Dichos para una pandemia (3): curados de espanto, ¡que te den morcilla!

En la entrada anterior hablábamos de las terribles plagas que un vengativo Yahvé envió a los egipcios. Tampoco se libro su propio pueblo, los israelitas, de sufrir periódicamente toda clase de pestilencias y enfermedades con las que les castigaba por no ser fieles a sus mandamientos. Tan implacable e inexorable que hasta fue capaz de ahogar a su propia creación en un pavoroso   diluvio.

No se queda atrás el último libro del Nuevo Testamento llamado de las Revelaciones o Apocalipsis. En él se menciona a los misteriosos Cuatro Jinetes del Apocalipsis que representan una alegoría de las principales plagas que acechan al ser humano.

El primero, montando un caballo blanco, armado con arco y dispuesto a la victoria; el segundo, a lomos de un caballo color de fuego que siembra la guerra por donde va; el tercero, en caballo negro, representa la llegada de la hambruna, y el cuarto, sobre un caballo pálido, siembra la mortandad con la peste.

Todos ellos nos han visitado -y lo seguirán haciendo, me temo- una y otra vez a lo largo de la Historia. Sin embargo es el último el que hoy, en medio de una pandemia universal, nos inquieta y nos tiene sobrecogidos.

No seré yo quien juzgue si las profecías del Apocalipsis o del Juicio Final están a punto de cumplirse pues para ello «Doctores tiene la Santa Madre Iglesia que os sabrán responder», como afirma el Catecismo del Padre Astete, publicado en el siglo XVI.

Mi misión es mucho más modesta, pues tan solo quiero contribuir a que no nos volvamos más paranoicos de lo que estamos con el coronavirus y a que este periodo de tribulaciones nos sirva para comprender, razonar y aprender. Y hacerlo con los dichos o frases proverbiales que puedan tener alguna relación con éste y otros virus que lleva padeciendo la Humanidad.

Comenzaré diciendo que cuando todo esto termine -que terminará, como todo- y hayamos extraido las lecciones y enseñanzas que toda crísis nos enseña, quizás podremos decir que estaremos «curados de espanto».

Con ella queremos decir que prácticamente nada nos sorprende, a causa de la experiencia o de la costumbre. Que casi nada nos asusta, como si el asustarse fuera una enfermedad de la que ya nos hemos curado, una epidemia ante la que ya estamos inmunizados. (1)

Ojalá sea así pues hemos visto y aún nos quedan por ver muchas situaciones impresionantes, tremendas...muchos "espantos", nombre con el que los mejicanos llaman a una enfermedad en la que se pierde el alma debido a un gran susto o impresión. (2)

Otra expresión figurada y coloquial con una certeza casi absoluta de que alguna vez la hayamos utilizado o nos hayan dicho es «¡Que te den morcilla!». Utilizada cuando alguien nos ha importunado, molestado o sacado de nuestras casillas, es una forma de zanjar categórica y bruscamente la conversación y librarnos de esa persona. (3)

El dicho data de cuando la rabia o hidrofobia era una enfermedad muy común en las calles españolas ocasionando constantes epidemias transmitidas por los perros abandonados que abundaban en ellas. Las autoridades ordenaron que para cazarlos minimizando los riesgos para las personas se sembraran las calles con morcillas envenenadas con estrictina. Los perros las comían y morían en medio de un terrible sufrimiento ocasionado por este veneno, hoy prohibido.

Esta práctica duró hasta finales del siglo XIX cuando aparecen las perreras municipales y el oficio de "lacero", empleados públicos que cazaban con un lazo a los perros callejeros. (4)

Aunque en última instancia la frase podía significar en su origen "desear a otra persona que muriera como un perro rabioso" hoy su sentido se ha suavizado y solo sirve para desear que quien nos irrita sobremanera se vaya con viento fresco ya que despreciamos sus palabras o sus acciones. (5)

Notas:
(1) Buitrago, A. Diccionario de dichos y frases hechas.
(2) El Cartapacio de Gollum.
(3) Blogs 20minutos.
(4) Yorokobu.
(5) Doval, G. Del hecho al dicho.
Imagen de Gerd Altmann en Pixabay










  



Dichos para una pandemia (2): más malo que las siete plagas de Egipto, aciago, cuarentena

Desde tiempos ancestrales las culturas primitivas creían que los dioses infligían enfermedades cuando ciertos pueblos merecían un castigo. En los libros más antiguos del Antiguo Testamento un cruel Yahvé no vacila en lanzar sus plagas contra egipcios e israelitas.

Fueron diez las calamidades infligidas a los egipcios para vencer la obstinación del Faraón y obligarlo a permitir que los israelitas salieran de Egipto. Las tres primeras fueron sufridas por ambos pueblos: las aguas se convierten en sangre, la plaga de las ranas, la plaga de los piojos. Las restantes fueron dirigidas en exclusiva al pueblo egipcio: la plaga de las moscas, la peste sobre el ganado, la plaga de las úlceras, la plaga de la lluvia de fuego y granizo, la plaga de las langostas, la plaga de las tinieblas y el ángel exterminador de los primogénitos.

Para casi todas tiene hoy la ciencia una explicación más o menos fundada (1) pero el hecho de que aún se diga de algo o de alguien que «es más malo/peor que las siete plagas de Egipto» para indicar que una cosa o suceso es muy perjudicial o dañino o que es muy mala una persona muestran la vigencia de este dicho derivado del episodio bíblico.

Es más, todavía hablamos de días o de sucesos «aciagos», del latín aegyptiacus = egipcio, posiblemente en recuerdo de las plagas que Dios envió como castigo al pueblo de Egipto para que dejara salir a los judíos. Esta expresión comenzó a utilizarse en la Edad Media para referirse a ciertos días considerados infaustos, como el martes o el viernes, tradición que también tenían los romanos que denominaban así los días en los que había acontecido alguna desgracia. (2) 

Para ellos todos los males venían de Oriente, en particular de Egipto, lo que dio lugar a la expresión dies aegyptiacus —literalmente, 'día egipcio'— para referirse a una jornada especialmente infausta o azarosa. Esta expresión se deformó en latín vulgaraciacus, que se incorporó a nuestra lengua como aciago. (3) Hoy conserva todavía su matiz negativo.

El significado de «aciago», como hemos dicho más arriba, podría tener su origen en las plagas bíblicas de Egipto pero es incierto. Por ello hay que «ponerlo en cuarentena», es decir, ponerlo en duda, esperar un tiempo hasta comprobar su veracidad. (4) Ya sabemos que se llama «cuarentena» al espacio de tiempo, generalmente cuarenta días, durante el que permanecen aislados las personas y los animales que podrían padecer una enfermedad contagiosa

La acuñación del término "cuarentena" proviene de la Edad Media cuando la aparición de brotes epidémicos como la peste hicieron decidir a los médicos aislar a los afectados para evitar que contagiasen al resto de la población.

El hecho de que ese tiempo de aislamiento esté vinculado al número cuarenta no fue debido a motivos médicos sino religiosos. El número cuarenta está muy vinculado a los libros del Antiguo y del Nuevo Testamento: cuarenta fueron los días que Moisés permaneció en el Monte Sinaí antes de descender con las Tablas de los Diez Mandamientos; cuarenta los años que los hebreos fueron castigados a vagar por el desierto y cuarenta los días con sus noches que Jesucristo pasó de ayuno en el desierto antes de ser tentado por el diablo.

Hay más ejemplos: cuarenta son los días de duración de la Cuaresma, periodo comprendido entre el final del Carnaval y el inicio de la Semana Santa.Y cuarenta días tuvo que esperar la Virgen María tras dar a luz a Jesús para presentarlo a los sacerdotes del Templo de Jerusalén

Así que debido a la alta religiosidad que se profesaba en el pasado, los médicos establecieron que ese era un buen número de cara al tiempo necesario para realizar un aislamiento preventivo.

En la actualidad, aunque seguimos utilizando el término "cuarentena", el periodo de aislamiento varía según la patología. (5) Esperemos por ello que no haya que llegar a los cuarenta días de confinamiento por la pandemia que padecemos pues aún vamos por los diecisiete y ya se nos hacen largos.


Notas:
(1) Lifeder.
(2) Celdrán, P. El Gran Libro de los Insultos.
(4) Buitrago, A. Diccionario de dichos y frases hechas.
Imagen de Markus Distelrath en Pixabay 













Dichos para una pandemia (1): caer como moscas, echar pestes

Diréis con razón que los dichos y expresiones de esta entrada y de las siguientes no son propiamente torrellanos y posiblemente ni siquiera aragoneses. Pero, con la que está cayendo, ni el lugar más pequeño y recóndito de nuestro país podrá sustraerse a utilizar -si no lo ha hecho ya- algunos de ellos.

Desde la plaga de Atenas en el año 430 a.C. hasta el Covid-19 que padecemos en la actualidad, casi ninguna época de la historia se ha librado de su plaga. En ese lapso temporal más de veinte pandemias han puesto en riesgo la supervivencia humana. Cuatro de las más mortíferas fueron la peste negra, la viruela, la mal llamada gripe española y el VIH-sida. (1) 

Cada una de dichas calamidades se ha reflejado en las obras literarias y artísticas y, por descontado, en la cultura popular. Las distintas sociedades que las sufrieron acuñaron dichos y expresiones fruto del temor a combatir contra un enemigo al que ni siquiera puede verse, y, hasta hace poco, mucho menos comprenderse

Los virus han sido, muchas veces, más mortales que guerras y hambrunas. De ahí el dicho  «caer/morir como moscas»  cuando ocurre una gran mortandad en un breve periodo de tiempo. No se conoce su origen exacto pero se sabe que con cada epidemia de peste negra que asolaba a la Europa medieval la gente, en especial los más humildes, "caía como moscas". (2) Mataba a las víctimas en menos de una semana con una eficiencia cercana al 100%

La frase, cruel pero muy expresiva, nos hace pensar en un montón de moscas atrapadas en esas tiras adhesivas que aún se utilizan. Personalmente tengo el recuerdo de aquellos veranos en Torrellas, de aquellas tardes de sol y moscas, en los que disputábamos por el uso del matamoscas compitiendo por ver quién era capaz de matar más de esos tan molestos como inagotables dípteros.

Otra expresión bastante utilizada es «echar pestes» aunque no tiene que ver con la mortífera enfermedad a la que parece hacer referencia -aunque así suele creerse. En este caso "pestes" es el plural de "pésete" o "te pese", un juramento o improperio habitual en el castellano de los siglos XVI y XVII -"¡pese a tal!", "¡mal que te pese!"- y que hoy se mantiene con el significado de hablar mal de una persona, maldecir, mostrar enfado diciendo improperios, insultos o palabras malsonantes. (3)

Termino con una recomendación para sobrellevar el encierro forzoso al que nos vemos sometidos por la pandemia: la lectura de El Decamerón, obra con la que Bocaccio escribió cómo las pasaron en Florencia durante la epidemia de peste que asoló la ciudad  en 1348

En ella siete mujeres y tres hombres se cuentan historias sobre un tema escogido por cada uno de ellos que es elegido rey por un día. Y lo hacen, como nosotros, en el aislamiento de una pequeña villa a las afueras de Florencia en la que esperan evitar el contagio de la terrible enfermedad.

Aunque ya llevamos de cuarentena más de los diez días a los que alude el nombre griego de la obra -y los que nos quedan, me temo- su temática, francamente erótica, nos hará más llevadero el confinamiento que atiborrarnos de películas de virus, de contagios y de zombis.

Para los que prefieran la versión cinematográfica pueden elegir entre las propuestas de este enlace. (4)

Notas: 
(1) France24.
(2) (3) Buitrago, A. Diccionario de dichos y frases hechas.
(4) AlohaCriticón.
Imagen de Sumanley xulx en Pixabay 







La velocidad y la lentitud (6): las cosas de palacio van despacio, ir a paso de tortuga, ir pisando huevos, andarse con pies de plomo

De todos es conocida la lentitud con la que se tramitan y se resuelven los asuntos oficiales. Por esa razón se acuñó la frase «las cosas de palacio van despacio», que todos hemos utilizado en alguna ocasión para enfatizar la tardanza de la Administración a la hora de realizar los trámites burocráticos

Ya desde antiguo los cortesanos y quienes esperaban la decisión de algún pleito se pasaban largas jornadas en los pasillos o en las salas contiguas a las dependencias reales con la esperanza de ser recibidos y solucionar así sus asuntos. (1) En muchas ocasiones el día terminaba sin haberlo conseguido y debían de volver una y otra vez hasta que obtenían -o no- lo que pretendían.

A alguien que camina muy lentamente o que realiza algo pausadamente se le dice que va «a paso de tortuga» pues en la imaginación popular se establece una comparación entre dichos comportamientos y las tortugas que, junto con los caracoles, se cuentan entre los más lentos de los animales. (2)

Otro dicho crítico con la extrema lentitud de una persona es «parece que va pisando huevos». Su origen se remonta a los gallineros de antaño: cuando alguien se tenía que desplazar por su interior tenía que caminar con extrema cautela porque los huevos de las gallinas se escondían entre la paja, siendo las probabilidades de aplastarlos bastante elevadas. Pisarlos y aplastarlos significaba una pérdida de dinero y más en la posguerra, época en la que los huevos se consideraban un bien muy valioso. Por ello, toda precaución era poca.(3)

Con el tiempo, "ir pisando huevos" se fue aplicando a quienes hacen algo muy despacio, con vacilación y extrema prudencia.

Sin embargo, hay situaciones en la vida que requieren calma y hacer las cosas con cautela, disimulo, sin prisas y con toda clase de precauciones. En dichas ocasiones conviene «andar o ir con pies de plomo». (4)

La expresión proviene del calzado utilizado por los buzos cuyas botas van recubiertas de plomo para poder andar con seguridad sobre el fondo del mar cuando se sumergen. Estos pesados zapatos les dan estabilidad en el suelo.

La expresión "andarse con pies de plomo" puede decirse tanto en sentido real como figurado, tanto cuando uno debe caminar en la nieve o en el hielo como cuando se ve envuelto en un asunto complicado que puede conllevar riesgos.


Notas:
(1) (2) Buitrago, A. Diccionario de dichos y frases hechas. Esta actividad era conocida también como "hacer pasillo".










La velocidad y la lentitud (5): más lento que una escopeta de chispa. más lento que un desfile (de) cojos, lento de cojones, le cuesta un verano, parece la obra (de) El Pilar, al paso que vamos...

Si "salir escopea(d)o" o "hacer algo con escopeta" son sinónimos de ir con mucha rapidez por aquello de las prisas, tenemos también a quien «es más lento que una escopeta (de) chispa» . Seguramente el dicho proviene del mundillo de la caza y hace alusión a la lentitud con la que camina alguien o realiza alguna acción. Lentitud comparable al mecanismo de disparo de este tipo de arma de fuego. (1)

Hay otras muchas expresiones que ponderan la lentitud de una persona como «es más lento que un desfile (de) cojos» (2) con la que no solo se enfatiza la lentitud al andar sino también la "rasmia" en el trabajo o en cualquier actividad. (2) También se dice «es lento de cojones», (3) que no se refiere, evidentemente, a la tardanza de los genitales de alguien en realizar su función sino a subrayar que es lento a más no poder.

Se dice también en Torrellas de quien le cuesta realizar una tarea que «le cuesta un verano», periodo de tiempo que deben de considerar allí considerablemente largo a pesar de durar aproximadamente lo mismo que el resto de las estaciones.

Pero el dicho que más acentúa el mucho tiempo que dura un trabajo, lo mucho que tarda en acabarse es, sin duda, decir que algo «parece la obra (de) El Pilar»La basílica de El Pilar, construida en el lugar en el que, según la tradición, la Virgen se apareció al Apóstol Santiago sobre una columna o «pilar», se comenzó a levantar en 1681 y se concluyó definitivamente en 1969, cuando, en la fachada principal se colocó el relieve de La Aparición, obra de Pablo Serrano. (4) Incluso la última torre no fue construida hasta 1961. Esta demora de casi tres siglos bien justifica la comparación que se hace popularmente con el dicho.

Vamos a terminar aquí aunque,  «al paso que vamos...», aún puede que tengamos para una o dos entradas dedicadas a dichos y dicharachos sobre la lentitud. Esta expresión se dice también cuando algún asunto procede con demasiada lentitud. Posiblemente proceda del movimiento lento de las caballerías, cuando alzan del suelo las patas alternativamente, sin tener más de una en el aire. (5)


Notas:
(1) (2) (3) Marín Royo, L.M. El habla en la Ribera de Navarra.
(4) (5) Buitrago, A. Diccionario de dichos y frases hechas.
Imagen: F. Clavería.








La velocidad y la lentitud (4): va que arde; el que no corre, vuela; correr como alma que lleva el diablo; en dos patadas; un buen meneo; visto y no visto; cojinete; ascape; estozolarse; no me enredo

Como dije en la anterior, ésta iba a ser la entrada en la que viéramos dichos y expresiones sobre lo lentos que son algunos en hacer las cosas. Pero no va a a ser así. Consultando algunas de las excelentes publicaciones existentes sobre los dichos, frases hechas, refranes, locuciones y adagios de nuestro país, he encontrado una cuantas más referidas a la rapidez, que son también de Torrellas.

Así que, como no me gusta quedarme corto, ahí van.

Cuando algo "va que arde" se hace alusión a la rapidez con la que ocurre, asociándolo con el fuego que devora todo. Es similar a "va que chuta" a la que hacíamos alusión en otra entrada. Ambas expresiones se utilizan también para zanjar un asunto: "le he dado cinco euros y va que arde/que chuta".

Muy común en Torrellas  es decir "aquí el que no corre, vuela". Refrán éste que, con una mezcla de sorpresa y de crítica, hace alusión a los oportunistas, a quienes se las ingenian para buscar su beneficio y sus intereses por el camino más corto, de forma lícita o no

También nos causa cierta sorpresa constatar que algunos a los que  creíamos incapaces de tales conductas son los que más "vuelan" en busca de su propio provecho. Los verbos "correr" y "volar" hacen referencia a la celeridad con la que unos y otros se mueven para obtener lo que desean. Los que "corren" siempre serán más lentos que los que "vuelan", pues éstos harán uso de todas sus mañas para sacar el máximo beneficio. (1)

Este dicho es también una recomendación para que no perdamos las oportunidades que se presenten o no nos quedemos atrás.

Una comparación que antes se utilizaba más es "correr/irse/marcharse/salir...como alma que lleva el diablo". Significa que quien realiza alguna de esas acciones lo hace apresurada y velozmente, más bien huyendo con gran miedo y precipitación como si su alma fuera perseguida por el diablo para llevarla al mismísimo infierno. (2)

Es muy posible que con ella se haga referencia a los endemoniados o "posesos", a quienes en la Edad Media se les consideraba poseídos por el diablo y hoy sabemos que no eran más que pobres enfermos mentales blanco de supersticiones. (3)

En Torrellas hay cosas que se hacen "en dos patadas". No se refieren al fútbol ni al mundo de las artes marciales (por cierto que aún recordaremos, supongo, el nombre de las diferentes patadas en japonés o en coreano cuando hacíamos kárate o taekwondo). La expresión significa que algo se hace muy rápidamente, con facilidad, en un santiamén. Casi sin esfuerzo ni mucho interés.(4)

Y eso es porque, si se realiza un trabajo y se le da "un buen meneo", (5) lo que figuradamente equivale a un buen ritmo y velozmente, las cosas se terminan en "un visto y no visto". Esta ultima expresión se dice de lo que sucede con tanta rapidez que parecemos ver y no ver. (6) Es lo que ocurre cuando tenemos tanta hambre o algo nos gusta tanto que desaparece del plato tan rápidamente que parece que nunca estuvo allí.

Y para terminar, esta vez sí, con los dichos sobre la velocidad y la rapidez, ¿os acordáis de aquellos aparatos con los que nos lanzábamos cuesta abajo en la plaza del pueblo?

Los llamábamos "cojinetes" y básicamente se trataba de unas plataformas de tablas cruzadas con tres ruedas de rodamientos con bolas de acero. Dos iban detrás y la tercera delante, la cual se giraba para dirigirlo. Los chavales del pueblo se los hacían de forma artesanal. No recuerdo quién fue el manitas que fabricó los nuestros...así que alguno de vosotros puede decirlo, si se acuerda. Aunque casi seguro que sería Jos.

El caso es que nos sentábamos encima de aquellos "bólidos" poniéndonos en la parte alta de la cuesta de la plaza y, aprovechando el propio peso e impulso, bajábamos "ascape" -a escape, a toda velocidad- (7) hasta que parábamos.

Lamentablemente no disponían de freno, por lo que más de uno acababa "estozolao" (8) contra la Piedra de la Cruz, contra la casa de las Adelinas... (9) o bajando por las escaleras derechos al "tubo"  por donde el agua de las lluvias va a parar al río.

No hay registros en el pueblo sobre cuántos terminaron "esnucaos" o "ahogaos" por culpa de tan peligroso deporte.

Creo que terminar con este recuerdo de aquellos veranos en Torrellas es un buen final para tantos dichos y dicharachos sobre la velocidad como hemos visto.

Y como tengo prisa, "no me enredo" más. Así es como dicen allí cuando no se pueden entretener porque algo reclama su presencia de forma inaplazable.


Notas:
(1) (2) (6) Buitrago, A. Diccionario de dichos y frases hechas. Ver también Significado y Origen y Diccionario Abierto y Colaborativo.
(3) Etimologías de Chile.
(4) Coloquialmente.
(5) (7) (8) Marín Royo, L.M. El habla en la Ribera de Navarra."Estozolarse" significa caerse y darse un buen golpe, no necesariamente en la cabeza.La caída suele ser vistosa. 
(9) Apelativo que posiblemente solo les dimos nosotros y que nunca pretendió ser ofensivo, sino cariñoso.
Imagen de Terri Sharp en Pixabay.








La velocidad y la lentitud (3): a matacaballo, perder el culo, tener una guindilla en el culo, poner pies en polvorosa, dar ferrete, llevar trajín, navegar

Hace ya bastantes años que los caballos, mulos y asnos fueron sustituidos en su mayor parte en el mundo rural por todo tipo de vehículos a motor tanto para el transporte como para las faenas agrícolas. Por esa razón es posible que la locución "ir a matacaballo" esté desusada, aunque nosotros la hemos oído con cierta frecuencia en boca de torrellanos.

La expresión significa literalmente espolear el caballo de tal modo, cabalgar a un ritmo tan extremadamente rápido, que sería capaz de matarlo de agotamiento. Aplicada a las personas alude a quien hace las cosas de forma tan apresurada que no tiene ni siquiera un momento de respiro ya que tiene que atender muchos asuntos al mismo tiempo. (1)

Hay otras dos expresiones muy utilizadas en el pueblo para alguien que tiene que apresurarse para realizar algo. La primera es "perder el culo" que significa hacer algo con mucha prisa y precipitación. Se aplica a quien desea tan fervientemente algo que se obsesiona con ello haciendo lo que haga falta por conseguirlo aunque sea a costa de su dignidad

Puede ser desde obtener un trabajo, un favor o la atención de alguien hasta desvivirse por una persona a la que se ama, corriendo a su encuentro siempre que se le requiere dejando cualquier otro asunto a medias por muy importante que sea. La prisa que se da quien así se comporta, tanta que parece que se deja atrás el trasero, sería el sentido figurado que se le da al dicho.(2)

Hay también personas tan excesivamente activas e inquietas que parece que no pueden parar, siempre en rápido movimiento, incapaces de estar más de cinco minutos sentados. De ellos se dice que parece que tienen "una guindilla en el culo", dicho tan gráfico que no requiere mayor explicación.

A veces la razón de tener tantas prisas es, sencillamente, que tenemos que huir o escapar precipitadamente de algo o de alguien por lo que debemos "poner  pies en polvorosa". Y lo hacemos de tal forma que, irónicamente, solo dejamos el polvo revoloteando de tan rápido que nos hemos ido.

Como suele ser habitual, no hay acuerdo sobre el origen del dicho. Según una versión, la frase tiene su origen en la nube de polvo que se formaba en los caminos cuando se pasaba por ellos a toda velocidad.

Otros estudiosos afirman que proviene del lenguaje de germanía, el de los rufianes, presos y criminales, con la que se refieren a la calle, como vía de escape, en alusión al polvo que abundaba en ellas.

Una tercera teoría asegura que se originó durante la Reconquista. Alfonso III, el Magno, rey de Asturias y León, libraba una batalla contra los sarracenos en un lugar de Palencia llamado Polvorosa. Un eclipse le facilitó un ataque por sorpresa logrando que los enemigos huyeran despavoridos y desconcertados, de forma tan precipitada que "pusieron los pies en polvorosa". (3)

Cada cual es libre de escoger la versión que más le guste. Por mi parte, aunque es muy atrayente la tercera, me inclino más por cualquiera de las dos primeras

He de confesar que a mi la "polvorosa" me trae a la memoria los dibujos animados del Coyote y el Correcaminos. Éste envuelvo en la nube que levantaba en las polvorientas carreteras del desierto de Arizona y el Coyote viéndosele caer desde lejos en un cañón desde un acantilado hasta que aparecía la clásica nube de polvo cuando finalmente se estrellaba contra el suelo.

Tengo que decir que mis simpatías estaban con el hambriento coyote y con el "ferrete" (4) que daba y el "trajín" (5) que llevaba para intentar dar caza al escurridizo Correcaminos.

Y como ya está bien de "navegar", como dicen en Torrellas para el que va deprisa de un sitio a otro o tiene que trajinar mucho, vamos a hacer una pequeña pausa hasta la próxima entrada. En ella nos dejaremos de prisas y hablaremos, por fin, de los dichos relacionados con la lentitud para hacer las cosas. 


Notas:
(1) Refrán en mano.
(2) 1de3.
(3) Doval, G. Del hecho al dicho.
(4) Andolz, R. Palabra típicamente torrellana, "dar ferrete" significa la insistencia en una cosa, así como dar guerra o importunar. 
(5) Blogs 20minutos. Muy torrellana también es la expresión "trajín", para referirnos a algo que nos tiene muy ocupados y nos ocasiona mucho ajetreo.
Imagen: Wikipedia.









La velocidad y la lentitud (2): irse chutando, va que chuta, salir disparao o escopeteao, con escopeta, correr que se las pela, salir pitando, salir de estampida, échale un galgo, con la lengua fuera

En la entrada anterior vimos que "joparse" era marcharse, escapar o huir, preferentemente sin decir nada ya que interesa que nadie se percate.

Para ello hace falta sentido de la oportunidad y, especialmente, velocidad. Por eso, cuando alguien "se jopa" en Torrellas se dice también que se "se va chutando", es decir, que se va muy deprisa. La expresión proviene del lenguaje futbolístico y sería una hispanización de la palabra inglesa "shoot", una patada fuerte dada al balón con la intención de marcar un gol. (1)

Cuando se dice que alguien "va que chuta" significa también que tiene suficiente con lo que se le ha dado y debe conformarse con ello. "Vas que chutas con la propina, así que no pidas más" sería por ejemplo una frase que oíamos con frecuencia en nuestros tiempos. 

Por otro lado, si "algo va que chuta" significa que marcha o funciona correctamente, de acuerdo con las expectativas esperadas. Suele aplicarse a cualquier actividad, gestión o trabajo con los significados de "ir sobre ruedas" o "ir viento en popa".  (2) En cambio, si una moto "no chuta" hay que llevarla al mecánico porque no funciona.

Además de "joparse" e "irse chutando" en Torrellas también puede uno "salir disparado" o "salir «escopeteao»" cuando va a todo correr, con mucha prisa y tan rápido como un proyectil. Se suele emplear cuando alguien va muy apurado de tiempo o tiene tantas cosas que hacer que no tiene tiempo para nada

Recuerdo también que "hacer algo con escopeta" era hacerlo con extremada rapidez porque solo se tenía el tiempo justo o porque se tenía mucha prisa en terminar. "Ha comido con escopeta", nos decían algunas veces en casa. Ya vemos que la escopeta, en un pueblo de cazadores como Torrellas, da para muchos dichos.

Cuando alguien va "disparado" o "escopeteado" corre "que se las pela", es decir, con tanta fuerza e intensidad que, exageradamente, se afirma que tanta velocidad va a hacer que la persona pierda la piel. (3) Hay tantas y tan diversas teorías sobre el origen de la expresión que no voy a entrar en ellas y solo mostraré un enlace por si alguien quiere saber más sobre ello. (4)

"Salir pitando" y "salir de «estampía»" vienen a tener significados análogos: irse súbita y rápidamente. De  la primera expresión ya hablamos en su momento (5), en cuanto a la segunda, la estampida es una huida, confusa y ruidosa, de un grupo de animalesEs posible también que la frase haya pasado a la lengua coloquial directamente desde el lenguaje taurino, donde se usa cuando el toro se arranca de repente y de forma violenta. (6)

Vaya alguien chutando, disparado, escopeteado, pitando o de estampida, es frecuente que al verlo se diga "échale un galgo", indicando la imposibilidad de alcanzar a quien va muy deprisa. Parece no haber dudas en cuanto al origen de la expresión, que proviene del mundo cinegético y que haría alusión a lo inalcanzables que pueden llegar a ser las liebres y los conejos ni siquiera por los galgos, perros corredores por excelencia. (7)

Y termino ya porque, como los perros, "voy con la lengua fuera". Ellos lo hacen cuando están cansados o tienen calor. Y yo porque con tanto correr ya tengo síntomas de agotamiento.

En la próxima entrada también correremos pero antes nos tomaremos un descanso.



Notas:
(2) Martínez López, J.A. y Myre Jorgensen, A. Diccionario de expresiones y locuciones del español.
(3) (6) Buitrago, A. Diccionario de dichos y frases hechas.
(4) Spanish Stack Exchange.
(5) Ver la entrada "Donde come el tocino, deja la gamella; salir pitando; dejar rastro; la fregada" en este mismo blog.
(7) Doval, G. Del hecho al dicho.
Imagen de Peter Kaul en Pixabay.









La velocidad y la lentitud (1): en un credo, en un santiamén, en menos que canta un gallo, jopar, antes con antes

En esta entrada vamos a poner el foco en muchas locuciones sobre la rapidez y la lentitud a la hora de realizar las tareas cotidianas. Muchas de ellas son torrellanas de pura cepa, aunque no necesariamente exclusivas del pueblo. Otras son utilizadas en cualquier lugar de España.

Uno de los dichos más utilizados por la abuela como sinónimo de hacer algo con rapidez era "en un credo". "Hacemos o venimos en un credo" quería decir que el recado o la gestión a realizar iba a durar un instante o, al menos, un breve lapso de tiempo

Seguro que hoy ya no se usa esta expresión pero parece ser que antes era costumbre medir los pequeños periodos de tiempo con la ayuda de oraciones. Algunas personas hacían un huevo pasado por agua en el tiempo que duraba rezar un credo. Es una muestra más de la influencia religiosa en el habla popular, de la que hemos hablado y seguiremos hablando, y que todavía pervive en expresiones como "en un santiamén". (1)

Durante aquellos veranos torrellanos, cuando volvíamos a casa cansados de jugar y hambrientos, solíamos terminarnos la comida "en menos que canta un gallo", otra expresión que muestra la celeridad con la que comíamos. Esta locución se puede utilizar en múltiples situaciones y posiblemente provenga también de la religión

Probablemente habría que relacionarla con el pasaje del Nuevo Testamento en el que Jesús le dice a Pedro que antes de que cante el gallo le negará tres veces. La predicción se cumple pues, casi en el mismo momento en que canta el gallo, se producen las tres negaciones. (2)

Lejos de preguntarnos el significado de nada, a nosotros lo que nos interesaba era comer y hacerlo rápido para volver a nuestros juegos y actividades lo más rápidamente posible. Por ello lo que más deseábamos era "jopar", es decir, marcharnos inmediatamente y de prisa, que en Torrellas también se dice "antes con antes" y sería similar a "ganar tiempo al tiempo"

Jopar es de origen incierto pero podría provenir del verbo "hopar"= irse, huir, escapar. Y también de "jopo" , como se llama al rabo o cola de ciertos animales, ya que cuando huyen esa es la parte que se muestra a quien los mira. (3)


También se emplea la expresión "¡jopa de ahí!" para decir "¡levántate!" o "¡vete de ahí!". (4) En el fondo todos sabíamos que, si se dirigían a nosotros, nos estaban diciendo literalmente "quítate tú «pa» ponerme yo".

Los dichos y locuciones sobre velocidad y lentitud van a dar para varias entradas

Ésta termina aquí. Me voy jopando para no hacerme pesado.




Notas:
(2) Esacademic.
(3) Raíces de Peraleda.
(4) Marín Royo, L.M. El habla en la Ribera de Navarra.
Imagen: Globovision.