogarle permanece callado con cara de culpable. (6)

Seguro que a muchos nos ha pasado de pequeños, cuando alguien mayor nos preguntaba alguna cosa y, por vergüenza, nos quedábamos callados y aquella persona nos preguntaba si nos había comido la lengua el gato. Nuestra reacción, naturalmente, era sacarle la lengua para que comprobase que no era así.

Las teorías  sobre el origen de esta expresión son tantas que hacen imposible averiguar cuál es la correcta.

Una teoría dice que en la época medieval a los ladrones y malhechores les castigaban cortándoles la lengua y dándosela de comer a gatos, perros o ratones. O que en la antigua Siria les hacían lo mismo a los soldados vencidos, cuya lengua iba a parar a las barrigas de los gatos del rey vencedor. Costumbre parecida se les atribuye a los antiguos egipcios, quienes mutilaban de esta misma forma a mentirosos y blasfemos. (7)

Se cuenta que en los barcos de la Armada Británica se castigaba con el "gato de nueve colas" ("Cat o' Nine Tails"), un látigo fabricado con nueve cuerdas o correas de cuero, a quienes protestaban las órdenes de sus superiores o "se iban de la lengua". Como es natural, el marinero que sufría tan cruel tortura se quedaba literalmente "sin palabras", sin ganas de seguir protestando ni de revelar los secretos que le habían confiado. (8)

Si tengo que elegir, me quedo con esta última interpretación ya que está bien documentado el castigo de flagelación que sufría la marinería británica desde el siglo XVIII, el cual ocasionaba largos periodos de silencio en quien los sufría debido al dolor.

Además el dicho ingles "Cat got your tongue?" es casi idéntico a la versión española por lo que, en este caso, conviene hacer caso de los autores británicos que sitúan el dicho en este periodo de su propia  historia. (9)

Por otro lado, los gatos no suelen comer lenguas humanas, pero sí a la inversa: las "lenguas de gato" son unos deliciosos dulces que toman su nombre de la forma estrecha y alargada de la lengua de los felinos.

Son ideales para acompañar el desayuno, el té o el café de media tarde. O para darse una pequeña recompensa al terminar de escribir -o de leer- una entrada de blog.

Que es, precisamente, lo que voy a hacer yo.

¿Gustáis?

Notas:
(1) Ver "La Campana María, calor forastera, Calicuarto, se caga la perra, orage" en este mismo blog.
(2) Marín Royo, L.M. El habla en la Ribera de Navarra.
(3) Payopedia.
(4) Schnauzi.
(5) BlairCentre.
(6)   El Clemente Inglés.
(8) Gatovago.
(9) Allthatsinteresting.
Imagen: Wikiwand.





La curiosidad mató al gato

Los gatos son animales curiosos por naturaleza, todo lo observan, todo lo huelen, todo lo exploran... A pesar de su proverbial sigilo y cautela, utilizamos el dicho «La curiosidad mató al gato» para indicar que no hay que saber más de lo que se debe y no hay que traspasar ciertos límites. (1)

La expresión es una analogía entre el instinto de los felinos domésticos y los peligros y riesgos a los que se exponen por meterse en todos los rincones y en asuntos que no les incumben.

La frase no tiene su origen en nuestro país sino en la Inglaterra del siglo XVI y se atribuye a Ben Johnson o al mismísimo Shakespeare, grandes dramaturgos de la época. Originalmente era "Care killed the cat", es decir, «el "cuidado" o la "precaución" mató al gato», haciendo referencia a que la excesiva precaución o la desmesurada preocupación por la salud termina siendo perjudicial para ésta. (2)

Con el tiempo se transformó en "Curiosity killed the cat", que pasó al castellano con el significado actual ya en el siglo XIX, debido a la creencia anglosajona de que los gatos tienen nueve vidas y que son tan curiosos como para morir hasta nueve veces,  metiéndose en asuntos ajenos a ellos. (3)

Como el gato que sobrevivió a un programa corto de lavadora que incluía enjuague y centrifugado. El pobre "misino" tuvo que ser trasladado urgentemente al veterinario ya que tenía líquido en los pulmones y neumonía. A pesar de todo, a los pocos días comenzó a comer y a recuperarse aunque necesitó oxígeno durante cierto tiempo. La atribulada dueña juraba y perjuraba que no se percató de que el gato estaba camuflado entre la ropa. (4) 

«La curiosidad mató al gato» se utiliza cuando "alguien se interesa demasiado por conocer todos los detalles de un tema" (5) y para "advertir que alguien está indagando asuntos peligrosos que no son de su incumbencia"(6) Para unos este dicho popular es una forma sana de evitarnos problemas pero para otros es una manera de acallar el espíritu investigativo, poniendo a la curiosidad en un plano negativo. (7)

En mi opinión habría que encontrar un equilibrio. Saber domesticar la curiosidad innata de cuando somos niños, que nos lleva a explorar nuestro entorno sin atender a los peligros, en una curiosidad madura que sea nuestra aliada para conseguir el éxito en la vida.

Me quedo con esta frase de José Saramago: "Dicen que la curiosidad mató al gato, pero no dicen si lo que descubrió valió la pena". Como el Nobel de Literatura creo que la curiosidad implica observar, investigar, explorar y descubrir. Requiere inconformismo, ganas de aprender y de adentrarse en espacios desconocidos. (8)

Saramago es también el autor de otra frase con la que me identifico plenamente y con la que termino:

"La vejez empieza cuando se pierde la curiosidad".

Y es que a mi, a curioso, no me ganan ni los gatos.

Notas:
(1) (2) Blogs 20minutos.
(3) BioGuía.
(4) La Sexta.
(5) Centro Virtual Cervantes.
(6) Wiktionary.
(7) Compartir Palabra Maestra.
(8) Ingenioschool.
Imagen de Дмитрий Владимирович en Pixabay 










De noche todos los gatos son pardos

Imaginemos que a través de nuestra ventana podemos ver un tejado por el que deambulan a su gusto los gatos de la vecindad. Como es de día podemos distinguir perfectamente sus colores: los hay blancos y negros, rubios y grises...y algunos de mezcladas tonalidades

Cuando cae la noche seguimos viendo a esos mismos gatos, pero solamente sus siluetas o las sombras que proyectan. Ya no podemos distinguir sus colores porque todo se vuelve más confuso, menos nítido o como dice el refrán...«De noche todos los gatos son pardos».

"Pardo" es otra forma de llamar al marrón, color que en la oscuridad de la noche es prácticamente indistinguible del negro. Nuestros ojos no están especializados en visión nocturna; para ver, necesitamos luz. En ausencia de luz se nos escapan las cualidades estéticas de lo que vemos y terminamos viendo todo en una escala de grises.

Esa es la razón de que se acuñase el dicho al que aludimos, ya utilizado en el Quijote, para referirse a que en la oscuridad es fácil no ver los defectos de las cosas o de las personas y a que éstas pueden esconder lo que están haciendo o disimularlo ya que no se ve con claridad. (1)

La oscuridad de la noche hace más fácil esconder las tachas de lo que se nos vende o se nos ofrece y es más difícil distinguir a quienes van con malas intenciones de los que vienen con buenos propósitos. (2)

Según la mayoría de los estudiosos, la mención a los gatos no se refiere concretamente a los felinos sino a los madrileños, que son conocidos con dicho apelativo desde que en 1083 el rey castellano Alfonso VI conquistase Magerit (nombre musulmán de la actual Madrid) gracias a la agilidad y destreza de un soldado que trepó por la muralla como si fuera un gato. (3)

Hoy es una gran capital pero, hace siglos, la iluminación de la gran aldea que era entonces Madrid era muy escasa por lo que dicha precariedad hacía difícil distinguir a un poblador de otro. Cuando la ciudad asumió la capitalidad del Reino, convirtiéndose en Villa y Corte, la situación empeoró porque eran muy numerosos los rufianes y malhechores nocturnos que campaban por sus respetos. (4)

Tanto es así, que se editaron guías para los forasteros en las que se explicaban los engaños y estafas más frecuentes en la ciudad y recomendando no salir a la calle cuando fuera de noche por el peligro de sufrir un asalto pues era muy difícil distinguir la catadura de quienes podía uno encontrarse.  Es decir, no se podía distinguir a un "gato" de otro. (5)

Hay quienes afirman que el apelativo de "gatos" les viene a los madrileños por lo que les gusta salir de noche. A mi no me convence mucho ya que es una actividad que gusta en cualquier lugar de España por lo que a todos tendrían que mentarnos con el nombre de esos ágiles felinos.

Por ello no es infrecuente que, al despertar con un ligue de la noche anterior, se descubra con desilusión que no es exactamente como se recordaba. Y es que el alcohol y la ausencia de luz suelen favorecer a quien de natural no es tan favorecido físicamente

No es casualidad que discotecas, pubs y otros antros suelan ser lugares más bien poco iluminados, pues la oscuridad es aliada de las imperfecciones haciendo bueno el dicho de que "de noche todos los gatos son pardos". (6)

Notas:
(1) Diccionario Actual.
(2) (4)  Blogs20minutos.
(3) Ediciones La Librería.
(5) Calles, J. y Bermejo, B. Expresiones y dichos populares.
(6) Soitu.
Imagen. Los guerreros del running.






Los lavados de gato, llevarse el gato al agua

Cuando éramos pequeños, en las ocasiones en las que el agua nos "sabía" demasiado fría o teníamos prisa, nos lavábamos de una manera tan rápida y superficial que nuestras madres decían que hacíamos  «Los lavados del gato»

Con esta expresión se referían a que no nos lavábamos correctamente las manos y la cara haciendo alusión a la fobia que tienen los felinos al agua y a sus gestos cuando se asean

Lo curioso de este dicho es que no puede estar más alejado de la realidad puesto que los gatos no son para nada animales sucios ya que es proverbial su aseo y su limpieza, que practican humedeciendo sus patas delanteras con las que se frotan la cabeza y lamiéndose con la lengua el resto del cuerpo. Dos o más gatos que conviven llegan incluso a acicalarse recíprocamente por afecto. (1)

Que a los gatos no les gusta nada mojarse es algo sabido por todos. Yo, al menos, no he visto nunca a un gato tomar un baño voluntariamente. La razón de este comportamiento radica, según algunos estudios, en la evolución

Los ancestros de los gatos solían vivir en climas secos, por lo que no tenían experiencia con el agua. Por ello habrían desarrollado la repulsión hacia la misma como un mecanismo de defensa ya que la ven más como un peligro que como un beneficio. (2)

Esta repulsa al agua se utiliza para comparar la tarea de bañar un gato con cualquier trabajo muy complicado. Quien consiga llevar un gato al agua puede estar seguro de que ha conseguido un objetivo verdaderamente difícil.

De ahí que se utilice la expresión «Llevarse el gato al agua» para referirse a lograr algo por lo que varias personas luchan denodadamente. (3)

La frase alude a quien vence a otro en una disputa o en una discusión. Parece que su origen estaría en un juego ya practicado por griegos y romanos, similar al "sokatira" vasco. Consistía en dos personas o equipos que tiraban cada uno del extremo de una cuerda tendida sobre una charca o un riachuelo. Ganaba quien conseguía poner a gatas al otro equipo y arrastrarlo hacia el agua.(4)

Como es obvio, se establece una analogía entre las dificultades y estorbos que pondría un gato que huye de ser bañado y la resistencia que cada uno de los jugadores opone a ser arrastrado al agua por su contrario. (5) 

Existen otras interpretaciones de menor fundamento sobre el origen del dicho pero, en cualquier caso, siempre se refieren a quien sale ganador, victorioso o triunfante

O como decimos vulgarmente a quien "se sale con la suya".

Notas:
(2) Vix.
(3) Calles, J. y Bermejo, B. Expresiones y dichos populares.
(4) Buitrago, A. Diccionario de dichos y frases hechas.
(5) Doval, G. Del hecho al dicho.
Imagen: Healthyway.