Las aves y sus dichos (2): gorrión de canalera, lechuzo de veranil



Es curioso que en el habla de Torrellas, como en la de otros muchísimos lugares, se dan buen número de expresiones y dichos con nombres de animales para hacer referencia a personas quizás porque éstas se asemejan a aquellos en alguna de sus propiedades. Reciben el nombre de expresiones zoonímicas y suelen tener un propósito humorístico, claramente despectivo en la mayoría de los casos. (1)

Continuando con los dichos sobre aves, seguro que todos nos acordamos de uno muy oído en el pueblo y desde luego muy utilizado por la abuela y nuestras madres. Se trata de "gorrión de canalera" que se dirige indistintamente a los niños y a los adultos pero con una clara diferencia en el significado.

El gorrión que juguetea en los canales por donde escurre el agua de los tejados es un pájaro sociable y espabilado que a todos cae bien por lo que es una forma cariñosa de dirigirse a los niños pequeños, más si son vivos y despiertos y algo granujillas. (2)

Por el contrario, dicho de un adulto pasa a ser un insulto ya que significa que esa persona es ladina, astuta, taimada...que tiene malicias y se las sabe todas. Así se suele decir: "¡menudo gorrión está hecho!" o "es más tuno que un gorrión de canalera". La expresión "tuno" que aplicada a un niño es cariñosa, intensifica el significado de truhán y mala persona en un adulto. Este mismo significado le dan en La Rioja y en Navarra. (3)

Otro dicho que siempre hemos escuchado en Torrellas y en nuestras casas es "lechuzo de veranil", empleado como insulto hacia una persona con el significado de tonto o de poca inteligencia

Se me hace curioso que se le dé esta significación siendo que yo siempre he tenido a las lechuzas como sabias y enigmáticas, con esos dos ojos plantados que parecen escudriñar lo que para todos los demás está oculto. Ya desde antiguo los griegos atribuyeron la lechuza a Atenea, la diosa de la sabiduría.

El caso es que, dejando aparte la mitología, en el habla popular de Torrellas y en los territorios colindantes ser un lechuzo equivale a ser poco espabilado

Y aunque las lechuzas suelen anidar en construcciones en ruinas, en tranquilos campanarios o en los huecos de los árboles, no desdeñan colarse en desvanes y graneros que es como en el pueblo llaman al "veranil". (4) Ese espacio en lo alto de la casa, bajo el tejado al que me daba un cierto respeto subir cuando era pequeño y en el que teníamos una tinaja que debíamos llenar de agua en aquellos tiempos.

Pero eso merece una entrada exclusiva para otro día.


Notas:
(2) Manuel Gargallo Sanjoaquín. Notas léxicas sobre el habla de Tarazona y su comarca.
(3) WikiRioja y Luis María Marín Royo. El habla en la Ribera de Navarra.
(4) También se usa la palabra "veranil" con el mismo sentido en La Rioja y Navarra.
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¡Afeque! , chemeco, ¡Ni la pulga Benito!

Cuando en Torrellas - al igual que en zonas limítrofes - se quiere denotar extrañeza o disgusto se utiliza la interjección "afeque".

Para algunos autores sería una posible contracción de " a fe que..." o "a fe de qué..." y equivaldría a expresiones como "pues vaya", "parece mentira", "cualquiera diría"...(1)

Otros también afirman que sería una contracción pero de "doy fe de que...", expresión aseverativa asegurando que lo que se dice después es cierto. (2) Y denotando fuerza y convicción en una conversación. (3)

Aunque seguramente las dos teorías son exactas ya que, según la zona en la que se utilizan, se les da un matiz u otro, yo me quedo con la primera. Creo que es la más acertada para explicar lo que nuestras madres y la abuela querían expresar.

Tras habernos caído o dado un golpe y, entre "chemecos", que eran los lloros, lamentos y sollozos más o menos exagerados que proferíamos, ellas estaban ahí intentado quitar hierro al asunto con sus "afeque" o "no es para tanto", que venía a ser lo mismo.

Y si además tenían que darnos una aspirina para el dolor, nosotros queríamos que nos hiciera un efecto inmediato, prácticamente milagroso. En ese caso nos decían "¡Afeque! ¡Ni la pulga Benito!", recriminándonos que fuéramos tan impacientes.

El caso es que, aunque todos comprendíamos perfectamente el sentido de la expresión, pasaron los años sin que nadie se preguntase quién era aquella pulga llamada Benito que no obraba resultados instantáneos aunque quisiéramos.

Y es que aquella pulga no existía porque el dicho, en origen, es "la purga" de Benito. Este cuenta la historia de un tal Benito que  "fue a la farmacia para que le expidieran un purgante que le había recetado el médico para el estreñimiento. Aún no lo tenía en sus manos y ya empezó a sentir fuertes retortijones, que presagiaban una inmediata evacuación por lo cual se las piró a toda velocidad a descomer, olvidándose de pagar". (4)

Es por ello que se emplea para quien demanda resultados inmediatos ante cualquier situación, sea un remedio medicinal o el arreglo de una avería. (5) De hecho, el dicho en Torrellas se completa así: "Ni la pulga Benito obró tan de ligero", dando a este adjetivo el significado de rápido, veloz o acelerado.

Antes de terminar, puede que algunos os acordéis de una anécdota que contaba la abuela a este respecto. Se refería al abuelo Feliciano, a quien el médico le recetó un jarabe para las lombrices, dándole, como es natural, unas instrucciones precisas sobre cuándo y cuántas veces tomarlo al día.

Al llegar a casa su padre, el abuelo Prudencio, le dijo: "hijo, ¿no será mejor que  te lo tomes todo de golpe? Así te hará más «operación»". Y así debió de ocurrir, dando por hecho que el remedio sería de esa manera más rápido y efectivo.

No se sabe cuál fue el resultado.

¡Afeque!


Notas: 
(1) Ignacio C. Soriano Jiménez. Diccionario de palabras olvidadas.Pone como ejemplo:«¡A fe que no puedas con él, tiene tres años menos que tú!»
(2) Luis María Marín Royo. El habla en la Ribera de Navarra.Pone como ejemplo: «A fe que les pegamos una paliza jugando a cartas».
(3) Ayto. de la villa de San Adrián (Navarra). Vocabulario Adrianés.
(4) e imagen  Real Asociación Española de Cronistas Oficiales.
(5) Dichos y refranes del Valle de La Berrueza.



Cara de acelga, mata frailes, despide huéspedes



Cuántas veces la abuela se paraba a mirarnos la cara y con aquella mirada suya, "fito fito", tan intensa y que tantas cosas transmitía parecía que nos escaneaba en busca de cualquier indicio que delatase si estábamos bien o mal. No eran nuestras palabras las que la convencían de una cosa o de la otra, sino lo que ella percibía con aquel sexto sentido que tenía para todo.

Tras escrutarnos solía mover la cabeza y emitir su diagnóstico que raras veces erraba, ya que se basaba en muchos años de observación de sus hijas, nuestras madres, y por supuesto de nosotros, sus nietos.

"Tener cara de acelga", es decir, constatar que nuestro rostro estaba pálido y flaco  equivalía para ella a que debíamos comer más y cuidarnos, aunque a veces solo estaba descolorido debido al cansancio o por haber trasnochado. Pero su dictamen era inapelable hasta el momento en que ella consideraba que volvíamos a tener "buen color", síntoma indudable de buena salud.

Es curioso que la acelga, que personalmente me encanta y que tanto echamos de menos en casa cuando pasamos unos días de hotel, tenga tan mala prensa y se considere una verdura ordinaria, de poca categoría

Más aún cuando los griegos, los romanos y los árabes la tenían en alta estima por sus muchas propiedades medicinales y terapéuticas. El caso es que en otros lugares de nuestro país "tener cara de acelga" significa además tener cara de enfado.(1)

Puede que se deba a que si no se consume pronto, enseguida languidece y se pone "pocha", perdiendo esplendor y combándose el tallo. Puede que sea porque se considera una verdura "aburrida" y propia de enfermos convalecientes o por su abundancia en el mercado y el precio asequible al que se vende. 

Mucha gente, tanto en Torrellas como en otros lugares de Aragón y de Navarra, llama a las acelgas con el poco piadoso nombre de "mata frailes". La razón no está muy clara e incluso puede que la expresión original fuera "mata de frailes" debido a la facilidad con que crecen en cualquier lugar, motivo por el que son ubicuas en recintos conventuales.(2)

Por la razón que sea la propia abuela consideraba a la acelga "despide huéspedes", quizás porque tenía en mente el refrán que dice "los huéspedes dan alegría y cuando se van más todavía" u otro parecido como "los huéspedes mucho gusto dan, pero cuando se van". (3)

Esto me trae recuerdos de cuando trabajaba en casa "del" Tomás y alguna de las visitas se hacía muy pesada. Cuando se hartaba, la abuela ponía la escoba cabeza arriba y detrás de la puerta en la creencia de que así se marcharían pronto o incluso podría evitarse alguna visita inoportuna. (4)

Doy fe de que muchas veces funcionaba.


Notas:
(1) GastrHomia
(2) Francisco Abad. Las verduras aragonesas de Altamiras. Gastro, núm. 53
(3) Centro Virtual Cervantes. Refranero multilingüe.
(4) Innatia. Significado ritual de las escobas.
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Malasombra

Si bien decíamos que "carnuz" era, en Aragón, uno de los insultos más graves que se pueden proferir contra alguien, hay otro muy utilizado en Torrellas que también tiene su aquel. Se trata de "malasombra", término común en cuanto al género pues es aplicable a hombres y mujeres y que debe escribirse en una sola palabra para no confundirla con la locución nominal "mala sombra" que significa "mala intención" y "mala suerte". (1)

Cuántas veces habremos oído esta expresión en boca de nuestra abuela y de nuestras madres quizás porque puede aplicarse a muy diversas situaciones.

Al hablar de personas, se suele referir en primer lugar a alguien sin gracia, que hace o dice cosas desafortunadas e inapropiadas provocando situaciones incómodas. (2) En definitiva se trataría del típico que se cree gracioso, sin serlo, y que le gusta gastar bromas pesadas.(3)

Se dice también, ya desde la época de Lope de Vega,  de quien tiene malas intenciones, y es capaz de hacer daño de manera gratuita sin que ello le reporte ganancia. (4)

Algunos diccionarios de refranes, dichos y proverbios aseguran que las expresiones buena y mala sombra son de procedencia andaluza. En el caso de la buena sombra habría una conexión con la simpatía y la gracia mientras que la mala significaría tener mala idea, malas intenciones, ser desagradable y tener mala suerte

La locución "me cago en tu sombra", muy utilizada en Torrellas, proviene según alguno de dichos diccionarios del ámbito de los conjuros de las costumbres gitanas y tiene su origen en la asociación de la sombra con la influencia que ésta puede ejercer sobre la persona a la que protege. (5)

Unido a esto estaría la creencia de que hay árboles que dan sombra buena y otros cuya sombra es perjudicial"De la higuera, la sombra no es buena; y la del nogal trae mucho mal" dice un conocido refrán. Y es que estos dos árboles que de por sí son muy beneficiosos, han desarrollado a lo largo del tiempo una mala fama alimentada por supersticiones y mitos, algunos con base cierta y otros que no.

Desde pequeños nos han hecho reiteradas advertencias sobre el peligro de dormir bajo una higuera porque íbamos a enfermar si lo hacíamos. También se dice que bajo su sombra nada más puede crecer. Seguramente estas creencias se deben a que la tradición popular cristiana considera la higuera como un árbol maldito, porque se cree que el traidor Judas se colgó de una de ellas.

Superstición o no, y como nunca se sabe, el caso es que siempre he procurado no echar ni una pequeña siesta bajo las higueras con las que me he cruzado y así pienso seguir en el futuro. 

Os deseo que podáis evitar siempre a las "malas sombras" y a los "malasombras" que, lamentablemente, tanto abundan.


Notas:
(5) Lorenza Ruggieri. Una propuesta sobre el origen de la expresión "buena sombra". Revista electrónica de Estudios Filológicos.
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Al retortero

Recuerdo la de veces que nuestras madres o la abuela empleaban el adverbio "al retortero" y las muchas cosas que significaba según la situación.

"Llevar o tener toda la ropa al retortero" era usar todas las prendas de vestir sin cuidado y sin reservar ninguna para los domingos, festivos u ocasiones especiales. (1) Ni qué decir tiene que aunque intentaban que pusiéramos remedio a aquel desorden al final tenían que ser ellas, como siempre, las que tenían que arreglar aquel "manga por hombro".

Si "sacabas algo al retortero", recordabas o sacabas a colación hechos pasados en una conversación. (2) Como es natural, casi siempre se hacía en el peor de los momentos o delante de quien no convenía ya que se trataba de cosas que era mejor dejar en el olvido por los problemas que habían causado o podían causar. 

Cuando nuestras madres se quejaban de que las "llevábamos al retortero" querían decir que las manteníamos continuamente ocupadas sin parar, haciéndoles ir de aquí para allá y, en definitiva, teniéndolas mareadas. (3) Seguro que con los años y tras haber sido padres o madres somos capaces de comprender mejor esta expresión.

"Ir al retortero de alguien" significaba ir detrás de una persona que te dominaba y se aplicaba muchas veces a quien tan enamorado estaba, que la novia o el novio  hacía ir de cabeza. (4) En ese mismo sentido se decía que "traía o llevaba al retortero" a quien coqueteaba con unos y con otros. Recuerdo algunos momentos en los que el que más y el que menos estuvimos a un lado o al otro de la "tortera", pero eso se queda para cada cual.

"Tortera" era la rodaja que las hilanderas acomodaban en el remate del huso, de modo que girase con ésta para retorcer la hebra. de ahí que "retortero", del latín "retortum" o "retorcer"signifique "dar vueltas alrededor de una cosa" (5), como queda de manifiesto en todas las expresiones que hemos visto. 

Y aquí lo dejamos para no ir más al retortero.


Notas:
(1) (2) (3) (4)  Luis María Marín Royo. El habla en la Ribera de Navarra.








Las aves y sus dichos (1): Especie pajarucho, pensar en las avutardas.

Propone Fran una frase muy particular de  la Tía Pilar que decía muchas veces en tono despectivo cuando alguna cosa no era de su agrado o le sorprendía por su fealdad: "Qué especie pajarucho..."

Digo que era muy particular de ella porque no he logrado encontrar expresiones similares ni en la comarca de Tarazona y el Moncayo, ni en las colindantes de Soria, La Rioja y Navarra. Lo más que se puede hacer es intentar analizar qué quería decir con ella y eso será, después de tantos años, algo meramente aproximativo y teórico.

Cuando se habla de "especie" se indica que algo o alguien no puede ser definido con precisión pero que tiene características comunes con otros individuos o cosas que nos permite hablar de ello.  (1) Por lo tanto, en la experiencia vital de la Tía Pilar habría habido algún pájaro con el que podía comparar aquello de lo que hablaba.

Por otro lado, al decir "pajarucho" empleaba un sufijo diminutivo despectivo que implica tamaño y al mismo tiempo menosprecio y rechazo. (2) Los diminutivos aminoran el tamaño y suelen tener connotaciones afectivas positivas. Pero no siempre es así pues en este caso un "pajarucho" tiene que ser necesariamente grande y tremendamente feo. (3)

Lamentablemente no podemos preguntarle a ella pero quizás pueda aportar algo al respecto el primo Jesús, "Jesusín".

Otra expresión referida a las aves, no exclusiva de Torrellas pero muy empleada por nuestras madres y abuela es "pensar o estar en las avutardas". Tiene el significado de estar distraído, ensimismado o totalmente despistado y en otros lugares de nuestro país equivale a  "pensar en las musarañas" o "estar en Babia".

En este caso parece que la sabiduría popular no acierta mucho ya que las avutardas, aves esteparias en peligro de extinción, son "esquivas y se mimetizan perfectamente con el entorno para evitar ser vistas". (4)

Puede ser que en el pasado se le dijera la expresión a aquellos campesinos que se dedicaban a observarlas sin hacer su trabajo, indicando que hacían cosas improductivas e insignificantes, abandonando sus obligaciones. (5) El caso es que ha pasado al repertorio de dichos para indicar a quien está abstraído, mirando como embobado, ajeno a todo salvo a las propias fantasías.

Pongo fin a esta entrada sobre el fascinante mundo de las aves y sus dichos, anunciando que pronto veremos algunos más. Estad atentos y no pensando en las avutardas.

Notas:
(1) TheFreeDictionary
(2) Recordemos "carnuz"
(3) Hispanoteca. La derivación apreciativa.
(4) Heraldo de Aragón. Buscando a las avutardas.
(5) Yoroboku
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Tócame los cataplines que me voy a Fustiñana...

Esta curiosa expresión se utiliza mucho en Torrellas pero procede de la vecina  Comunidad Foral de Navarra.

José Ramón Macua Azcona, investigador de la historia y las tradiciones de su localidad natal, Allo, en la Merindad de Estella, afirma que pertenece a una de las jotas de ronda que los jóvenes del pueblo, acompañándose de instrumentos musicales, cantaban a las chicas solteras los sábados por la noche. La letra de la jota en cuestión era algo pícara y no era prohibida por el ayuntamiento aunque dependía del alcalde de turno: (1)

Tócame los cataplines
que me voy a Fustiñana;
tócamelos esta noche,
no aguardes a mañana.

En Torrellas varían un poco la segunda parte diciendo:

Tócame los cataplines
que me voy a Fustiñana;
échame buena merienda,
por si no vuelvo mañana.

Con la cual, como gente práctica que son, se aseguran de satisfacer también la manutención por lo que pueda pasar...

Algunos autores afirman que la palabra "cataplines" es un "ñoñismo" o eufemismo para no decir "cojones", expresión que se considera soez. (2) Otros ñoñismos que empleamos serían "jolines" (=joder) u "ostras" (=hostias).

Esto me lleva a recordar una expresión muy utilizada por la abuela: "¡cojona!", que era también un ñoñismo pero que con su genio y su rasmia dejaba de serlo para tener toda la fuerza de la palabra a  la que sustituía, manifestando unas veces sorpresa, otras disgusto y las más enfado. Siempre he escuchado esa expresión en boca de mujeres, incluso de la zona de Cervera del Río Alhama en la Rioja, lo cual parece reforzar la idea de que se trata de un eufemismo.

Había pensado en terminar esta entrada hablando de las muchas acepciones del término "cojones" pero, "¡qué cojona!", podéis leerlo vosotros mismos, si queréis, en la nota número 3.

Tiene su gracia...


Notas:
(1) José Ramón Macua Azcona. Cuadernos de Etnología y Etnografía de Navarra. Separata Ritos de Paso en Allo.






Enfadarse...y desenfadarse

Tener que decirles "no" a nuestros hijos nunca nos es fácil, como tampoco lo fue en su momento para nuestras madres y mucho menos para nuestra abuela. Ella tuvo que criar sola a sus dos hijas, dedicando muchas horas a trabajar en una época durísima de grandes privaciones.

A pesar de todo, nunca fueron con nosotros excesivamente estrictas ni mucho menos autoritarias pero también supieron ponernos límites y decirnos "no" en los momentos adecuados, lo cual no deja de ser una muestra más de su cariño hacia nosotros.

Una de las primeras expresiones que recuerdo de la abuela, que equivalía a decir "no" es "¡quiá!". Esta interjección significa, según R. Andolz, "¡qué va!" y sirve para indicar oposición o negación. (1)

No obstante también puede denotar una actitud de recelo, desconfianza, duda, incertidumbre, escepticismo,  o sospecha. (2) Ciertamente, yo creo que también expresaba la abuela incredulidad algunas veces con esta palabra, como si dijera "¡quiá, no me lo creo!"

Otra expresión relacionada con la anterior es la locución adverbial: Quiád'hacer! ", (3) la cual tiene  también, en mi opinión, un carácter ambivalente de aseveración y de negación. En el primer caso equivale a "naturalmente", "desde luego". En el segundo, se tira de ironía para negar algo a alquien aunque la expresión en origen sea aseverativa. Imaginemos a alguien que le pidiera dinero a un amigo y éste le dijera: "Quiad'hacer, aún me debes lo de la última vez".

Hay otra forma irónica de decir que no, muy propia de la abuela y de nuestras madres,  que a mi me encanta, quizás porque la he hecho mía y la suelo emplear. En alguna ocasión mis hijos se han conchabado para intentar que les comprara un perro con peregrinas excusas como que, al estar jubilado, me haría compañía, me haría caminar al sacarlo de paseo...y una larga serie de presuntos beneficios para la familia. "¡En eso pienso!" o "¡en eso estoy pensando!", que tanto decían ellas, me parece una respuesta genial y más clara que el agua.

Naturalmente a nadie nos gusta que nos nieguen algo que queremos o que necesitamos y lo más normal, especialmente cuando  éramos niños, es que "estuviésemos de morros" cuando eso sucedía o "torciéramos el morro", haciendo patente con este gesto nuestro enfado o disgusto y permaneciendo más o menos tiempo "enfurruñados". (4)

Si "enfurruñarse" no dejaba de ser más que enfadarse ligeramente, "tener cara de que te deben y no te pagan" implicaba un enojo más profundo y duradero del que podía ser más difícil y penoso salir. Pero al final las aguas siempre volvían a su cauce.

Frente a esas manifestaciones de enfado, bien nuestras o de otras personas con las que la abuela o nuestras madres se tuvieron que enfrentar, siempre recordaré las respuestas que solían dar. La primera, " si le sabe malo, que se lo tome en dos veces", expresión sumamente curiosa porque cuando uno se ve obligado a tomar un jarabe o medicina con mal sabor es mejor, creo yo, hacerlo de un solo trago y con la mayor rapidez. Supongo que lo que en realidad querían decir es que nos lo tomáramos con tranquilidad y filosofía, cosa harto difícil hasta que no se alcanza un cierto grado de madurez.

La segunda, más curiosa todavía, " dos males tiene, enfadase y desenfadase" (5), ya que nuestra madre dice que son tres los males: "dos males tiene, enfadase, desenfadase, echase al río y ahogase"aunque si los cuentas te salen cuatro. También hay mucha sabiduría en esta expresión que, en el fondo, viene a decir que tanto enfadarse como desenfadarse son responsabilidades de cada uno como bien afirmaba Aristóteles. (6)

Y termino esta lista -seguro que incompleta- de expresiones torrellanas para decir "no" con otra particularísima de la abuela: "pa tus morros", otra forma de decir "qué más quisieras" y a la que muchas veces añadía:  "pa sus morros se cría el queso", que dejaría al famoso "no es no" de la política a la altura del betún.

¿O no?


Notas:
(1) R. Andolz. Diccionario Aragonés
(2) Definiciona
(3) Manuel Gargallo Sanjoaquín. Notas léxicas sobre el habla de Tarazona y su comarca
(4) Recordemos la expresión "los morros del Moncayo", de la que ya hemos hablado.
(5) En Aragón, al igual que en la Rioja Baja, se pierde la "r" del infinitivo en este tipo de formas verbales.
(6) Psicología CPA
Imagen: CampecheHoy





Carnuz, sanseló, incordio

Como en cualquier otra lengua, en Aragonés tenemos también una lista más o menos larga de insultos que, según la zona, reciben el nombre de "faltadas", "betuperios", "palabrazas", o "piconazos". (1)

Según Pascual Miguel, autor de "Insultar en Aragón", (2) "el insulto aragonés más fuerte que ha existido siempre, sin mentar a la madre de nadie, es carnuz".

Esta palabra, que también recoge el DRAE, significa carroña, despojo, carne corrompida... y se emplea en su forma coloquial como despectiva refiriéndose a una persona indeseable y de poco valor. (3)

El hecho de que se refiera a un animal muerto en descomposición me recuerda cuando de pequeños íbamos a pasar el rato a la ermita de Torrellas y veíamos a lo lejos a los buitres sobrevolando en círculos Matarrocines, un muladar donde depositaban los cadáveres de  animales de ganadería para que esas aves carroñeras se alimentaran.

Utilizada muchas veces por la abuela y por nuestras madres, era sin embargo la tía Concha quien le daba a la palabra "carnuz" un plus de intensidad despectiva que nadie era capaz de igualar. Aquella "r" que alargaba de forma inimitable resuena todavía en mis oídos al igual que los besos que me daba en el mismo lugar y que me dejaban ensordecido por unos instantes. Nadie me ha vuelto a besar así.

Otra palabra despectiva que utilizaban, menos fuerte que la anterior, era "sanseló". En otros lugares de Aragón parece que es utilizada como una palabra llana. En este caso he preferido poner la tilde en la "o" final porque así la dicen en Torrellas y comarca, incluso en Tudela, y es como la hemos escuchado desde siempre.

Hay que ver la de cosas, ninguna buena claro está, que puede significar esta expresión: soso, bobo, alelado, pasmarote, corto de ideas, pasmado, sin gracia. (4) Vamos, que un o una sanseló es alguien con poca sustancia. (5)

Para terminar con las "faltadas", no puedo dejar de nombrar una de las más pronunciadas por la abuela y nuestras madres. De las vistas en esta ocasión es quizás la menos insultante. Se trata de "incordio", que igual valía para un roto que para un descosido.

Merece la pena saber que esta expresión proviene del latín "antecordium", termino formado por ante- y cordis (corazón), y que alude a un tumor que se forma en el pecho del caballo. El DRAE menciona que los incordios son tumores blandos que afectan principalmente en la ingle, el cuello y la axila produciendo, como es lógico, bastante molestia y dolor.

De ahí que en el lenguaje coloquial incordio se utiliza para nombrar "aquello o aquel que resulta inoportuno, fastidioso o agotador". (6) Creo que en la mente de todos tendremos a alguna persona que importuna o molesta demasiado, es decir, un incordio.

Y como yo no quiero serlo, aquí termina esta entrada.


Notas:
(1)(4) Mal de lenguas 
(2) El Periódico de Aragón
(3) Diccionario D'Aragonés 
(5) José Luis Moreno Lapeña. Palabras en el decir, de Tarazona y el Moncayo.
(6) Definicion.de
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¡Prenda mía!

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La joya de la corona de todas las expresiones torrellanas es en mi opinión esta palabra, "prenda", que tanto dice a pesar de su brevedad.

No soy capaz de expresar todos los sentimientos y emociones, de alegría y de pena, de amor, de gratitud, de esperanza, de acogida...que la sola pronunciación de esta palabra ha despertado en mi a lo largo de los años en las situaciones más dispares. 

A esto se añade la entonación inigualable que le dan los torrellanos de pura cepa. Ninguno de nosotros, creo yo, es capaz de pronunciarla como lo hacía la abuela o nuestras madres. Sus "prendas" siempre resonaban en sus labios como ecos del alma...

Dice Rafael Andolz en su Diccionario Aragonés (1), que prenda significa "cariño", "querido", "tesoro"...y la ubica como propia de la comarca de Tarazona. Expresiones similares son "amante" en la zona de Borja y otras o "galán" en la de Daroca. (2)

En otras regiones, como Andalucía, también se usa como un apelativo cariñoso, expresando aprecio y amor. En Torrellas se le confiere una mayor intensidad cuando se dice "prenda mía".

No en vano esta  palabra, al margen de otros significados que no vienen al caso, tiene mucho que ver con algo a lo que se le da mucho valor: entregar una prenda como garantía del cumplimiento de una obligación, ofrecer una prenda como prueba o demostración de amor, las prendas o cualidades positivas que posee una persona...

No obstante lo anterior, la palabra "prenda" también se utiliza a veces de forma irónica y peyorativa para referirse a alguien a quien no se tiene ningún aprecio: "¡vaya prenda!", "¡hay cada prenda!"... (3). 

Sin embargo nosotros nos quedamos, hoy y siempre, con el "prenda" más positivo, con el de Torrellas, una expresión que requiere de una cierta familiaridad para utilizarla con los adultos pero muy habitual para dirigirse a los niños. Y que, en cualquier caso, indica un profundo afecto hacia quien va dirigida.

¿Verdad, prendas?


Notas:
(1) Andolz, R. Diccionario Aragonés. Editorial Librería General, 1977.
(2) Expresiones "made in" Aragón. Heraldo de Aragón, 09-05-2009
(3) Dual Texts. Español Avanzado









Los morros de Moncayo y otras divagaciones

Puede que su cima nevada la mayor parte del año, visible desde cientos de kilómetros de distancia,  fuera la causa de que los romanos lo llamaran Mons Caunus, Monte Cano o Canoso. Otra teoría dice que su nombre derivaría de Monte Caco, por ser en una de sus cuevas donde Hércules enterró a Caco porque le había robado unos bueyes que pastaban por sus laderas.(1)

Sea por las leyendas y mitos que lo rodean, sea por sus misteriosos bosques, sea por el espectáculo de magnífica belleza que ofrece desde su cumbre, lo cierto es que el Moncayo ha ejercido en mi desde siempre una gran fascinación. Siempre que puedo, en invierno o en verano, dirijo la vista a poniente, "hacia el oeste el Moncayo" como cantaba Labordeta,  para admirar unas veces el blanco inmaculado de la nieve, otras su majestuosa silueta a lo lejos o bien para no divisarlo, cubierto por los frentes nubosos que solicitan su permiso antes de penetrar en tierras aragonesas.

Muchos refranes toman a Moncayo como referencia, en especial los que se refieren a la meteorología. Es lógico, puesto que se basan en el sentido común y en la observación de la naturaleza. En Torrellas, situado como otros pueblos en el somontano del Moncayo, las tierras llanas al pie de la montaña, suelen hablar de "los morros de Moncayo", refiriéndose a su  aspecto cambiante según las estaciones y que de alguna manera funciona como una predicción del tiempo atmosférico.

Ya de muy pequeños empezamos a escuchar "vaya morros que tiene Moncayo" cuando se avecinaba tormenta. Es curiosa la personificación, que se relaciona con varias expresiones coloquiales: poner morros, cuando uno pone cara de mal humor o enfado; arrugar o torcer el morro, exteriorizando desagrado o contrariedad o estar de morros, cuando dos personas han discutido y están enfadadas.(2)

La ascensión al Moncayo es muy atractiva y bastante accesible para casi todas las edades. Hay un sendero empedrado y  zigzagueante que va tomando altura primero en medio del bosque y luego a pleno sol hasta llegar a la cima. Sin embargo, la aparente facilidad del recorrido se contradice con la fama de traicionero que tiene Moncayo y es que, en realidad, está lleno de riesgos.

Los numerosos rescates de montañeros heridos, extraviados y agotados dan fe de la dificultad del ascenso y del descenso. Los fuertes vientos, la niebla que desciende con rapidez por las laderas, la nieve y el hielo en invierno...causan que no pocos se despeñen y tengan accidentes mortales.(3)

Pensando en esas historias y en las dos o tres ocasiones que realicé la subida, me viene a la mente una frase de nuestra madre: "es más traidor que un camino con revuelta". Me imagino ese sendero descendiendo de la cima, resbalando en el hielo, perdido en la niebla o muerto de frío por el viento helador. Y comprendo perfectamente esa frase que se aplica a quien defrauda la confianza que le has otorgado. Así es Moncayo a veces: impredecible.

Otra expresión muy torrellana referida a este monte es "Ponte aquí y verás Moncayo" que suele decirse cuando uno ve que alguien lo quiere embaucar o engañar. (4) 

Dado que para un forastero puede ser difícil de entender, a veces se le ayuda cerrando el puño y estirando el dedo central o corazón, haciendo innecesaria la traducción. Hay una página muy curiosa en la que se cuentan anécdotas con esta expresión que no solo se dice en Torrellas sino en toda la comarca e incluso en la Ribera navarra. (5)

Para acabar esta serie de divagaciones, haré mención también a otro dicho que se emplea cuando cuentas que alguien ha querido engañarte, estafarte o perjudicarte de alguna manera y uno, por supuesto, no se ha dejado. A mi me encanta: "Le ha salido la nuez cocona", es decir, vacía o hueca.  (6) Con ello se quiere expresar que un plan que se esperaba provechoso se ha frustrado. Se dice, por supuesto, con una gran satisfacción. (7)

A punto de terminar me doy cuenta de que las historias sobre Moncayo y las divagaciones a las que me llevan pueden ser inabarcables. Pero, a riesgo de alargar excesivamente esta entrada, tengo que referirme a los gnomos, guardianes de fabulosos tesoros en las entrañas de esa mágica montaña. Los menciono porque me hacen recordar con nostalgia a Carlos y una anécdota que tiene relación con él.

Pero eso os lo contaré otro día y en persona, si queréis.


Notas:  
(1) Wikipedia
(2) The Free Dictionary
(3) El Periódico de Aragón.
(4) Manuel Gargallo Sanjoaquín. Notas léxicas sobre el habla de Tarazona y su comarca.
(5) José Luis Moreno Lapeña. Anécdotas, Fábulas y Sucedidos recogidos en la Comarca de Tarazona y el Moncayo
(6) Rafael Andolz. Diccionario Aragonés
(7) Diccionario de expresiones y locuciones del español.
Imagen: El trotamontes